Paisaje Distópico

Noviembre de 2017

Cartel_paisajedistopicoMuchos son los artistas que se han visto seducidos por los paisajes urbanos, retratando su plena vitalidad y auge, o su decadencia y decrepitud en forma de ruina. Las ciudades, cuál campo de batalla o arena de combate, entretejen y contienen día a día las tensiones entre aquellos que las habitan; de esas interacciones se desprenden tensiones entre lo público y lo privado, lo que es de todos y lo que es de nadie, algo difícil de definir, pues en su naturaleza cambiante y metamórfica se genera un territorio plagado de señaléticas y accidentes urbanos, ordenamientos quebrados, baldíos y solares olvidados, son la decadencia; la ciudad comienza a contener ciudades y por tanto mundos. El genius loci de la ciudad está en constante construcción y destrucción, la ciudad crece y muere constantemente, ininterrumpidamente, y aun en su decadencia, da muestras de vitalidad, de nuevos usos y nuevas relaciones humanas, por ello hay ciudades llamadas eternas como Roma, o aquella mítica ciudad de los inmortales de Borges.

Un tianguis en Iztapalapa, un sistema de transporte en Tokio, o un invisible edificio de 8 pisos en el paisaje taxqueño, todos ellos expresan en sus muros y cimientos los problemas susceptibles de ser abordados desde la perspectiva del arte contemporáneo.

México, posee debido a su pasado colonial, numerosas ciudades de singular belleza, cargadas de monumentos históricos; ello, aunado a un clima benigno y variadas bellezas naturales, lleva al país a tener ingresos significativos derivados del turismo; Taxco no es la excepción, a lo largo del año hay una gran afluencia turística, sin embargo, dicha afluencia podría en realidad parecer insuficiente, o estar estancada, en buena medida por falta de políticas públicas que contribuyan a mejorar el paisaje urbano y rural, así como los servicios e infraestructura de una ciudad que se dice con vocación turística.

Sin embargo, el sentir del ciudadano se aleja de los problemas del paisaje, de la funcionalidad de sus viviendas, o de los espacios públicos que utilizan en su vida diaria, concibiendo un imaginario equivocado de su ciudad, que crece de manera caótica en sentido opuesto a la idea del slogan “Pueblo Mágico”, es decir, que hay una realidad urbana en plena decadencia alimentada por un imaginario proveniente de la publicidad y de algunos momentos culturales e históricos afortunados que se dieron en Taxco.

El problema que tocan estas composiciones fotográficas, es el crecimiento urbano de la ciudad y sus consecuencias sobre la sociedad, su habitabilidad y relaciones humanas; así como los diversos agentes que participan en ella, como las decisiones emanadas desde el Estado, la toma o la ausencia de ellas o la conducta de supervivencia y dominación del territorio y su naturaleza que ejerce una familia de escasos recursos que, tabique a tabique construye un conjunto de habitaciones en algún intersticio del trazado vial y de las laderas montañosas, donde se perciben los usos de suelo y adaptación al medio que conforman parte del paisaje urbano de Taxco: tendederos de ropa en los balcones, azoteas sin marquesinas, castillos expuestos para un segundo o tercer piso y tanques plásticos negros que se asoman sobre los imaginarios e imaginados tejados rojos…

Alejandro Quezada Figueroa

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