Actuar desde el arte visual: Recorridos desde el autodistanciamiento

Preámbulo

Características antropológicas de la existencia

Desde la perspectiva del psiquiatra y filósofo Víktor Frankl, la angustia es necesaria para responder ante situaciones determinadas, no solo se debe comprender en términos del bienestar humano como lo sería la homeostasis, sino que nos invita hacia la búsqueda de sentido que una situación específica nos muestra y que nos confronta con nuestras posibles respuestas. “El hombre no necesita realmente vivir sin tensiones, sino esforzarse y luchar por una meta o una misión que le merezca la pena”[2]. Al reconocerse la tensión no solo se puede transitar dentro de uno mismo sino dirigirse hacia afuera (hacia el mundo) y siendo relacional (hacia los demás).

Frankl menciona que el ser humano por sí mismo en su dimensión espiritual, posee dos características que le son inherentes: la autotrascendencia y el autodistanciamiento. Si éstas se retoman, como recursos, entonces son intencionales en sentido fenomenológico. Por un lado, tenemos el autodistanciamiento que se denota en un doble sentido en cuanto a la distancia hacia sí mismo/a y también hacia la situación, y consiste en cómo una persona puede verse desde fuera y vislumbrar los elementos que lo conforman, tanto a sí mismo/a como a su experiencia. “El hombre puede tomar distancia no solo de una situación, sino también de sí mismo. Puede elegir una actitud ante sí mismo. Al hacerlo, realmente toma posición con respecto a sus propios condicionamientos y determinaciones somáticos y psicológicos”[3]. Por otro lado, la autotrascendencia se dirige hacia el mundo y hacia el otro, hace referencia a cómo ésta redirige al ser humano hacia más allá de sí mismo/a, en la medida en que sus actos se olvidan de sus necesidades propias y se convierten en actos intencionales hacia afuera.

Ambas características desempeñan su cometido en la medida que cada uno de nosotros/as toma distancia de lo psicofísico, sobresaliendo la capacidad de respuesta para confrontar una circunstancia. Esto mismo se relaciona con la angustia y con cómo confrontamos el sufrimiento; es decir, tanto con las condicionantes psicofísicas como con las restricciones en lo espiritual. Estos recursos espirituales deben ser ocupados en el presente para visualizarlos hacia una utilidad en su futuro, con una mirada prospectiva: “La responsabilidad humana se basa, pues, en el ‘activismo del futuro’, en la propia elección de posibilidades a partir del futuro, y en el ‘optimismo del pasado’, es decir, tornando estas posibilidades en realidades por medio de rescatarlas del puerto del pasado”[4].

Autodistanciamiento como recurso

Considerando la visión frankliana, el arte puede proceder desde el autodistanciamiento, aplicándolo en aquello en donde nuestra atención se ha desviado. Esta capacidad de distanciarse circunscribe los procesos de aprendizaje, por lo que una persona puede recopilar, evaluar y producir información relacionados no solamente con el conocimiento sino también con las emociones, con lo que ejerce una regulación de sus actos, que lo llevan a una autoconciencia de las situaciones e internalizarlas. Al hacer uso de este recurso se despierta el principio de un desarrollo interno; en este caso, el autodistanciamiento se puede activar a través de la investigación y producción artísticas, ya que conciben el mundo desde otras formas, otros lenguajes y otros conocimientos. “El sentido a través de la unicidad puede encontrarse en cualquier empleo. (…) La creatividad es una guía a la unicidad y el sentido. Se debe tener consciencia de ese tesoro y aprender a utilizarlo”[5].

Mi práctica como artista visual se ha centrado en la pintura y el dibujo[6]. A su vez, a través de la investigación que he estado desarrollando, se ha respaldado desde la fenomenología y desde cómo se enuncia la percepción de la realidad (tomando en cuenta algunos autores y sus propuestas). “De hecho, la fenomenología es un intento por describir el modo en que el hombre se comprende a sí mismo, la manera en que interpreta su propia existencia, más allá de patrones de interpretación y explicación preconcebidos”[7].

De la manera más simple en que se puede ejemplificar esta noción fenomenológica, es imaginarnos que tenemos entre las manos un cubo, que sabemos consta de seis caras; es decir, tenemos un conocimiento previo y parcial que nos indica de qué trata un cubo. Pero cuando lo observamos, sólo podemos ver tres caras al mismo tiempo y para ver las otras tres debemos rotarlo, no vemos el objeto en su totalidad, sino que la experiencia nos hace percibirlo en partes. A esto Edmund Husserl lo nombró “escorzos”, lo cual desde lo artístico es más simple evidenciar cuando dibujamos un escorzo, el cual se refiere a una “representación artística de una figura humana u objeto en posición oblicua o perpendicular al nivel visual del espectador; su longitud se reduce por efecto de la perspectiva”[8], sabemos que lo observado no está presentando todas las caras. Esta definición se puede complementar por lo mencionado por Rudolf Arnheim, entonces tendremos un panorama más amplio:

El término “escorzo” se puede emplear de tres maneras diferentes: 1) Puede significar que la proyección del objeto no es ortogonal, esto es, que su parte visible no aparece en toda su extensión, sino contraída proyectivamente. (…) 2) Aunque la parte visible del objeto venga dada en toda su extensión, se puede decir de una imagen que está escorzada cuando no suministra una vista característica de la totalidad. (…) Es únicamente nuestro conocimiento del aspecto exterior del modelo lo que nos lleva a considerar estas vistas ortogonales como desviaciones de un objeto de forma diferente; el ojo no lo ve. 3) Geométricamente, toda proyección implica escorzo, porque todas aquellas partes del cuerpo que no son paralelas al plano de proyección ven alteradas sus proporciones o desaparecen parcial o totalmente.[9]

En el momento en que cuestionamos ese conocimiento natural, cotidiano, se abre la posibilidad de otro conocimiento. Esto se refiere que, por ende, realizamos descripciones más que interpretaciones adoptando una actitud filosófica ante el objeto. Trabajar reiteradamente sobre una imagen, permite recabar información en cada dibujo o pintura que se hace, debido a que la idea inicial se modifica, se buscan otras alternativas para acercarse a un efecto esperado y también se comprende que cada uno tiene sus propiedades particulares. Se trata de ajustar nuestra actitud ante la situación o de sí mismo/a más que someternos ante “lo determinado psicofísicamente”. La cuestión de la actitud natural está presente, por lo que la “captación neutra” de la experiencia es una aproximación para ver los distintos escorzos y, a su vez, más posibilidades del objeto, describirlo y lograr una ecuanimidad del mismo, ya que el objetivo radica en distanciarlo.

Figura 1. Arámburu, J. (2017). De arriba hacia abajo: Tres distintas exploraciones en acuarela. [Dibujo]. Acuarela sobre papel marquilla. 34 x 74 cm.
Figura 1. Arámburu, J. (2017). De arriba hacia abajo: Tres distintas exploraciones en acuarela. [Dibujo]. Acuarela sobre papel marquilla. 34 x 74 cm.
Figura 2. Arámburu, J. (2017). Boceto final para EH2. [Dibujo]. Acuarela sobre papel Murillo. 30 x 80 cm.
Figura 2. Arámburu, J. (2017). Boceto final para EH2. [Dibujo]. Acuarela sobre papel Murillo. 30 x 80 cm.
Figura 3. Arámburu, J. (2017). Desolación: ¿te quedas o te vas? [Dibujo]. Acuarela y lápiz de carbón sobre papel Fabriano, 40 x 84 cm.
Figura 3. Arámburu, J. (2017). Desolación: ¿te quedas o te vas? [Dibujo]. Acuarela y lápiz de carbón sobre papel Fabriano, 40 x 84 cm.

En este punto, las prácticas artísticas visuales me han permitido captar y registrar esos procesos internos en la reiteración de la imagen como una estrategia de producción, pues se relaciona con la manera en cómo centramos nuestra atención ante las vicisitudes. A través de las exploraciones creativas, trabajar con las imágenes una y otra vez, permite recabar información diferente cada vez que se realiza un boceto, pues los trazos al dibujar no son los mismos. La repetición de una sola imagen permite generar distancia, se puede observar la situación, o a sí mismo/a, con más detenimiento, como objeto, dejando de lado aquellos factores que nublan e impiden ver las diversas soluciones al problema o las ondulaciones de índole emocional, psicológico y/o racional. [Véanse las figuras 1, 2 y 3]

Esto me lleva a ejemplificar lo anterior, revisando el trabajo de Edward Hopper[10]. Cabe aclarar que el ejemplo mostrado, es una interpretación propia y no significa que el trabajo del artista se haya realizado bajo lo anteriormente descrito. Hopper realizó repetidos estudios previos, bocetos y reproducciones de memoria, con constantes anotaciones para realizar posteriores composiciones. Sus estudios previos nos ayudan a comprender un poco más la observación de su entorno, detalles en los que se detenía y las modificaciones que realizaba en cada uno. En esta constante repetición, encontramos sus notas sobre la luz y el color que miraba en los objetos y en el paisaje. La particularidad en cada uno de sus dibujos muestra las diferencias entre sí, haciendo que cada “boceto” tenga una visión propia sobre la misma imagen percibida por el artista. [Véase la figura 4]

Figura 4. Las imágenes retomadas son del artista Edward Hopper, de su obra “Nighthawks”, así como sus dibujos derivados. Las imágenes fueron tomadas de Whitney Museum of American Art, sobre la exposición “Hopper Drawing” realizada en Mayo-Octubre de 2013. Retomado de: https://whitney.org/exhibitions/hopper-drawing
Figura 4. Las imágenes retomadas son del artista Edward Hopper, de su obra “Nighthawks”, así como sus dibujos derivados. Las imágenes fueron tomadas de Whitney Museum of American Art, sobre la exposición “Hopper Drawing” realizada en Mayo-Octubre de 2013. Retomado de: https://whitney.org/exhibitions/hopper-drawing

Conclusión

Más allá de la comprensión de las vías del autodistanciamiento, el recorrido que se realiza a lo largo del proceso creativo y de distanciamiento, que se van dando a la par en un trabajo artístico, sutilmente, comienzan a abrirse posibilidades hacia la autotrascendencia. Tal vez no tan evidentemente como sucede con el autodistanciamiento, en tanto, se va comprendiendo, regulando y proyectando uno/a mismo/a con las constantes repeticiones. Quizá comienza palpando ese territorio, en tanto que se encuentra una vía de diferenciación con recursos particulares del ser, y porque pueden vislumbrarse valores cuando se observa a distancia, además de reflexionar sobre lo sucedido y lo aprehendido en la vivencia.

Esto mismo me hace redundar sobre los recursos que tenemos a nuestro alcance, entre la conexión teoría-proceso-práctica, y que el ser humano, efectivamente, encuentra las vías necesarias para su expresión y comprensión del mundo, a través de todo aquello que realiza, a lo que va forjándole un sentido, ante sí mismo/a, ante los demás y ante el mundo. “Las posibilidades que se le abren a cada hombre de por sí y exclusivamente a él y para él, son posibilidades tan específicas como las que brinda cada situación histórica concreta, que sólo se presenta una vez en la vida”[11].

Las imágenes son de la autoría del artista Edward Hopper, de su obra “Nighthawks”, así como de sus dibujos derivados. Las imágenes fueron tomadas de Whitney Museum of American Art, sobre la exposición “Hopper Drawing” realizada en mayo-octubre de 2013.[12]

Fuentes de consulta

  • Arnheim, R. (2006). Arte y percepción visual. 2a reimpr. de 2a ed. Madrid: Alianza.
  • Arroyo Fernández, M. D. (1997). Diccionario de términos artísticos. España: Alderabán.
  • Fabry, J. (2014). Señales del camino hacia el sentido. Descubriendo lo que realmente importa. 5a reimpr. México: Ediciones LAG.
  • Frankl, V. (1979). El hombre en busca de sentido. Barcelona: Herder.
  • Frankl, V. (1994). Psicoterapia y humanismo. ¿Tiene un sentido la vida? 3a reimpr. de la 2a ed. México: FCE.
  • Frankl, V. (2002). Fundamentos y aplicaciones de la Logoterapia. Buenos Aires: San Pablo.
  • Frankl, V. (2012). Psicoanálisis y Existencialismo. 14a reimpr de la 2a ed. México: FCE.

Psicóloga, Psicoterapeuta y Artista Visual. Licenciada en Psicología y Maestra en Artes Visuales, por la UNAM. Actualmente, está por ingresar al Doctorado en Artes y Diseño en la UNAM.
Es profesionista independiente en dos campos, desarrollando una perspectiva multidisciplinar en Investigación en Procesos Psicosociales y Culturales, Psicoterapia con especialidad en Logoterapia y Análisis Existencial, y Educación Artística. Dentro del campo artístico, ha comprendido una trayectoria de 20 años, con una práctica en dibujo y pintura, ha impartido clases particulares a población infantil, adolescente y juvenil (de manera presencial y en línea), y ha participado en 21 exposiciones colectivas.

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