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Virtualidad

De lo digital a lo dactilar. La reconversión de la virtualidad al arte tangible

Por Jorge Santana.–

En su carácter experimental, estas líneas buscan ejercer un contrapeso en la inercia que representa la irrupción desmedida de la imagen digital en el arte actual; y, asimismo, esbozar algunas directrices que ayuden a concientizar las dimensiones menos debatidas en torno a la tendencia global de las expresiones virtuales frente al arte visual tradicional. Concretamente, se abordará una de las alternativas estéticas que atienden este desafío, la cual consiste en destacar la materialidad como concepto ante el paradigma de un arte cada vez más tecnológico y des-objetualizado.

En su ensayo Conceptos viajeros en las humanidades, la escritora holandesa Mieke Bal (Bal, 2006) nos revela que los conceptos son la esencia sucinta de las teorías y que contienen un potencial reflexivo en sí mismos; pero no sólo eso, como el título indica, los conceptos son fenómenos humanos que viajan en el tiempo y hacen que su significando se transforme a la par de los paradigmas por los que atraviesa nuestro apercibimiento del mundo. Los conceptos caben a veces en una o en un par de palabras atrevidas, en términos que semánticamente se ven cargados en un contexto preciso, tal como ahora es el caso de la dupla adjetiva elegida para arrancar este breve estudio: ‘digital’ y ‘dactilar’.

En la definición para ambas voces, en el Diccionario de la RAE, es curioso encontrar aún en primera instancia de cada una de sus acepciones una leyenda común: “perteneciente a los dedos” (Real Academia Española, s.f., definición 1). Esta suerte de defensa, de ponderación corporal en el significado, puede resultar tiernamente grata si pensamos que ante la locución ‘digital’, ya casi nadie piensa en los dedos de la mano y en la correspondencia desprendida de ahí, que es la de contar como un niño con un dedo, es decir, el principio de la tecnología que procede del simplísimo hecho de alzar y bajar un dedo, o sea, de generar un mínimo acto binario. También es curioso que la palabra ‘digital’, en el presente, sea justo una analogía contraria al término ‘analógico’, que es otra analogía. Aunque eso es historia aparte (Belting, 2007, p. 51).

Si hace unas cuantas décadas alguien hubiera mencionado el concepto de ‘escritura digital’, o de ‘dibujo digital’ era obvio que se refería a esgrafiar con el dedo alguna superficie para inscribir algo, un mensaje o una figura, ya fuera en la arena de la playa o en un cristal empañado, nada más (Diccionario Etimológico Castellano en Línea, 2022); eso, y no algo como la acción que, por ejemplo, ejerzo ahora en un teclado, tanto digital como dactilar, para registrar estas reflexiones. Nuestra búsqueda conceptual se extendería hacia enormes latitudes si nos detuviéramos a repasar acciones relacionadas, como los cambios que ha tenido el propio concepto de ‘imagen’ o de ‘escritura’ (como en ‘asesoría de imagen’ o de ‘escritura genética’, respectivamente, etc.) Más temprano que tarde, nos daríamos cuenta de que el mundo de las palabras se ha transformado y desfasado del mundo de las cosas y, por supuesto, de su origen históricamente rastreable.

Jorge Santana. iPad Bloqueado de Antonello da Messina (I). (Detalle). Óleo sobre tela. 140 x 105 cm. 2018

Para no desplegar un mero discurso filológico, he de mencionar que, dentro de este ilimitado conjunto de transformaciones, si observamos con detenimiento, es posible identificar algunas tendencias estructurales que nos ayuden a entrar en materia de arte e imagen, como es nuestro caso. Partiremos del ejercicio de una conciencia ordinaria: el hecho de que la presencia de internet ha multiplicado exponencialmente el flujo de las imágenes, de su visión cotidiana y, con ello, ha exacerbado la presencia de la cultura de la imagen digital en el sujeto y en el artista promedio, democratizando su uso a grados insospechados y atrayendo una pluralidad de ámbitos a los que habría sido imposible acceder hace apenas treinta años. Podríamos resumir esta idea diciendo simplemente que nunca el humano había resultado un ente tan visual y tan dependiente de las imágenes, ahora digitales, así sea un artista o no. En ese sentido, la tecnología es atractiva porque, de algún modo, se la ve semejante a la magia (Clarke, 2018).

Ante este acontecimiento, de una injerencia mayor que la cultura del libro, ha ocurrido un fenómeno de fondo; por completo afincado en días recientes, y que conocemos perfectamente como ‘virtualidad’ o ‘vida virtual’; lo cual se potenció al máximo durante la parte inicial de la pandemia de Covid-19[1] con el trabajo en confinamiento. Justamente es la inclusión de este “campo” lo que ha terminado por separar la vida cotidiana en dos modalidades de cognición a todas luces reconocibles: la virtualidad y la presencialidad, extraña palabra esta última que el auto corrector de texto todavía no identifica como tal; pues no es exactamente presencia, sino algo que enfatiza su cualidad física.

Cuanto aquí nos concierne es observar cómo estas tendencias lingüísticas operan precisamente en el espacio y cómo éste se sublima o se extrapola al hecho de la mirada. Digamos que se trata de algo físico y sensible a lo que se le ha restado ciertamente su fisicidad. Se trata también de reconocer que este desplazamiento ha venido presentándose cada vez más acentuado, no sólo en la vida en sí, sino en hechos sociales como la educación y el arte; y como si en las manifestaciones humanas estuviera operando de fondo una disposición a des-objetualizar o desmaterializar muchas circunstancias de la vida misma. Piénsese en los nuevos significados que ahora tenemos para vocablos como: portal, ventana, correo, sitio, red, fuente, nube, navegación, etc.; indefectiblemente encontramos una disposición a metaforizar el espacio físico por una concepción más mental y visual, algo indeterminado en lo tangible, pero afincado en el imaginario, semejante a como se entendía la noción de ‘cielo’ en la antigüedad.

Jorge Santana. Filmes de pintores (Netflix) I. Óleo sobre tela. 100 x 142 cm. 2020.

En lo tocante al arte, es posible notar que, antes de la era de internet, ya se avecinaban algunos conatos de volverlos objetos estéticos-físicos en eventos estéticos-mentales que se desentendieran de su atavío con la materialidad como si su belleza no estuviera en el elemento que encarnaban, sino en el mundo abstracto de las ideas. Una prueba de ello la da el discurso del libro de Lucy Lippard, Seis años: la desmaterialización del objeto artístico, de 1966 a 1972 (Lippard, 2004), en donde se nos habla del proceso de conceptualización (des-objetualización) que el arte ejerció sobre la tradición de la existencia de la ‘pieza’, ahora en favor del ‘evento’ y de la inclusión de los discursos filosóficos en las representaciones del arte; el cual, poco a poco, cambió su sede y se fue acercando a una autoridad que hasta entonces era más propia de la filosofía y el lenguaje escrito, que del espacio y la materia, como lo constata el resto de la historia del arte.

Por supuesto, la naturaleza transpolar de lo tangible del arte hacia lo filosófico se acusa también en la aparición de un nuevo cansancio visual (recuérdese otro libro sobre ello: Ojos abatidos, de Martin Jay (Jay, 1993) venido del consabido hartazgo de la inclusión de discursos en las imágenes y de la apropiación de las mismas en su inabarcable límite y, más tarde, ante su nuevo menú en el lugar común y el cliché tras la aparición de las redes sociales y la estandarización, no sólo de la imagen, sino de los estilos artísticos y los procedimientos para la creatividad, antes ciertamente más individualizados. Y es que era evidente que, entre más se socializara el mundo del arte y la imagen (en este caso a través de internet), más se hallarían por doquier patrones repetidos y estéticas ajustadas a las nuevas modas del hacer; de lo que, por más disidente que se pretenda ser como artista, simplemente no hay escapatoria. En todo caso, es esta un arma de dos filos que empodera rápida y paradójicamente el cliché ante el ímpetu de innovación; llevando, como apuntaba Niklas Luhmann, el arte hacia un rumbo cada vez más social (Luhmann, 2005).

En cuanto a las imágenes, si sumamos el asunto de la desmaterialización de la obra artística y el cansancio visual acusa de los discursos teóricos y de la multiplicación de la imagen digital, estaremos de frente a un escenario del arte visual y de la imagen por completo distinto al de hace apenas unos años. Esto es evidente si reparamos en que hoy en día, aun los que, de uno u otro modo, nos dedicamos al arte contemplamos mucha más pintura en la red que en cualquier galería o museo. Y no sólo eso; sino que, más que nunca en la historia del arte nos enfrentamos a imágenes recicladas y reiterativas que buscan, a toda costa un aura de novedad en estéticas prefabricadas como el cómic, los íconos cinematográficos, la parodia de clásicos, etc.

Jorge Santana. Filmes de pintores (Netflix) II. Óleo sobre tela. 100 x 142 cm. 2020.

Pero dejando a un lado las sobradas y supuestas ventajas de la cultura visual digital, aboquémonos ahora a los desafíos y menoscabos que el curioso de la imagen o el creador en general debe tener en cuenta. La imagen digital está condenada a varios factores. Por ejemplo, a las distintas proporciones de los soportes y a la visualización cromática del dispositivo en que se la aprecie; no tiene escala objetiva, precisa conocimiento del uso de aparatos, es plana, por supuesto, carece de texturas y su disponibilidad exige energía eléctrica (en cables o baterías) para hacerse visible; además de que, conceptualmente, está hermanada al cambio, a la fugacidad y, con ello a ser desechada y olvidada.

En su libro Antropología de la imagen, Hans Belting hace énfasis en la necesidad de elaborar una historia puntualizada de la imagen; de ello, destaca, por ejemplo, la función primordial del propio cuerpo en la apreciación e incorporación cognitiva de las imágenes; en cuanto a las pantallas, Belting observa en ellas un rol de espejo, cuya fantasmagoría relega nuestra presencia física a cambio de la transmisión de un contenido limitado y simbólico (Belting, 2007, p. 7), cuyos intereses se ven fácilmente dirigidos por los agentes que inundan los medios con fines propios. De modo que se vuelve mucho más sencillo acudir a cierto tipo de imágenes digitales y de ciertas fuentes (como las redes sociales) que a otras menos auspiciadas y, en el más extremo de los casos, que no cuentan todavía con un registro digital ni con el aval de su propagación.

Otra de las cosas que son dignas de tener en cuenta es que la imagen digital, a pesar de antojarse por completo virtualizada, depende forzosamente de esa pantalla (o proyector) para ser emitida. Este objeto mitad vivo, mitad inerte cuando está inactivo o apagado, ha sido paradójicamente poco estudiado en el arte a nivel fenoménico. No hace mucho, los estudios del arte a partir de la cultura y la imagen refrescaron una perspectiva que los antiguos griegos llamaban “parergon” (Derrida, 2005 y Ascott 2003); con lo que se referían justamente a todo lo accesorio y ornamental con que el arte parecía venir amalgamado en su manifestación: escenarios, paredes, pedestales, bases, marcos, telas de fondo, etc. Y, efectivamente, ¿qué era el arte sin todo eso que, de alguna forma, le daba lugar?

Contrario a lo fútil que ello parecería, con la evolución del arte en el mundo de las ideas, tal reflexión cobró tintes revolucionarios que nos empezaron a hablar, ya no sólo del contenido o de la forma; sino, más bien, de una anti-forma (Morris, 2000), es decir, una elevación del contexto del arte que, al modificarse él mismo, transformaría igualmente el apercibimiento de lo que es una obra, en el sentido completo del término, admitidas sus fronteras. Encontramos, incluso, un conceptualismo en el arte propio del parergon, como en Eva Hese que, en 1966, muestra una obra llamada Colgadura, la cual consiste en un marco vacío con su cable de colguije en el piso; o bien, la oleada de pintores que pintaron sobre los marcos o los soportes escultóricos, aun sin contenidos en ellos, un tanto a lo Marcel Duchamp, por no citar a los cientos de artistas de aquella época que, precisamente, basaron su conceptualismo visual en la inversión de los soportes y los contextos habituales del arte tradicional, y cimentaron, en este diálogo paródico, todo el sentido de su arte.

Ciertamente, una ausencia de forma no es un vacío en el sentido estricto de la palabra; sino de algo que, por no captar toda la atención, hace patente no obstante un significado, más allá de que se la considere una entidad autónoma o sencillamente se la ignore. Es algo que ocurre en la distancia entre un museo y una bodega de trebejos, del land art al arte miniatura, desde un título hasta aquello que nombra. De modo análogo, podemos entender esto como un ámbito o escenario que subraya la presencia. Por ejemplo, ¿qué serían la escritura sin el espacio, la música sin el silencio y la visualidad sin su consabida abstracción?

En la actual manera de vivir, cada vez más virtual y aferrada a la tecnología, a diferencia de los objetos tangibles del arte, los límites de las imágenes desplegadas en pantallas son de una evanescencia casi cruel. Una pantalla entonces es a un tiempo contenedor y frontera de cuanto emana; el lugar físico en donde se la aloje es indeterminado: un escritorio, un aula, un buró, el bolsillo, etc.… Un libro “acaba” en el librero; una escultura que descansaba en el garaje vuelve a ser obra cuando al fin se le consiguió un soporte adecuado para ser apreciada; una pintura es encuadrada por un paspartú y, a su vez, por un marco que luego se coloca en alguna pared, etc. No obstante, cuando una imagen digital es vista, y por más que se la tome en cuenta, ésta se encuentra latente de morir a cada instante, al cerrar de la computadora, al tomar una llamada en el celular, al cambiar de aplicación, etc. Es como si no fuera nada, un fantasma en el que se cree mientras está enfrente. Pues, como ellos, en un principio cuántico, existe y no existe al mismo tiempo. Es ésta una de las anti-formas de lo digital: una pantalla luminosa no aspira al estatismo, sino apura su cambio, se la quiere deslizar por otra, apagar, etc. Este dinamismo es parte de su verdadera “estética” ontológica, en que la urgencia es clave. Y hasta un bebé de un par de años, ante una pantalla, busca incidir en ella y deslizar sus dedos para poder ver otra y otra imagen.

Es obvio que esta suerte de fantasmagoría se la imputamos a todo lo que la luz muestra y oculta: sombras, reflejos, archivos borrados, aparatos ya sin energía. No obstante, existen otras fantasmagorías propias del mundo tangible que se hallan entre nosotros bajo forma de gestualidad, de otros lenguajes, como cuando hojeamos un libro con algunos atisbos de frases, de los forros al índice, y con sólo unos instantes de lo que supondría su lectura completa, somos capaces de entender sobre él; como si se tratara de un idioma fenoménico, un leer de labios, de apercibimientos con que precisamente nos habla el parergon. Cada vez son más las empresas y galerías de arte que han querido tomar cartas en el asunto al exponer, vender, e incluso, rentar como plan temporal tipo streaming, pantallas con contenidos de arte en gran resolución de imagen, que formen una especie de red, de colección exclusiva. La lista es cada vez más grande Aura y Gear Brain, ArtCast[2] e, incluso el MoMa[3] mismo.

Repasemos la ontología de lo que hasta ahora se conoce como arte digital. La cultura digital, escenario de la actual vida virtual y pandémica, es un fenómeno tan poderoso, que disuelve la realidad a su paso y, con ello, el propio contacto presencial y físico con el arte tradicional. A tal grado es así, que designaciones como “pintura digital” no tienen nada de pintura y todo de digital. Cada vez, tanto museos como políticas culturales presentan a los numerosos usuarios-espectadores nuevos modelos de exposición de arte en donde las pantallas son el soporte principal. Espacios como el emblemático Museo Georges Pompidou[4], en París; o el MoMa, en Nueva York; también como el MUAC[5] y el Centro de Cultura Digital[6] en la Ciudad de México (además de las exposiciones mundiales como Van Gogh Alive[7], etc.), dan prueba de la enorme e irrefrenable tendencia con que la imagen digital se abre paso en el arte, tanto a modo de nostalgia y parodia del arte pasado, como a modo de interacción que incorpora cada vez más las nuevas facultades de la tecnología y las experiencias inmersivas, detonadas por sensores, interacciones, multimedia, mapping, etc.) ¿Hasta dónde, si lo hubiera, el verdadero espíritu del arte puede habitar ahí? No nos equivocaremos al afirmar que, paradójicamente, esta serie de fenómenos ha dispuesto en gran medida el statu quo del arte, en el que el artista puede no ser más el hacedor directo de su pieza, y sí el autor intelectual de su obra, aunque no la toque nunca.

Lo que aquí nos llama la atención es justo otra tendencia, no muy patentizada, que se interesa por revelar, o dejar al descubierto, aquellas hegemonías con que la imagen digital nos ha capturado sin permitir ser cuestionada ni denunciada ante la propia mirada del arte, y estas son, por ejemplo, la forma en que lo digital ha absorbido al arte de la tradición, y cómo demanda una inversión económica para acceder a ello y, por supuesto, la enorme cantidad de mensajes comerciales y marcas con que se la entremezcla, su necesidad de renovación de soportes a causa de su obsolescencia constante, su confinamiento generacional y, con ello, el requerimiento de un constantemente renovado alfabetismo visual, además de la necesidad de conocimientos técnicos, etc. Por otro lado, el internet impuso una ontología cartesiana a la imagen, la colocó en una trama de coordenadas de la cual no se puede escapar, un código alfanumérico: mapa único que deja atrás por completo lo heurístico de la imagen del arte y lo coloca dentro de lo algorítmico; en aras del lenguaje escrito.

Sopesar estos dilemas es tener en cuenta justamente la facultad de resistencia ante el statu quo y proponer que algunos aspectos de la cultura imperante se incluyan en el argumento artístico, sin tener por fuerza que acudir a sus exigencias y a los costes que, en este caso, implica la tecnología digital. De las posibles rutas que cuestionen esta nueva manera de experimentar el arte de la imagen que se va autoimponiendo en los modos de ver, podríamos hablar de una necesidad por “desvirtualizar” los contenidos digitales y, de algún modo, hacerlos notar desde su antípoda, es decir, desde la materialidad. Esto implica abordar esa idea de metaforización de la realidad justo en un sentido de opuestos, es decir: no ya de cómo vida y arte se vienen virtualizando; sino cómo es que lo digital puede buscar, asimismo, una salida hacia lo tangible, para ser reincorporado como un regreso conceptual, sobre todo, a partir de la estética y el arte mismos, cambiando así el flujo habitual de interiorización de lo virtual (lo dactilar por lo digital), hacia la exteriorización que representa la obra de arte palpable; lo cual ciertamente es un fenómeno de resistencia, significativo en sí, y que no implica en absoluto una regresión nostálgica a las artes plásticas y sus parámetros académicos de composición, forma y equilibrio; sino una reconsideración de la propia plástica a modo de actualización, de aire nuevo.

Jorge Santana. Impresiones de Facebook. Mixta sobra papel. 46 x 60 cm. 2021.

Ya desde hace dos décadas, y de modo visionario, en su libro El retorno de lo real, Hal Foster (Foster, 2001) nos habla justamente de esta necesidad innata del arte. El cosmos de las ideas ha penetrado las artes marginalizando muchas exigencias expresivas que ahora piden volver. La presencia del cuerpo es clave en esto; ese es el retorno; como se dijo, no tanto el de la tradición en su estética formal, sino del conocimiento que el arte contemporáneo no dejará de ser a estas alturas un fenómeno de postproducción, en el que reinará la apropiación, la cita y la copia deliberada de imágenes (Bourriaud, 2007, p. 8); el retorno a una vida más biológica que simbólica, que requiere conciencia ante una cultura cada vez más globalizada, la cual se ha propuesto como un no-lugar. Esto supone una contingencia distinta a la añoranza con que lo digital absorbe el pasado; supone, más bien, un retorno de realidad en la que todo convive, con todas sus excentricidades, como la vida virtual, con su banda de correr y su pantalla de Zoom, con su vigilancia digital y su analfabetismo marginador al lado de tantas otras rudezas.

Pero nos quedan pocas páginas en este recorrido y es necesario ahora plantear algunas posibilidades lúcidas que, al menos, acrecienten nuestra consideración sobre este fenómeno y ofrezcan diálogos y soluciones. Que el arte precise conciencia, es decir, plantear algún grado de desafío a lo establecido es algo que ya no está en cuestión. De mano de la filosofía, no es casual que el arte contemporáneo haya adoptado incluso sus verbos-meta, como cuestionar y problematizar; dejando de lado sus razones ornamentales (Kosuth, 1991). ¶

[Publicado el 8 de mayo de 2023]
[.925 Artes y Diseño, Año 10, edición 38]

Fuentes de consulta

  • Ascott, R. “Behaviourables and Futuribles”, Siles, K. y Selz, Theories of Modern Art (Los Angeles: University of California, 2003).
  • Belting, H., Antropología de la imagen, Katz, 2007.
  • Bal, M. “Conceptos viajeros en las humanidades”. Revista Estudios Visuales 3 (2006): 27-78.
  • Bourriaud, N. Postptroducción, Adriana Hidalgo, 2007.
  • Clarke, A. C. “Cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”, en: https://lab.cccb.org/es/arthur-c-clarke-cualquier-tecnologia-suficientemente-avanzada-es-indistinguible-de-la-magia/, 2018.
  • Derrida, J. De la gramatología. México: Siglo XXI, 1986.
  • Foster, H. El retorno de lo real: La vanguardia a finales de siglo, Madrid: Akal, 2001.
  • Jay, M. Ojos abatidos: la denigración de la visión en el pensamiento francés del siglo XX, Madrid: Akal, 1993.
  • Kosuth, J. Art After Philosophy and After, Collected Writings. Cambridge: Institute of Technology, 1991. (Traducción: La Sonora, en: Álbum 1. Es Difícil Arruinar una Buena Idea: Algunos Textos Sobre Arte Conceptual, 1969, http://lasonora.org/pdfs/album1/elartedespuesdelafilosofia.pdf, (consultado el 11 demarzo de 2015).
  • LeWitt, Sol. “Frases sobre arte conceptual”. La Sonora. http://lasonora.org/pdfs/album1/parrafossobrearteconceptual.pdf (consultado el 3 de julio de 2015).
  • Lippard, L. Seis años: la desmaterialización del objeto artístico, de 1966 a 1972. Madrid: Akal, 2004.
  • Luhmann, N. El arte de la sociedad. México: Herder, 2005.
  • “Origen de las palabras”, etimología de ‘escritura’, 2013. http://etimologias.dechile.net/?escritura (consultado el 17 de junio de 2022).
  • Morris, Robert. “Anti-Forma”. La Sonora: textos selectos. http://lasonora.org/pdfs/album1/antiforma.pdf (consultado el 2 de febrero de 2015)
  • Real Academia Española. Diccionario de la lengua española (22.a ed.) 2013, http://www.rae.es/rae.html (consultado el 215 de julio de 2022).

[1] La COVID-19 es la enfermedad causada por el coronavirus conocido como SARS-CoV-2. La OMS tuvo noticia por primera vez de la existencia de este nuevo virus el 31 de diciembre de 2019, al ser informada de un grupo de casos de “neumonía vírica” que se habían declarado en Wuhan, República Popular China.

[2] https://artcast.tv/

[3] https://www.moma.org/

[4] https://www.centrepompidou.fr/es/

[5] https://muac.unam.mx

[6] https://centroculturadigital.mx

[7] https://www.vangogh.es/es/

Congreso Internacional de Joyería Platynos

Por Jocelyn Molina Barradas y Uriel Pérez López[1].–

Desde hace tres años consecutivos la FAD Taxco ha organizado Platynos, un evento académico y cultural que busca generar un punto de encuentro entre distintas comunidades y actores involucrados con el diseño, la producción y el estudio de la joyería contemporánea con el fin de dar a conocer sus experiencias e información sobre las nuevas tendencias y prácticas en el diseño de joyería a nivel nacional e internacional. El objetivo de Platynos es crear un espacio de convivencia y diálogo en el que dichos grupos puedan realizar un intercambio de ideas y reflexiones actuales en torno a la joyería.

La realización del congreso, su nombre e identidad gráfica, surgen de la iniciativa de los estudiantes de la Facultad de Artes y Diseño del Plantel Taxco. Platynos representa la fusión de las palabras Plata y Nosotros; en este sentido, “plata” aparece como elemento representativo que se corresponde con la ciudad de Taxco y “nosotros” representa a las distintas comunidades relacionadas con la joyería: estudiantes, investigadores, artesanos, diseñadores, empresarios, entre otros.

Cartel de la edición 2020 del Congreso Platynos.
Cartel de la edición 2020 del Congreso Platynos.

La primera edición del congreso se realizó los días 29 y 30 de noviembre del 2018, en la Casona del Centro de Enseñanza Para Extranjeros, Taxco, de la UNAM, se contó con la participación de los diseñadores: Roy Nilson, Carmen Tapia, Enrique García Chávez, Karen Marrun Matuk; del académico: Virgilio Kuri; y de los exalumnos, egresados de este Plante: Iki Alvarado, Martha Masse y Adán Vite. Asimismo, se contó con una conferencia magistral a cargo de Ricardo Domingo, director creativo de TANE[2], prestigiosa marca de joyería mexicana, y con una masterclass-taller sobre marketing, imagen y marca, para diseñadores de joyería, a cargo de la diseñadora Karen Marrun Matuk. En dicha edición se tuvo la participación de más de cien asistentes, en su mayoría de los estados de Morelos, Guerrero, CDMX, entre otros.

Cartel de la edición 2020 del Congreso Platynos.
Cartel de la edición 2020 del Congreso Platynos.

En 2019 el congreso se desarrolló en el salón Christian Checa del Hotel Montetaxco, los días 28 y 29 de noviembre, se contó con la presencia de 16 ponentes destacados en el mundo de la joyería. Por mencionar sólo a algunos, se contó con la colaboración de los académicos, Jorge Arzate y Adriana Lozano, de la FAD Xochimilco; Javier Jiménez y Stuart Alarcón, de la FAD Taxco, y con las participaciones del diseñador Oscar Figueroa y del orfebre y escultor taxqueño Ezequiel Tapia, cerrando con una conferencia magistral por parte de la artista Ofelia Murrieta. Todos compartieron sus experiencias y conocimientos a una audiencia de más de 150 asistentes. Asimismo, el maestro Adolfo Balfre Gutiérrez Nieto, del CIDI[3], UNAM, impartió un taller sobre diseño de joyería y se efectuó un homenaje a la trayectoria del maestro platero Bruno Pineda Gómez, quien impartió clases en la Facultad durante varios años. De la misma forma, durante el Congreso, se proyectó el documental “Bruno Pineda, el Maestro Platero” y, como parte de los eventos programados dentro del marco de la 82ª Feria de la plata, se hizo entrega de la “Medalla Francisco Díaz Romero” al mejor diseño de platería bajo la técnica de cera perdida, haciéndose acreedor a ella el exalumno de la FAD, Yair Ramírez Cerezo, a partir de la ejecución de un silbato inspirado en un diseño prehispánico.

En esta segunda edición, varios estudiantes de la FAD, Taxco, participaron en una exposición colectiva de trabajos. A través de ella, los estudiantes mostraron algunos de los resultados de sus proyectos que desarrollaron en la clase de joyería, cabe destacar que varios de ellos surgieron de proyectos de emprendimiento propios.

Taller de Joyería impartido por Karen Marrún, 2018.
Taller de Joyería impartido por Karen Marrún, 2018.

Ponencia de Carmen Tapia y Roy Nilson, 2018.
Ponencia de Carmen Tapia y Roy Nilson, 2018.

Ponencia de Adan Vite, 2018.
Ponencia de Adan Vite, 2018.

En 2020, por motivos de la pandemia, el Congreso se realizó de forma virtual, lo cual permitió alcanzar uno de los objetivos principales: lograr tener una selección considerable de ponentes de talla internacional. De acuerdo con lo anterior, se llevaron a cabo 18 conferencias, Iniciando el 19 y 20 de noviembre con dos clínicas magistrales, la primera estuvo a cargo de la diseñadora y empresaria mexicana Flora María y, la segunda, del artesano colombiano Juan Pablo Rodríguez. Ambas se desarrollaron a través de la plataforma ZOOM, contando con asistentes de distintos países, en su mayoría latinoamericanos, como Chile, Colombia, Argentina, Venezuela, España, Perú y de varias ciudades mexicanas.

El ciclo de conferencias se llevó a cabo por medio del recurso de transmisión directa que ofrece Facebook Live. Dentro del ciclo se contó con la participación de una diversidad de ponentes reconocidos a nivel mundial entre los que destacan: Flóra Vági, Chiara Pignotti, Vania Ruiz, Jorge Manila y los mexicanos, reconocidos ampliamente en el extranjero, Martacarmela Sotelo, Iker Ortíz y Carmen Tapia. Asimismo, se contó con la colaboración de los investigadores Penny Morrill, René Contreras, Andrés Fonseca y Luis Equihua y con la participación de Alejandro Quezada y Miguel Ángel Ortiz, representando al talento joven taxqueño. En esta edición se transmitió el video documental “Ezequiel Tapia, Escultor en plata” que fue realizado como un homenaje a la trayectoria del artesano taxqueño, ganador de 26 Galardones de la plata. La audiencia fue de más de doscientos asistentes, enlazados desde 18 países, destacándose la presencia de 64 escuelas, talleres, institutos y universidades de joyería en todo el mundo.

Platynos es una propuesta en continuo desarrollo que busca congregar a los mejores expositores de joyería contemporánea a nivel internacional y que tiene una meta clara: ser reconocido como un evento académico que se distinga por mantener un compromiso con sus ponentes, asistentes y con el trabajo de los estudiantes y académicos que participan cada año en la realización de este Congreso.  

[Publicado el 10 de agosto de 2021]
[.925 Artes y Diseño, Año 8, edición 31]

Videos documentales:


[1] Ilustrador mexicano egresado de la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM donde cursó la licenciatura y maestría en Diseño y Comunicación Visual. Ha colaborado con diversas editoriales, organizaciones y casas productoras realizando storyboard, ilustración, concept art, animación y narrativa gráfica. Es cofundador del Estudio Muerte Querida junto al ilustrador mexicano Augusto Mora. En el año 2015 realiza una estancia de investigación en la Universidad Politécnica de Valencia, España. En el año 2017 se hace acreedor a la beca Jóvenes Creadores del FONCA en la disciplina de Narrativa Gráfica desarrollando un proyecto de investigación sobre la vida y obra del compositor Chava Flores con salida en formato de novela gráfica que se publicó en febrero de 2020 con la editorial Resistencia. Actualmente es Coordinador de la FAD plantel Taxco e imparte materias de ilustración y animación.

[2] https://www.tane.mx/

[3] https://cidi-unam.com.mx/cidi_nw/

Querida Magos, me preguntas: ¿Qué es la Joyería?

Por Ofelia Murrieta.–

La mañana se presenta un poco gris, llena de añoranzas del color y la música de los metales, de esos materiales que se guardan y me esperan en las mesas de trabajo, de un taller que se niega a ser abandonado.

Archivo © Ofelia Murrieta.
Archivo © Ofelia Murrieta.

Para evitar la nostalgia, recuerdo tu mensaje:

En él, me dices: ¿qué es la joyería? Y el pensamiento me lleva a muchas imágenes en donde ésta, es la principal protagonista.

Para mí, la joyería, amiga querida, puede ser una frase, un recuerdo, una promesa, un instante, una señal, o un compromiso, también un símbolo o un detalle, es duda y es certeza. Estoy plenamente convencida de que cada una de estas palabras nos abren ventanas, caminos y puertas que nos llevan a universos y conceptos que se entrelazan entre múltiples geografías y tiempos, pero sobre todo nos lleva al momento de la fabricación de una imagen, del ser y la apariencia. Es una representación de una gran lucha de clases donde los voceros son los objetos que ornamentan cuerpo y circunstancias.

Es herencia acumulada, Monte de Piedad, último recurso, en tiempos de pandemia, es poder, ego, teatro, danza, performance y elección constante.

También sabemos que la joyería puede ser un oficio, un trabajo, un dibujo, un lugar…, o un tiempo indeterminado.

¿Por qué no?, el título de un artículo, un reportaje o un libro, el tema de un seminario, de una conferencia, el centro de una profesión o una página en Instagram.

Es lo humano convertido en galardón, protección, obsesión, brillo, juego, discurso, sombra, soporte, artificio, nada.

Archivo © Ofelia Murrieta.
Archivo © Ofelia Murrieta.

La joyería está inmersa en muchos espacios; tú lo sabes, la encuentras en el mundo del arte, de los museos, de la salud, de las creencias, de los mitos y las leyendas, se relaciona con lo sagrado, con el lujo, las iglesias, la moda, la imagen, la educación y la docencia, recuerda que la encontramos entre las páginas de un libro de historia y en los colores de las pinturas de antiguos personajes. Definitivamente se cuela entre los diferentes espacios y distintas profesiones.

Sin embargo, estoy plenamente convencida, que tu pregunta tiene que ver con todo y con uno en especial. Seguramente y dada nuestra profesión y nuestro oficio, mi respuesta debería de llevarme por el Camino Real de Tierra Adentro[1], de la historia de la plata, de las técnicas, las herramientas, las tradiciones y los conceptos. Todos estos son puntos de partida, que nos permitirían tener un acercamiento al tema y, también, estoy segura de que nos obligarían a enunciar muchas otras dudas que reconozco como trasfondo de tu cuestionamiento, porque mucho hemos hablado ya de estos temas.

Archivo © Ofelia Murrieta.
Archivo © Ofelia Murrieta.

Por lo tanto, volvamos a la pregunta inicial: ¿Qué es la joyería…?

Ahora y con sorpresa te digo, que no sabría qué responder. Ya ves que, desde un principio busqué en mi trabajo una relación con las propuestas del arte, una galería o un museo donde presentarlo y todos me respondían que buscara otros lugares, donde los materiales tuvieran una relación de precio y costo, más allá del uso y valor de los objetos.

Archivo © Ofelia Murrieta.
Archivo © Ofelia Murrieta.

Mucho ha cambiado el panorama desde entonces, tus viajes y los míos nos han mostrado los balbuceos e intentos por mostrar nuestros quehaceres. Ahora ya no lo intento, creo que he encontrado mi espacio en este quehacer de los metales y las formas. Tras mucho insistir, le encontré un lugar a mis objetos. Y tú “¿Qué me puedes decir de tus búsquedas con materiales tan diversos a los míos y sin embargo con el mismo referente corporal?”

Sabes que mi propuesta de trabajo con los metales siempre ha estado ligada a un diálogo con el arte, utilizando técnicas del mundo y la cultura de la plata. Los proyectos por lo general son elaborados en equipo en donde la confianza y el respeto por el saber del otro están presentes y permean las relaciones de producción del objeto de nuestros afanes.

Ahí está el grabador a buril, el otro que funde los metales y les da forma. El lapidario que traduce una piedra sin brillo a un jade que canta su historia y la relación con lo sublime. Larga sería la lista de los maestros que desde antes de que existiera la Bauhaus estaban orgullosos de su relación con la línea y la mirada arquitectónica.

MURRIETA-03
Archivo © Ofelia Murrieta.

Mis proyectos buscan integrarse a diferentes formas de expresión como el teatro, la instalación, las exposiciones y los rituales, donde la pintura, la indumentaria, los textiles, la escultura, dialogan con los discursos o los poemas; en fin, con el arte todo.

Mis propuestas son eso, propuestas, que se realizan con emoción, alegría y júbilo, algunas veces también, con dolor y frustración, pero siempre con el afán de dialogar con los materiales que existen en el taller, donde juego, disfruto y gozo en compañía de los extraordinarios maestros artesanos, de los maravillosos amigos, de diferentes comunidades de mujeres, de artistas y diseñadores, que me permiten amar lo que soy, lo que realizo y creo. Porque lo fundamental en mi trabajo es la emoción de entregarme por completo a crear y vivir con los otros, mis semejantes, un mundo donde el arte es un común denominador.

Archivo © Ofelia Murrieta.
Archivo © Ofelia Murrieta.

Mis piezas pueden ser un amuleto, pero también un adorno corporal, un sello de identidad o una pintura, o escultura cuyo espacio de exhibición es la galería o el museo, así como el cuerpo humano, por sus dimensiones antropométricas.

Son iniciativas pensadas para que se relacionen con el tacto imaginado, ensoñado, deseado. Son un abrazo a la distancia, en la ausencia; que nos lleva a las miradas, la memoria y los recuerdos. Mi obra, pues, transita del taller al cajón de los proyectos, de este cajón a la mesa de trabajo o embalaje, de ahí a los museos, a los estuches o al empaque, hasta llegar a un cuerpo con el cual establecer una conversación.

Archivo © Ofelia Murrieta.
Archivo © Ofelia Murrieta.

Es un puente de significados, un cuerpo deseado y esperado, un objeto añorado e imaginado, que se acaricia y del que se aprende de su textura y de sus volúmenes, de sus colores y sus luces y que se enlaza con su historia, más allá del adorno.

Como puedes ver, con este escrito no puedo responder a tu pregunta porque lo que yo hago es un intento por hacer hablar a los materiales, traducir los sueños con anhelos y recuerdos de los otros.

Recapitulando, me preguntas: ¿Qué es joyería? Y te respondo, sin dudarlo: “No lo sé”. 

[Publicado el 10 de agosto de 2021]
[.925 Artes y Diseño, Año 8, edición 31]


[1] El Camino Real de Tierra Adentro, también conocido por el nombre de Camino de la Plata, comprende un trayecto de 2,600 km. Utilizado entre los siglos XVI y XIX, este camino servía para transportar la plata extraída de las minas de Guanajuato, Zacatecas, y San Luis Potosí, así como el mercurio importado de Europa. Aunque su origen y utilización están vinculados a la minería, el Camino Real de Tierra Adentro propició también el establecimiento de vínculos sociales, culturales y religiosos entre la cultura hispánica y las culturas amerindias. Dicha ruta fue trazada en el siglo XVI por los conquistadores españoles para desarrollar el comercio, facilitar las campañas militares, apoyar la colonización y evangelización en el norte de la Nueva España. Abarca las siguientes entidades: la Ciudad de México, Estado de México, Querétaro, Guanajuato, Jalisco, Aguascalientes, San Luis Potosí, Chihuahua, Durango y Zacatecas, en México, así como Nuevo México, en Estados Unidos

El significado de la joyería

Por Martacarmela Sotelo Abbud.–

Nuestro propio conocimiento de la joyería viene de las experiencias que hemos tenido con ella, es una palabra de uso común, está implícita en nuestro vocabulario, tenemos historias personales y familiares con ella, hemos escuchado anécdotas de nuestras abuelas, relatos de tesoros robados, perdidos y encontrados. Leyendas de gemas únicas con poderes excepcionales, de asesinatos y de imperios peleando por las joyas. Hemos visto cómo celebridades las portan en alfombras rojas, la personalizan y crean moda con ella. Todos hemos usado algo de joyería y muy probablemente quien lee, esté usando algo en este momento. Nuestro conocimiento de la joyería es empírico, no hay necesidad de explicarnos qué es la joyería, ni cómo se ve, ni cuál es su forma de usarla y menos si es que nos gusta. En nuestras mentes proyectamos un tipo de joya y este es el acercamiento más común, está en nuestra memoria colectiva.

Si nos apegamos a su definición de diccionario, la Real Academia de la Lengua dice que la joyería es: “El arte de hacer joyas”, y que la “joya es un adorno de oro, plata o platino, con perlas o piedras preciosa o sin ellas”. Es cierto que normalmente se habla de la joyería como un adorno, o como una inversión económica por el tipo de materiales preciosos con los que está hecha, se habla de un valor de transferencia e intercambio. Según Marjan Unger, historiadora de arte, el valor de la joyería, como valor económico, está registrado como un equivalente al dinero a lo largo de la historia, incluso en el siglo XIII y XIV hubo guerras financiadas con piedras preciosas[1].

La palabra en latín “iocus”, significa “jest”, es decir broma o chiste, juego o pequeña diversión[2]. Marjan Unger habla que son piezas que producen felicidad y para muchos entonces, la pieza de Joyería es algo que causa alegría. Pero, por otro lado, también sabemos que no siempre se usa una joya en busca de este sentimiento, también se usa en conmemoración de un evento o suceso o como recordatorio de alguien que ya no está como el “memento mori” en la joyería Victoriana, o como símbolo de alianza, existen muchas razones por las cuales se usa la joyería.

La joya como adorno nos habla de embellecer, de ornamentar, de objetos que decoran. Se sitúa como elemento decorativo entorno al cuerpo, al igual que los tatuajes, el piercing y las escarificaciones. La necesidad del ser humano de decorarse es una constante antropológica, es innata al ser humano y a los animales como una precondición para un apareamiento exitoso[3]. Existen hallazgos que sitúan a la joyería hace 100,000 años. El hombre hacía su joyería de objetos encontrados o artefactos manipulados o creados por sí mismo. Los restos de la primera joyería usada consta de conchas, dientes, piedras, marfil y cuerno, es muy probable que estos objetos tuvieran funciones mágicas y de protección. El ser humano empezó a diseñar su apariencia, su imagen, para otros y para sí mismo, para, de esta forma, establecer una posición social y de inclusión en relación con los demás[4].

Anillo Contenedor rojo, Paulette Cabrera.
Anillo Contenedor rojo, Paulette Cabrera.

Imposible separar la joyería del rol que juega en nuestras vidas. El objeto construido, con técnicas artesanales, industriales o tecnológicas de alta calidad carece de alma y de sentido sin su creador, sin el usuario y sin el espectador. Es un objeto sin función utilitaria pero su función es adornar y transmitir una idea, un sentimiento, un significado. Son objetos personales y, a diferencia de los objetos utilitarios en donde son creados con un fin, para un usuario que los manipula y se ocupan más de la parte formal, la joya existe en una triada: el artesano, diseñador, artista o creador, el usuario y el espectador. El usuario puede dar su propio significado a la pieza. Los valores personales y emocionales que cada quién puede atribuirle a la joyería no son categorizables y escapan a las clasificaciones de valor que normalmente están establecidas, como lo son el valor monetario, técnico, artístico o histórico.

Collar Contenedor rosa, Paulette Cabrera.
Collar Contenedor rosa, Paulette Cabrera.

Estos valores están dados por el portador en la circunstancia en la que adquirió la pieza, se la regalaron, fue heredada, se intercambió, e incluso en la conexión entre el concepto del creador y el usuario u observador. Nos conecta con los seres que ya murieron y con los que siguen vivos. Podemos hablar de una pieza heredada, en donde el valor no reside en la pieza misma sino en la memoria, en las historias y recuerdos en torno a la pieza y su uso, puede ser una pieza conmemorativa, que habla de un acontecimiento específico, o una pieza estética, en donde la proporción y el conjunto de materiales, formas y volumen sean lo más importante, o una pieza de inversión en donde lo más importante son las piedras, gemas, o metales de valor que dan seguridad económica debido al valor de intercambio y de mercado, o la joyería de protección, en donde al significado de la pieza se le atribuyen poderes mágicos, pero hay unas piezas creadas con un concepto detrás, en donde la idea detrás de la pieza es lo más importante y en donde el usuario crea una conexión especial con ésta. A esta categoría se le llama Joyería Contemporánea y Damian Skinner, historiador del arte y editor del libro “Contemporary Jewelry in Perspective”, nos dice que este tipo de creación involucra una práctica autorreflexiva[5].

Para entender en donde se inserta este tipo de joyería, Chiara Pignotti en su tesis doctoral “Joyería Contemporánea un nuevo fenómeno artístico”[6] menciona las diferentes categorías de la joyería, independiente a la clasificación por época, lugar, materiales o estética en la que muchas veces se divide. Los tipos de joyería son: joyería étnica/ tradicional, bisutería, joyería comercial, joyería de artista y la joyería contemporánea.

La joyería contemporánea empieza, en la década de los 60 del siglo XX, a cuestionar el uso de materiales preciosos y el significado de ésta. Esta corriente como nos comenta Pignotti[7]: “trata de reformular el valor de la joyería rompiendo los lazos que ésta tenía con relación al valor de los materiales preciosos, y con relación al status symbol que representaba”.

Collar Contenedor rojo, Martacarmela Sotelo.
Collar Contenedor rojo, Martacarmela Sotelo.

El artista formula y comunica, a través del objeto, sus ideas, sus teorías, protestas, sentimientos, pasiones e investigaciones, se convierte en comunicador, los objetos creados los usa para decir algo, para hacer pensar en torno a ciertos temas. La joyería contemporánea es una práctica que refleja al creador y su entorno. Funciona de manera crítica a la historia de la práctica, y al campo en general de la joyería y el adorno; la joyería contemporánea no sigue modas, pero parte de la actualidad, del contexto, de la contemporaneidad de los sucesos. “La joyería contemporánea le da sentido al usuario, lo posiciona en el centro del conocimiento intelectual y estético”, según la historiadora de arte Liesbeth den Besten[8]. Es muy importante comentar que hoy en día la joyería contemporánea no está exenta de los elementos decorativos, después de un inicial rechazo a éstos, vuelve a su propia historia retomando elementos ornamentales, como explica Den Besten: “la decoración ha llegado a ser un sujeto de investigación de un significado de expresión artística”.[9]

Hay una postura en las piezas, hay una idea y un significado atrás de estas, el creador notifica su intención, el usuario generalmente en este tipo de joyería es una persona que no sólo entiende el significado, sino que está dispuesto(a) a portarlo, a llevarlo consigo y es capaz de entablar una discusión con el observador, se crea un intercambio de ideas alrededor del símbolo, de lo que este objeto representó para quien lo hizo, y lo que representa para él.

Contenedor rosa, Martacarmela Sotelo.
Contenedor rosa, Martacarmela Sotelo.

Quién porta esta joyería permite al usuario proyectar su propia imagen y le da la posibilidad de definir su postura ante el mundo exterior, como la joyería siempre lo ha hecho. Hay una clara diferencia entre cómo experimenta el observador a la pieza en el usuario y cómo el usuario la vive. “La joyería contemporánea refuerza el estilo personal como una expresión de la personalidad del usuario, dándole así significado”[10]. Por supuesto que hay una respuesta ante el objeto portado, incluso ante los materiales, la forma de uso, el tamaño, la factura y la relación con el cuerpo.

Si bien es cierto que la joyería contemporánea participa en espacios de galerías y museos ya sean de artes aplicadas, diseño o arte contemporáneo, en donde al ser un objeto de uso pierde esta particularidad, al ser hecho exclusivamente para exhibición y al subyacer un diálogo entre portador y artista o portador y observador, crea una relación directa entre el artista y el observador. Estas piezas de joyería también cuentan con grupos de coleccionistas y grupos de joyeros contemporáneos alrededor del mundo. Estos grupos surgen en torno a la joyería, se discute la conceptualización y manufactura de ésta, la materialidad y las técnicas se unen también para exhibir no sólo las piezas sino sus posturas sociales, políticas, culturales, educativas e ideológicas.

Para mí la joyería son objetos personales, ornamentales y portables debido a la comunicación que se crea en la triada, pero, sobre todo, son objetos con significado que nos ayudan a crear nuestra propia identidad, nos permiten presentar nuestras posturas y forma de ser, nos permiten distinguirnos ante grupos y ante una sociedad actual. La joyería contemporánea nos ayuda a presentarnos, como portadores de ideas y nos da sentido ante los demás y, como creadores y comunicadores, ante el mundo, ya que nos da la posibilidad de expresarnos en un medio que, al llevarlo en el cuerpo, recorre en los diferentes usuarios, las calles, las oficinas, las casas, los eventos, y hasta se instala en museos o galerías o en cajones de coleccionistas. La joyería contemporánea es entonces el sistema que nos permite comunicar a través de la materialización de objetos portables nuestras ideas, hecha con materiales que son capaces de hablar de las distintas posturas, como son materiales reciclados, preciosos, comunes, artificiales, tecnológicos y formas que hablan y responden al significado de trasmitir, para finalmente localizarlo en el cuerpo del portador, en lugares que pueden o no desafiar el uso tradicional, pero sin duda desafiaran la memoria colectiva de la joya. La joyería como la recordamos y la reconocemos cambia a partir de conocer acerca de la joyería contemporánea.

[Publicado el 10 de agosto de 2021]
[.925 Artes y Diseño, Año 8, edición 31]

Referencias

  • Den Besten, L. (2011). On Jewellery, compendium of International Art Jewellery, Stuttgart. Arnoldsche Art Publishers.
  • Lindemann, W. y Trier F. H. (2011). Thinking Jewellery, on the way towards a theory of jewellery. Stuttgart. Arnoldsche Art Publishers.
  • Pignotti, Ch. (2016). Joyería Contemporánea un nuevo fenómeno artístico, Valencia, Universitat Politécnica de Valencia (tesis doctoral).
  • Skinner, D. (2013). Contemporary Jewelry in Perspective, Nueva York. Lark Jewelry & Beading.
  • Unger, M. y Van Leeuwen, S. (2017). Jewellery Matters, Rotterdam. nai010 Publishers.
  • Unger, M. (2019). Jewellery in Context, a multidisciplinary framework for the study of Jewellery. Stuttgart. Arnoldsche Art Publishers.

[1] Lindemann, W. y Trier F. H. (2011). Thinking Jewellery, on the way towards a theory of jewellery. Stuttgart. Arnoldsche Art Publishers. Pág. 305.

[2] Unger, M. (2019). Jewellery in Context, a multidisciplinary framework for the study of Jewellery. Stuttgart. Arnoldsche Art Publishers. Pág. 17.

[3] Lindemann, W. y Trier F. H. (2011). Op. cit. Pág. 14.

[4] Lindemann, W. y Trier F. H. (2011). Op. cit. Pág. 307.

[5] Skinner, D. (2013). Contemporary Jewelry in Perspective, Nueva York. Lark Jewelry & Beading. Pág. 11.

[6] Pignotti, Ch. (2016). Joyería Contemporánea un nuevo fenómeno artístico, Valencia, Universitat Politécnica de Valencia (tesis doctoral). Pág. 29.

[7] Pignotti, Ch. (2016). Op. cit. Pág. 122.

[8] Den Besten, L. (2011). On Jewellery, compendium of International Art Jewellery, Stuttgart. Arnoldsche Art Publishers. Pág. 25

[9] Pignotti, Ch. (2016). Op. cit. Pág. 125.

[10] Den Besten, L. (2011). On Jewellery, compendium of International Art Jewellery, Stuttgart. Arnoldsche Art Publishers. Pág. 26.

La expresión ‘jóyica’. O ¿quién es la innominata?

Por Andrés Fonseca.–

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…Fsssssss…

Se escucha el chasquido de un encendedor…

Desaparece el silbido del fluir del gas que sale por la boquilla del soplete y en su lugar brota un sonido más bajo, más trepidante: una llama se muestra azul, dada la riqueza en oxigeno que le brinda la presión del aire comprimido que la nutre por otra manguera.

En un pequeño cuenco (una copela echa de cerámica de alta temperatura) se puede ver un amontonamiento de esferas plateadas muy chicas.

Luego de graduar los dos flujos, el de aire y el de gas, para que den la llama deseada, la punta de fuego se dirige a la copela y comienza a calentar las esferitas. Todo toma un color rojizo. Unos pedazos pequeños de cobre electrolítico, colocados al lado, también se pueden ver dentro. Cuando estos se fusionen con la plata, darán la relación exacta.

La llama por momentos deja de calentar la copela y se dirige a la chaponera, un riel de hierro que debe estar caliente para que no se cree una diferencia muy grande de temperatura (un golpe térmico) y que, cuando se vierta en él la liga, el metal fragüe bien, logrando un lingote.

Regresa el fuego a la copela, que presenta ahora un color salmón brillante. Encima del metal fundido cae un poco de polvo blanco, es bórax, un fundente que ayuda a una mejor aleación y evita que se oxide.

Sigue calentando…

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«El oro y la plata estaban relacionados con el Sol y la Luna, astros que dejaban caer esos metales como una excrecencia; así se registra en la Relación de Michoacán, donde se consigna “que esto amarillo [oro] debe ser estiércol del sol que hecha de sí, y aquel metal blanco [plata] estiércol de la luna”[1] [2]

Cerca, en otra mesa, se ve una báscula. Es allí donde comenzó todo, esa mañana cuando se pesaron 45 gramos de granalla de plata fina para hacer una lámina de ley 0.925. También el cobre electrolítico correspondiente se pesó: 3.65 gramos.

La joyería, es técnica convertida en objeto,
Convertida en memoria.
Convertida en historia,
en nostalgia.
en “…y vivieron los pollitos”,
en “mi amada está lejana”,
en “Mambrú se fue a la guerra y no sé cuándo vendrá…”.
Metáfora, artículo de cambio,
anillo de compromiso, corona,
placa denigrante, posesión lujosa, marca decisiva,
sello, objeto de pertenencia, de separación:
cualquier cosa que marque un camino;
que lo recuerde.
Una llama abierta,
muchas llamas abiertas
buscando en la inmensidad del tiempo

el espacio perfecto, la soldadura exacta,
la temperatura idónea: la fusión misteriosa
que marque el destino.
Siglos presentes en cada segundo,
en cada hecho técnico mutando en acción.

Sigue calentando…

Un golpe seco,
muchos golpes secos
moldeando la intensa plenitud metálica
a fuerza de estirar su centro, cincelando historias,
recordando heridas, placeres, memorias,
convertidas en serenas y pulcras conclusiones,
o… en burlas hilarantes.
O… simples recuerdos.
Sigue martillando…
Sigue…
Un doblar de centros, aplanar de curvas,
refundir de vientos.
Un recordar de tiempos, en esos pequeños
grandes objetos,
que se encuentran en museos, en cajones, en vitrinas,
o pululan en los cuerpos cuando salen a pasear.
Eso.

Me refiero a la sin nombre, esa innominata que engloba al cúmulo de objetos que nacen en el espacio técnico y conceptual de la joyería pero que, como resultantes, como obras, pertenecen al espacio de las artes, o, para decirlo de forma más acertada, me refiero, entonces, a esa forma de expresión en el terreno de las artes que se sustenta en el universo y la técnica de la Joyería.

Definiendo:

Innominata:
Forma de expresión analítica y auto referencial, que en el terreno de las artes cuestiona y nutre el universo técnico, conceptual, histórico y social que la define, y en el que se encuentra inmersa: La joyería.

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Es el soplo de una persona, o el apretar de un fuelle, o…

El ultimo retiro…

En la astillera, donde una mano con sendas limas moldea la presencia de metal dándole nombre, refiriéndolo a una idea, impregnándolo de forma, dando voz en cada pase, raspando la superficie, marcando un ritmo.

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“La relación de temperatura entre dos partes de plata que se quieren soldar debe ser proporcional. La soldadura corre para donde está el calor, para donde la llama, a fuerza de calentarle el alma, la solicita.

Con el frío, deja de moverse y endurece. Se olvida y se reconoce.

El fuego es aliado e interlocutor. Con su presteza entrega uniones idóneas o nuevas posibilidades.

La soldadura ya se tenía de antemano. Dendenantes, como se dice.”

“En nuestro terreno del conocimiento, el espacio de investigación, las observaciones y los productos directos de ellas, pueden ser en sí mismos resultado. No es obligatorio hacer un análisis o buscar la información que de esto se pueda extraer, ya que el espacio de reflexión ocurre a priori y se materializa en el momento que se expresa con una decisión técnico-estilística, siendo esto la resultante y no el inicio o la materia prima.

Suelen ser, estas resultantes, desarrollos formales (en cualquier tipo de técnica), que nos dan como representación, una interpretación en algún soporte tridimensional.

Una obra realizada en cualquier técnica expresiva (pictórica, escultórica, fotográfica, jóyica, por nombrar algunas), tiene mucho tiempo de preparación anterior, y al momento de la realización-interpretación, deviene una respuesta visual-tridimensional y un cierre.”[3]

“Es importante recordar aquí como todo acto creativo imagenar, es decir, en el terreno de las artes visuales, nace como reacción a una pregunta. Determinada o indeterminada, consciente o inconsciente, esta pregunta será el precedente de una respuesta, una resultante visual-tridimensional, como ya se señaló anteriormente.”[4]

Una de las acepciones de la palabra joyería es la sucesión de hechos técnicos encaminados a lograr un resultado posible.

Otra, es el espacio donde se venden objetos generalmente realizados en metales nobles.

Otra, es…

Y otra…

Todo eso es Joyería…

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“El 9 de enero de 1932 el arqueólogo Alfonso Caso Andrade descubrió y sacó a la luz uno de los tesoros más impresionantes del mundo precolombino: la tumba 7 en el asentamiento zapoteco de Monte Albán. En ella se encontraban objetos suntuarios en oro, plata y otros materiales, con una hechura y un diseño finísimos que demostraban cómo los pueblos originarios eran productores y diseñadores expertos en técnicas como la filigrana y la cera pérdida, con las que lograron piezas de producción excepcional realizadas con tecnologías que hoy en día siguen siendo de gran uso.

Eran épocas de esplendor que esperamos en poco tiempo se repliquen y que el país crezca y entienda de nuevo a la joyería y su producción como lo que es: una cualidad nacional.”[5]  

[Publicado el 10 de agosto de 2021]
[.925 Artes y Diseño, Año 8, edición 31]

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Referencias

  • Carmona Macías, M. (2002). El trabajo del oro en Oaxaca prehispánica. Tesis doctoral. México, Universidad Nacional Autónoma de México. (Inédita)
  • Carmona Macías, M. (junio 2015). La orfebrería en el occidente de México. Revista Occidente. Pág. 2. (https://www.academia.edu/20651198/Introducci%C3%B3n_Revista_del_Occidente_de_M%C3%A9xico)
  • Fonseca, A. (2016). La Joyería, una cualidad nacional. Revista negocios, ProMéxico. Año 9, número III, marzo. México.
  • Fonseca, A. (2021). Del quehacer artístico y sus moduladores temporales. Tesis doctoral. México, Universidad Nacional Autónoma de México. (Inédita)

[1] (citado por Carmona, 2002:115) Carmona Macías, M. 2002. El trabajo del oro en Oaxaca prehispánica. Tesis doctoral. México, Universidad Nacional Autónoma de México. (Inédita)

[2] Carmona Macías, M. junio 2015. La orfebrería en el occidente de México. Revista occidente. Pág. 2.

[3] Fonseca, A. 2021. Del quehacer artístico y sus moduladores temporales. Tesis doctoral. México, Universidad Nacional Autónoma de México. (Inédita) Págs. 111, 112

[4] Ibid.

[5] Fonseca, A. 2016. La Joyería, una cualidad nacional. Revista negocios, ProMéxico. Año 9, número III, marzo. México. p. 64

El sistema de la joyería. Análisis de las relaciones entre las distintas vertientes de la joyería

Por Chiara Pignotti.–

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, joya es, en primer lugar, “adorno”, en segundo lugar, se hace mención sobre que está hecho con “metales preciosos” y, en último lugar, dice que en su mayoría es utilizada por “mujeres”. Ahora, siguiendo estos tres elementos constituyentes del significado joya, según la acepción lingüística, podemos decir que la Joyería Contemporánea, se caracteriza justamente por desvincularse y en algún caso oponerse, a estos tres principios.

La Joyería Contemporánea es un fenómeno artístico que nace en Europa, después de la Segunda Guerra Mundial, desde el ámbito de la joyería tradicional, gracias a la voluntad mostrada por algunos orfebres de renovar el lenguaje de la joyería hacia la libre expresión existente en las artes. Se experimentaron los potenciales comunicativos de los materiales y de la joya como objeto significante, buscando nuevas relaciones formales y sensoriales con el cuerpo y con el espectador. En un lapso de tiempo relativamente breve llevaron la joyería a aquellas extremas conclusiones alcanzadas por las artes visuales, abstrayendo el objeto joya de su contexto pragmático para insertarlo en discursos conceptuales y autorreferenciales.

Con esta premisa se hace evidente que no es fácil dar una respuesta unívoca a la pregunta planteada: ¿qué es la joyería?

En mi trabajo doctoral he enfocado la investigación sobre esta corriente artística sintiéndome siempre muy incómoda con la terminología empleada, advirtiendo la necesidad de aclarar y justificar constantemente cada término y adjetivo elegido. No existe un tesauro compartido que indique exactamente la tipología de cada joyería, y el mismo término, Joyería Contemporánea, es ambiguo ya que literalmente incluye cualquier tipo de joyería que esté hecho hoy en día. Este factor lingüístico, junto al general desconocimiento de la existencia del fenómeno artístico al que se refiere, creó malentendidos, incluso en el mismo ámbito de la joyería, siendo este título adoptado también por obras a las que no les correspondería.

En el 2014 realicé el trabajo de campo en México con la tutoría del Doctor Andrés Fonseca del Centro de Investigación de Diseño Industrial[1] (CIDI) de la UNAM.

El problema descrito se hizo todavía más evidente, ya que el fenómeno de la joyería contemporánea era todavía más desconocido en México y, sin embargo, el término era ampliamente empleado.

Ejemplos de como la joyería comercial puede integrarse en el simbolismo de la artesanía local o puede ser usado como significante en una obra de joyería contemporánea. Desde el símbolo del Oso Tous; la imagen de los mismos Osos Tous reproducidos por artesanos de Taxco de Alarcón; finalmente, uno de los tres broches de la obra Bestiario Post-hispánico por Chiara Pignotti.
Ejemplos de como la joyería comercial puede integrarse en el simbolismo de la artesanía local o puede ser usado como significante en una obra de joyería contemporánea. Desde el símbolo del Oso Tous; la imagen de los mismos Osos Tous reproducidos por artesanos de Taxco de Alarcón; finalmente, uno de los tres broches de la obra Bestiario Post-hispánico por Chiara Pignotti.

Tuve por lo tanto que excogitar una metodología de análisis que me ayudara a definir, ubicar y delimitar a la Joyería Contemporánea y, al mismo tiempo, ponerla en relación con los demás ámbitos en los que la joyería se produce.

He definido este estudio como “El Sistema de la Joyería”, representado por un gráfico que sintetiza y visualiza los resultados de nuestro análisis de una manera clara e intuitiva.

El Sistema de la Joyería resultó ser una herramienta válida durante el trabajo de campo en México a medida que analizábamos las obras que íbamos encontrando, el gráfico nos ayudó en la ubicación y sucesiva valoración de cada una. Las obras han podido ser fácilmente posicionadas dentro del esquema, respondiendo, según sus características, a factores que las acercaban o las alejaban del centro del círculo, de la categoría correspondiente, o de los espacios intermedios.

Consultando y confrontándonos con otros estudios sobre los varios sectores de la joyería, hemos concluido resumiendo el sistema en cinco vertientes básicas: la joyería étnica/tradicional, la bisutería, la joyería comercial, la joyería de artista y la Joyería Contemporánea.

  1. Con étnico-tradicional nos referimos a todos aquellos objetos que son llevados en el cuerpo, pertenecientes a la tradición cultural de un determinado lugar o etnia, donde la joyería refleja la estética, los valores sociales y las creencias religiosas, así como las técnicas y materiales específicos de esa cultura y lugar.
  2. Con bisutería se ha nombrado históricamente todo aquel tipo de joyería más económica, “aquellos adornos sencillos, anillos, pendientes, o medallitas para llevar en los sombreros”[2] según Cellini, o como imitación de la joyería de lujo. Era por tanto un tipo de joyería que resultaba accesible a las clases sociales que no pertenecían a la nobleza o a la casa real. Con la Revolución Industrial[3] se desarrollaron técnicas y materiales que revolucionaron el mundo de la joyería, así que actualmente, según el Diccionario de la Real Academia Española, se define bisutería como todos aquellos objetos de adorno hechos de materiales no preciosos a los que se suele llamar accesorios de moda.
  3. La “joyería comercial” surgió como un sector bien definido de la industria, que sigue las tendencias periódicas de la moda. Su aspecto comercial implica también un diseño fácil de reproducir y que responda a un gusto común estandarizado por la moda o por el estilo clásico de sus elementos. En su mayoría el diseño incluye la firma o el logo de una marca o brand. Este tipo de joyería se fundamenta sobre el valor intangible de una marca determinada (branding) y otras estrategias de mercado para el diseño de joyas. Podemos incluir aquí producciones de amplia escala y equipos de trabajo más complejos, como podrían ser el de Tous, Bulgari o Tiffany, así como las producciones realizadas por diseñadores locales: Oscar Figueroa o Tania Moss, entre muchos otros.
  4. Con “joyería de artista” identificamos toda aquella producción de joyería que ha sido creada por un artista reconocido en su propio ámbito. Sobre todo, a lo largo del siglo XX, la mayoría de los artistas de las vanguardias se interesaron por realizar o diseñar joyas, incluyendo también numerosos arquitectos.
  5. Con joyería contemporánea identificamos todas aquellas obras que responden a una necesidad de expresión artística personal partiendo del objeto joya o del contexto relacionado con la joyería. Su autenticidad puede ser comprobada a través de la visión general de la producción artística de su artífice. Incluimos en este término a todo el circuito expositivo, educativo etc., que actualmente se ha configurado como un circuito de escala global en constante visibilidad y comunicación entre sí a través de la red.

El gráfico representativo del Sistema Joyería está diseñado de tal manera que su lectura sea lo más intuitiva y clara posible. Hemos posicionado en el centro a la joyería étnico/tradicional, siendo ésta la primera manifestación de adornos de cualquier civilización en todos los tiempos. Las otras cuatro vertientes son una derivación moderna de la primera, fruto de una serie de factores sociales y de fenómenos artísticos que a lo largo de la cultura occidental cambiaron el concepto y la realización de la joyería tradicional, dándole nuevos campos de acción en el arte y en la industria, respondiendo a nuevos cánones y necesidades sociales, como los de la moda, del lujo, del coleccionismo, etc.

La esfera de la joyería de artista y de la Joyería Contemporánea, con perspectivas e intenciones muy distintas entre sí, se posicionan en el eje que hemos trazado, considerándolas como el puente entre dos sistemas distintos. De esta manera el gráfico evidencia la relación entre el Sistema Joyería y el sistema del arte contemporáneo en el cual desaparecen los límites categoriales. Parafraseando a Rosalin Krauss podemos hablar de la joyería en el “campo expandido”: tal y como la escultura y la pintura, también la joyería ha sido “amasada, extendida y retorcida en una demostración extraordinaria de elasticidad de manera que un término cultural puede extenderse para incluir cualquier cosa”.[4]

Ejemplos del empleo de la joyería étnico/tradicional/popular. A la izquierda, pulsera de la artista y joyera contemporánea europea Caroline Broadhead, reproduce la técnica y el estilo de las populares pulseras mexicanas de chaquira, para realizar su propio autorretrato. UKUM joyería de origen, marca con la cual la diseñadora Emilia Córdoba comercializa la joyería étnico/tradicional mexicana. Abajo piezas del aderezo monumental para la Estatua de la Libertad, proyecto Joyas Para Una Gran Dama por Ana Pellicer. A la derecha una obra de Ofelia Murrieta que suele emplear imágenes de la cultura popular para formular su proprio discurso artístico.
Ejemplos del empleo de la joyería étnico/tradicional/popular. A la izquierda, pulsera de la artista y joyera contemporánea europea Caroline Broadhead, reproduce la técnica y el estilo de las populares pulseras mexicanas de chaquira, para realizar su propio autorretrato. UKUM joyería de origen, marca con la cual la diseñadora Emilia Córdoba comercializa la joyería étnico/tradicional mexicana. Abajo piezas del aderezo monumental para la Estatua de la Libertad, proyecto Joyas Para Una Gran Dama por Ana Pellicer. A la derecha una obra de Ofelia Murrieta que suele emplear imágenes de la cultura popular para formular su proprio discurso artístico.

Como lo he dicho, la Joyería Contemporánea, por su carácter conceptual, se retroalimenta de todas las experiencias inherentes a las otras categorías, siendo estas el acervo de materiales que ella emplea en su discurso y propósito creativo. Por el mismo motivo puede que haya reciprocidad también entre la joyería contemporánea y la joyería comercial que, sin embargo, en el gráfico aparecen en extremos opuestos, para hacer visualmente evidente que la intención comercial es el principal factor de crítica que distingue a la Joyería Contemporánea, cuya intención es, en principio, puramente artística.

Ejemplos de Joyería Contemporánea mexicana. Desde la izquierda Martacarmela Sotelo; Andrés Fonseca; y Lorena Lazard.
Ejemplos de Joyería Contemporánea mexicana. Desde la izquierda Martacarmela Sotelo; Andrés Fonseca; y Lorena Lazard.

El Sistema de Joyería no tiene que ser una estricta taxonomía, ya que las distintas tipologías de joyería se retroalimentan y se influencian entre sí. Así que las intersecciones que hemos evidenciado en el gráfico crean espacios intermedios donde es posible posicionar a las obras que tienen características en diferentes vertientes. Por ejemplo, las joyas que reproducen como miniaturas la obra escultórica de un artista, como puede ser el caso de Sergio Bustamante[5], podrían ser posicionadas entre la joyería de artista y la joyería comercial; de manera contraria, el anillo del centenario de Bulgari, diseñado por el artista Anish Kapoor[6], es una joya que, desde la esfera comercial, va acercándose a la joya de artista. Las joyas monumentales de la artista Ana Pellicer[7] recuperan el simbolismo de la joyería tradicional mexicana con el intento de conferir un carácter indígena a la Estatua de la Libertad, símbolo por excelencia de la soberanía blanca en América. En este caso esta obra queda sin duda en el ámbito del arte, rozando la joyería contemporánea al emplear técnicas, simbología y materiales de la joyería tradicional zapoteca para un fin conceptual.

Por su propio canto la joyería étnico tradicional, en la actual cultura globalizada, perdió poco a poco su símbolo de pertinencia en la vida diaria de las personas, siendo sustituida por un tipo de joyería más urbana. Emblemático resulta ser el caso de la producción de osos de Tous[8] en Taxco de Alarcón. Esto nos hace reflexionar sobre cómo los nuevos símbolos de la sociedad globalizada entran a formar parte del patrimonio cultural local a pesar de la rica y antigua tradición artesanal. El empleo de los símbolos comerciales en el trabajo artesanal significa la aceptación de éstos como parte del patrimonio de imágenes de una cultura popular[9] que los asume y los hace propios. De esto parece estar hablando Ticio Escobar afirmando: “Cuando los artistas populares, específicamente indígenas, se apropian de imágenes modernas o contemporáneas, no están cumpliendo un programa explícito de asimilación o impugnación de los lenguajes metropolitanos: responden a estrategias de sobrevivencia o expansión; incorporan con naturalidad nuevos recursos para continuar sus propios trayectos”. Por el otro lado, existen proyectos como UKUM, de la diseñadora Emilia Córdoba, quien pretenden rescatar la verdadera joyería étnico/tradicional eligiéndola de entre los mejores artesanos, en remotas aldeas, para venderla en el mercado internacional, a través de técnicas de marketing y comunicación, para, así, dar a conocer obras que sería muy difícil encontrar de otras maneras. En todos estos casos la joyería étnica artesanal y comercial coinciden en muchos casos, hasta llegar a entrar en la definición de bisutería según la cualidad y los materiales empleados.[10]

Ejemplo de artista que realiza joyería inspirada a su propia producción artística, como en el caso de Francisco Toledo (primera foto en alto a la izquierda). Siguen ejemplo de joyería empleada cómo metáfora artística, la pulsera Ajustes de Cuenta por Teresa Margolles, donde entre los diamantes hay piezas de vidrios recuperadas después de un tiroteo. Ultima la pieza El Beso de Alejandro Cortes que quiso colaborar con artistas locales para realizar la obra en materiales y técnicas tradicionales del arte mexicano.
Ejemplo de artista que realiza joyería inspirada a su propia producción artística, como en el caso de Francisco Toledo (primera foto en alto a la izquierda). Siguen ejemplo de joyería empleada cómo metáfora artística, la pulsera Ajustes de Cuenta por Teresa Margolles, donde entre los diamantes hay piezas de vidrios recuperadas después de un tiroteo. Ultima la pieza El Beso de Alejandro Cortes que quiso colaborar con artistas locales para realizar la obra en materiales y técnicas tradicionales del arte mexicano.

Invito al lector a examinar mi tesis doctoral “Joyería Contemporánea, un nuevo fenómeno artístico. Análisis de las relaciones entre la joyería europea y mexicana en la actualidad”,[11] para profundizar este análisis que aquí solo he podido resumir. Espero que este gráfico pueda resultar una útil herramienta de estudio y referencia para entender el complejo y fascinante mundo de la joyería.

En mi personal definición del término, me gusta decir que la joyería es arte, cultura y nomadismo; siendo sujeto perfecto para la antropología cultural y siendo, además, para mí, motivo de muchos viajes. 

[Publicado el 10 de agosto de 2021]
[.925 Artes y Diseño, Año 8, edición 31]

Referencias

  • Cellini, B. (1989). Tratados de orfebrería, escultura, dibujo y arquitectura. Ed. Akal. Madrid.
  • Escobar, T. (1996). Arte, aldea global y diferencia. En: Seminario de estudios de arte en América Latina. Una nueva Historia del Arte en América Latina. Oaxaca: Ed. Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM.
  • Krauss, R. (2007). La scultura nel campo allargato (1978). En: L’originalità dell’avanguardia e altri miti modernisti. Ed. Fazi. Roma.
  • Pignotti, C. (2016). Joyería Contemporánea, un nuevo fenómeno artístico. Análisis de las relaciones entre la joyería europea y mexicana en la actualidad. Tesis doctoral. Directora: Doctora Carmen Marcos Martínez. Universidad Politécnica de Valencia. https://riunet.upv.es/handle/10251/75945

[1] https://cidi-unam.com.mx/cidi_nw/

[2] Cellini, B. (1989). Tratados de orfebrería, escultura, dibujo y arquitectura. Ed. Akal. Madrid. Pág. 77.

[3] Tuvo inicio en la segunda mitad del siglo XVIII en la Gran Bretaña, y concluyó entre 1820 y 1840.

[4] Krauss, R. (2007). La scultura nel campo allargato (1978). En: Autora. L’originalità dell’avanguardia e altri miti modernisti. Ed. Fazi. Roma. Pág. 283-297.

[5] Sergio Bustamante (Culiacán, 1949). Pintor, escultor y diseñador mexicano.

[6] Anish Kapoor (Bombay, 1955). Escultor británico nacido en la India.

[7] Ana Emilia Pellicer López de Llergo (1946). Escultora, artesana y joyera mexicana

[8] https://www.tous.com/mx-es/

[9] Krauss, R. (2007). Op. cit.

[10] Para entender mejor a la Joyería étnico artesanal hace falta hacer una aclaración con lo que se define hoy en día como “popular”, ver: pág. 175, La joyería mexicana como arte popular. In PIGNOTTI, C. Joyería Contemporánea, un nuevo fenómeno artístico. Análisis de las relaciones entre la joyería europea y mexicana en la actualidad. Tesis doctoral. Directora Doctora Carmen Marcos Martínez. Universidad Politécnica de Valencia. 2016.

[11] Pignotti, C. (2016). Joyería Contemporánea, un nuevo fenómeno artístico. Análisis de las relaciones entre la joyería europea y mexicana en la actualidad. Tesis doctoral. Directora Doctora Carmen Marcos Martínez. Universidad Politécnica de Valencia. 2016. https://riunet.upv.es/handle/10251/75945

Rutas pedagógicas de la joyería

Por René Contreras Osio.–

Este artículo trata y relata el enfoque pedagógico empleado en la impartición de un diplomado en joyería a partir de las técnicas tradicionales de la platería y desde los principios de la tridimensionalidad y bidimensionalidad –propios de las artes visuales–, así como de los principios proyectuales del diseño. La joyería se nutre de estrategias creativas de las artes visuales, como la expresividad y el lenguaje simbólico, estructuradas a partir de las metodologías proyectuales del diseño hacia su factibilidad técnica, constructiva, material y ergonómica. Esta zona de intersección disciplinar resuelve, pero a la vez enuncia las condiciones culturales en que se inserta y desenvuelve la joyería como fenómeno contemporáneo, creativo, estético, económico y antropológico, en donde la atención en los objetos portables y portadores de intencionalidad simbólica, o simplemente decorativa, atiende a los usos de la imagen y la corporalidad como marco y destino de estas obras de uso cotidiano, litúrgico o social.

La pertinencia de la enseñanza de la joyería desde las artes visuales, en la actualidad y concretamente en un contexto regional específico, Taxco, obedece a diversas causas y circunstancias que se ven reflejadas e impactan en la educación profesional de las artes visuales y del diseño que se imparte en la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM en Taxco desde hace casi tres décadas. Esta región tiene rasgos culturales propios, muy diferentes a otras ciudades, principalmente porque su economía se basa en la producción de artesanías con las técnicas de la platería. Este factor contextual influye en las orientaciones profesionales de los egresados de las licenciaturas impartidas en nuestra Facultad y en los respectivos planes de estudio que se ofrecen aquí; de esta interacción tan cercana, se ha decantado simbióticamente una interdisciplina propia, que poco a poco va tomando forma academizada hasta integrarse formalmente en cursos, diplomados y asignaturas incorporadas al plan de estudios.

La visión de la intersección disciplinar de las artes visuales y el diseño con la artesanía local, responden en Taxco a dinámicas sociales y económicas de las que no se sustrae la FAD, ni la Universidad, integrando esas áreas disciplinares en la creación de la licenciatura en Arte y Diseño junto a un reciente principio pedagógico fundamentado en los aprendizajes situados[1], que se constituyen en el laboratorio social de aprendizaje y ejercicio profesional de los alumnos, pues aquí se concentran todos los actores sociales y eslabones de la cadena productiva.

Planteado así el asunto en el contexto, las artes visuales arriban a una intersección que sigue dentro del carril de su propia naturaleza expansiva y que abreva en otros saberes disciplinares, como ya lo hizo durante las Vanguardias en la primera parte del siglo XX[2]; así, estas áreas creativas reconfiguran las intenciones y necesidades de los artistas visuales, que haciendo honor a su traza disruptiva, rompen y remueven constantemente sus propios límites, acercándose con diferentes estrategias a las zonas culturales distantes, pero afines y útiles a la experimentación creativa y de lenguajes.

Las prácticas de los artistas en el campo profesional en la actualidad toman distintas direcciones, tantas como artistas hay, pues son evidentes los efectos de la globalización, la opulencia comunicativa a partir de internet y de las redes sociales y, sobre todo, la dilución de la hegemonía geográfica, política y económica, que distinguían en otro momento a las capitales culturales de los sistemas periféricos en la producción del arte, el diseño y sus formas de consumo. De igual manera, en la prácticas de los diseñadores y en el campo profesional ocurre un fenómeno de confluencia con las artes visuales, y es el de la creatividad artística de corte especulativo, simbólico comunicativo, que si bien altera o desvía el sentido único utilitario del diseño, también introduce problemas que a mi parecer, enriquecen el perfil profesional del diseñador, ampliándolo o acercándolo a otros perfiles profesionales, disgregando y difuminando los limites propios del diseño o acercándose a otros saberes y a otras disciplinas que enriquezcan su quehacer y, tal vez, formulen un nuevo quehacer.

La inserción en el plano económico con productos provenientes de la esfera del diseño, donde estos rebasan la funcionalidad y factibilidad para convertirse en objetos de reflexión estética y simbólica los coloca entonces en la esfera de la cultura artística de los objetos que se mueven entre límites[3] entre el arte y el diseño, cuyas fronteras se mueven, se amplían o se disipan constantemente, tal y como ha sucedido en las artes visuales y el arte contemporáneo.

Diagrama de despiece.
Diagrama de despiece.

Factores históricos

En Taxco se ha dado un fenómeno recurrente a partir del primer cuarto del siglo XX, y es el de la itinerancia de artistas e intelectuales; empujados primero por la gran depresión de 1928, seguido de la 2ª Guerra Mundial[4], los exilios y un naciente turismo de corte antropológico y de aventura cultural. Todo este éxodo creativo fue enmarcado por la política de recepción y apertura cultural del período postrevolucionario; gran parte de la historia de este lugar ha sido configurada por esos personajes[5] que han dejado su huella, tanto en la economía como en las expresiones creativas; Taxco fue en algún momento un enclave cosmopolita de confluencias culturales que crearon una economía basada en la joyería y otras áreas de los diseños o artesanías.

En otro momento de la historia más reciente, esa itinerancia ha atraído a artistas visuales y diseñadores nacionales y extranjeros –que junto a sus pares locales recurren a los atributos de la plata como materia prima, que a su vez necesita del dominio y ejercicio de las técnicas empleadas por los artesanos locales y los códigos propios que se desprenden de los usos de este material precioso en los últimos 90 años de historia local y regional– que han forjado una identidad y economía propia. Estos mismos artistas y diseñadores han optado por enunciar sus discursos dentro del arte contemporáneo nacional y global, tanto en su concepción, como en su producción, principalmente haciendo uso de la plata.

En este mismo orden de ideas, la inclusión de un saber tradicional como el de la joyería, orfebrería y demás objetos producidos con las técnicas de la platería en Taxco, ha entrado en contacto –no siempre terso– con el pensamiento proyectual del diseñador y las metodologías del diseño, y junto a inquietudes de carácter simbólico y experimentales de las artes visuales. De esos encuentros paulatinos entre disciplinas, se han ido decantando o fusionando pausadamente unos objetos estéticos, simbólicos y funcionales en un campo que va poco a poco formulando sus propios problemas en un cuerpo teórico propio. Los problemas propios de esa intersección disciplinar tienen también sus antecedentes históricos expuestos en obras de joyería y objetos hechos por artistas de distintas épocas.

En el siglo XX algunos artistas como Salvador Dalí[6] y Calder[7] optaron por la joyería y objetos de orfebrería como una faceta eventual en sus producciones; generalmente, ésta fue considerada como un objeto de otra categoría estética sin los atributos o aura de la obra de arte, o bien un objeto suntuario superfluo que atendía a otras áreas menos profundas de sensibilidad, quizás menos trascendental a juicio de otros. Sin embargo, en la actualidad se abren nuevas formas de categorizar a la joyería desde los espacios museográficos, galerías y ferias de arte y diseño que sitúan a esta disciplina en un campo expansivo hacia otros territorios de las artes y los diseños.

Los antecedentes pedagógicos de la joyería tienen varias fuentes; enumeremos solo algunos, pues la enseñanza y aprendizaje disciplinar son tan variados, según venga desde la práctica de un oficio y la pertenencia a un gremio o desde un sistema escolarizado o de una tradición oral. La enseñanza de los saberes tradicionales, como oficios y disciplinas, no siempre han sido academizadas, pero casi sin excepción su práctica ha estado sujeta a normas y las formas de aprendizaje han variado de oficio en oficio y de cultura en cultura.

Durante la Edad Media[8] y períodos subsiguientes la transmisión de los saberes y oficios se debió a la división del trabajo al interior de los talleres y gremios[9], cuyo objetivo fue la protección del ejercicio profesional mediante normas y reglamentos que definían el ingreso, los aprendizajes y grados por los que había que pasar hasta alcanzar la categoría de maestro. Esta escala, es aún hoy reconocida y aplicada en varios gremios, variando las denominaciones asignadas a cada grado, según sea el oficio, país y cultura; estás figuras, básicamente han sido, la de peón o aprendiz; oficial o ayudante y maestro.

Durante el Renacimiento[10], en Europa como en la Nueva España tenemos una estructura semejante donde se establece como método de enseñanza al interior del taller de un maestro de reconocido prestigio; como es sabido, estos talleres tenían a la cabeza a un artista que generalmente aceptaba encargos de distinta índole, pudiendo ser piezas de escultura, pintura, monumentos, lápidas, obras arquitectónicas e incluso joyería y orfebrería; tenemos el caso del taller del maestro Verrochio[11], donde Leonardo da Vinci[12] fue aprendiz desde la niñez, o el caso de Benvenuto Cellini[13] que incluso escribió un famoso “Tratado de la orfebrería, escultura, dibujo y arquitectura”[14]. Un tratado editorial en el que documenta y preserva un cuerpo de conocimientos que de otra manera se transmitirían solo por la repetición acumulativa de la tradición.

La enseñanza de la joyería con técnicas de la platería también ha sufrido transformaciones en cuanto a la continuidad y transmisión de sus saberes; podemos enunciar una forma de su continuidad, mediante los mecanismos de la tradición en cuanto que es un oficio que se hereda por diversas circunstancias familiares y de cierta cercanía con su práctica contextual, regional o local, o bien se ingresa a su práctica desde el taller tradicional con sus particulares métodos de aprendizaje y grados de habilidad, hasta formarse como autoridad en el oficio; este esquema se comparte también con otros sectores de la artesanía e industrias populares.

En la génesis de las vanguardias históricas del siglo XX y con los antecedentes del movimiento Arts and Crafts[15] y Art and Decoration[16] se funda la Bauhaus[17] en Alemania, que reúne en sus programas académicos los elementos empleados en la tradición artística y artesanal, así como las técnicas y tecnologías para la producción artesanal e industrial de muebles, tapices, objetos en torno a la arquitectura y la vida como espacio de destino; la enseñanza de la forma y las técnicas se sistematizan en estructuras pedagógicas que han dejado su rastro en los programas académicos[18] en el arte y diseño como lo conocemos hoy, y el impacto y trascendencia de ese experimento pedagógico se ha decantado con distintos alcances en los últimos 100 años de diseño en las escuelas y universidades; en la vida pública, la arquitectura, el diseño industrial y el diseño de objetos únicos y en la joyería.

La enseñanza de la joyería en el caso particular de Taxco –y desde la Facultad de Arte y Diseño–, es considerada en la reflexión que hace la profesora Carmen Tapia Martínez, creadora de la estructura académica del Diplomado Diseño de Platería, Joyería, Objeto Utilitario y Objeto Artístico[19], a partir de la experiencia en la impartición de sus asignaturas, cursos y, en este caso concreto, en la creación del diplomado con opción a titulación profesional en joyería para alumnos de las Licenciaturas en Artes Visuales y Arte y Diseño.

Existe en la actualidad una tendencia en los hábitos del consumo cultural, que tiende a la desjerarquización del arte con respecto a las artesanías y los diseños; se percibe un cambio tendiente hacia el perfil de creador multidisciplinario que desdibuja al artista del siglo XX, y en esa figura de creador contemporáneo interactúa con otras esferas del arte, los diseños, las artesanías, las tecnologías y saberes de todo tipo, que le sean útiles para desplazarse en el mundo contemporáneo; es en este espacio o zona que los nuevos artistas-diseñadores y creadores de objetos de ornato corporal como la joyería, recuperan para sí mismos y para la cultura, la dimensión simbólica de la joya y su portabilidad, afianzando al cuerpo como agente de reflexión, manifestación y vehículo de expresión y comunicación creativa, que abarca una gran área de expresiones, que van, desde el ornato, el performance, la moda, las prácticas de la post corporalidad, las posibilidades de corporalidad hibrida, las relaciones cuerpo-tecnología, etcétera; así mismo, es notoria la emergencia de los diseños en los campos en que tradicionalmente ha predominado el arte; esto es, el sistema cultural, el coleccionismo y el mercado, la reflexión teórica y los programas pedagógicos y académicos.

Desdeñado aún por muchos artistas de viejo cuño, el diseño se ha abierto camino valiéndose de estrategias propias y otras semejantes a las del sistema del arte y los artistas, como el culto a la personalidad del diseñador como sujeto creador; la creación del diseño como la “obra” de carácter experiencial, con “discurso” y trascendencia; y la capacidad de proporcionar al público-usuario experiencias más allá de la utilidad del objeto mismo, haciendo de él un objeto en la categoría de lo limítrofe que se desplaza entre los intersticios de otras disciplinas, una zona entre las artes y los diseños. También, y en su carácter inter y transdisciplinario[20], el diseño ha incorporado códigos y problematizaciones propias del arte; en ocasiones ha tomado distancia de la artesanía, en otras se le acerca como fuente de inspiración o por sus procesos de producción; también, y dado su carácter de objeto de consumo cultural, se comienza a cotizar como una obra de arte; o bien, emulando al arte, renuncia a sus fines utilitarios para situarse en el campo de la especulación simbólica, muy cercano ya a los mecanismos del mercado del arte en las ferias de arte y diseño. Por esto, es pertinente poner a discusión una serie de tópicos a los que la cultura global emergente del arte y los diseños nos empujan, entre otros: La relevancia o recuperación del oficio, utilidad de las técnicas y conocimiento de los materiales; la incorporación de nuevas tecnologías, la diferenciación en la actitud creativa del arte frente a la actitud prospectiva y de planeación de un objeto que debe estar concebido desde el principio como utilitario, es decir, la delimitación del carácter experimental e íntimo del arte frente a la planeación y objetivación necesaria del diseño.

Cartel_Diplomado
Cartel alusivo al Diplomado en Diseño de Platería.

En este estado de cosas y desde la experiencia docente y profesional de un equipo interdisciplinario de profesores, se propusieron una serie de objetivos, contenidos y ejercicios programados para generar un proceso teórico/práctico y un proyecto con un producto final con la creación del “Diplomado Diseño de Platería, Joyería, Objeto Utilitario y Objeto Artístico” con opción a titulación para las licenciaturas en Artes Visuales y en Arte y Diseño de la Facultad de Arte y Diseño, Plantel Taxco, de la UNAM. 

[Publicado el 10 de agosto de 2021]
[.925 Artes y Diseño, Año 8, edición 31]

Referencias

  • Argan, G. C. (1977). El pasado en el presente; el revival en las artes plásticas, la arquitectura, el cine y el teatro. Gustavo Gili. Barcelona.
  • Castrejón Diez, J. (2003). William Spratling, Anatomía de una pasión. Artes de México. México.
  • Cellini, B. (2018). Tratados de la orfebrería y de la escultura. Maxtor. México.
  • Méndez Llopis, C. (Coord.). (2014). La interdisciplinariedad en el arte y diseño, prácticas y aproximaciones teóricas, Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Ciudad Juárez.
  • Micheli, M. De. (2002). Las vanguardias artísticas del siglo XX. Colección Alianza Forma, Barcelona.
  • Wick, R. (2007). La pedagogía de la Bauhaus. colección Alianza Forma. Madrid.

[1] Sagástegui, D. (2004). Una apuesta por la cultura: el aprendizaje situado. Sinéctica, Revista Electrónica de Educación, (24),30-39. [fecha de Consulta 11 de junio de 2021]. ISSN: 1665-109X. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=99815918005

[2] Micheli, M. De. (2002). Las vanguardias artísticas del siglo XX. Colección Alianza Forma, Barcelona.

[3] Méndez Llopis, C. (Coord.). (2014). La interdisciplinariedad en el arte y diseño, prácticas y aproximaciones teóricas, Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Ciudad Juárez.

[4] La Segunda Guerra Mundial (1939-1945) enfrentó a países de todo el mundo y es considerada, como el peor conflicto bélico de la historia. Más de 100 millones de soldados de una veintena de países participaron en el conflicto.

[5] Castrejón Diez, J. (2003). William Spratling, Anatomía de una pasión. Artes de México. México.

[6] Salvador Felipe Jacinto Dalí i Domènech. (Figueras, 1904–1989). Pintor, escultor, grabador, escenógrafo y escritor español.

[7] Alexander Calder. (Lawnton, 1898 –Nueva York, 1976). Escultor estadounidense

[8] La Edad Media o Medievo es el período histórico de la civilización occidental comprendido entre el siglo V y el XV. Su inicio se sitúa en el año 476, el año de la caída del Imperio romano de Occidente, y su final en 1492, año en el que Colón llegó a América. Comprende diez siglos subdividido en Alta Edad Media y Baja Edad Media.

[9] Sanginés, E. Gremios y artesanos en conflicto en la Nueva España. Relatos e Historias en México 110. Disponible en: https://relatosehistorias.mx/nuestras-historias/gremios-y-artesanos-en-conflicto-en-nueva-espana

[10] El Renacimiento es un movimiento artístico y cultural que empezó junto con la Edad Moderna, un periodo posterior a la Edad Media y que se extendió entre los siglos XIV y XVI.

[11] Andrea del Verrocchio [nacido Andrea di Michele di Francesco de Cioni] conocido como Verrocchio. (Florencia, 1435 – Venecia, 1488). Pintor, escultor y orfebre cuatrocentista italiano.

[12] Leonardo da Vinci [Leonardo di ser Piero da Vinci]. (Vinci, 1452 – Amboise, 1519). Pintor, anatomista, arquitecto, paleontólogo, artista, botánico, científico, escritor, escultor, filósofo, ingeniero, inventor, músico, poeta y urbanista italiano.

[13] Benvenuto Cellini. (Florencia, 1500 – 1571). Escultor, orfebre y escritor italiano.

[14] Cellini, B. (2018). Tratados de la orfebrería y de la escultura. Maxtor. México.

[15] El movimiento Arts and Crafts, ligado al diseño y a las artes decorativas, nació en Gran Bretaña hacia 1880 y se desarrolló hasta la I Guerra Mundial. Su máximo ideólogo fue el artista y escritor William Morris (1834–1896) y tomó su nombre de la Arts and Crafts Exhibition Society, fundada en Londres en 1887.

[16] Argan, G. C. (1977). El pasado en el presente; el revival en las artes plásticas, la arquitectura, el cine y el teatro. Gustavo Gili. Barcelona.

[17] Fundada en Weimar, Alemania en 1919 bajo la dirección de Walter Gropius. Esta institución docente se ciñe en sus orígenes con la finalidad de dotar a Alemania de una academia de Bellas Artes, acorde con la revolución que en el plano artístico se gestaba en Europa. En este sentido la Bauhaus debía convertirse en una reforma pedagógica en el terreno de las artes.

[18] Wick, R. (2007). La pedagogía de la Bauhaus. colección Alianza Forma. Madrid.

[19] El Diplomado Diseño de Platería, Joyería, Objeto Utilitario y Objeto Artístico, cuya duración fue de 240 horas, fue impartido en 2015 en el Plantel Taxco de la FAD UNAM.

[20] Galán, J. y Felip, F. (2013) Lo transdisciplinar en las claves creativas del arte y el diseño. DEFORMA: Cultura Online, 27-3-2013, pp. 1-22. ISSN 2254-2272

Pedagogía del fuego

Por Alexander Romero Reyes.–

La relación entre las profesiones de joyero y docente me ha puesto en diversos escenarios sociales y culturales, me ha involucrado en contextos en donde tanto la una como la otra se mezclan y fortalecen a través de la construcción del conocimiento y de la relación al compartirlo con el otro; me ha llevado a escenarios en donde la enseñanza técnica y el lujo convencional de las joyas son superados por la experiencia relacional, en donde el énfasis recae en el cómo y con quién se comparte el conocimiento.

A continuación, voy a exponer dos experiencias que considero en una escala de valor personal, son las que mayor sentido le han dado a la relación joyería–docencia en mi carrera profesional, debido a los ámbitos en los cuales se han desarrollado, a los resultados que he obtenido y porque me han permitido conocer otras posibilidades de intervención y manifestación posibles de la joyería.

Joyería y diseño como herramienta de intervención en comunidades vulnerables

El fuego como elemento que congrega a la comunidad

Durante nueve años, mi labor como docente de joyería se desarrolló en el marco de un proyecto de intervención con comunidades en la ciudad de Bogotá, Colombia, a través de un trabajo interinstitucional entre el gobierno local y dos organizaciones sin ánimo de lucro (una de las cuales yo dirigía en ese entonces) creamos una escuela de artes y oficios en un complejo sector de la ciudad. Nuestro objetivo era brindar posibilidades de formación a comunidades vulnerables del sector sur oriental de la ciudad, a personas cuyas características sociales, económicas y culturales les son desfavorables con relación a otros sectores.

Se convocó, para participar como estudiantes, a jóvenes que no tenían trabajo u oportunidades de acceso a estudios superiores, o que realizaran actividades que les permitiera usar su tiempo libre (alejándolos de fenómenos sociales urbanos negativos, como las drogas y las pandillas), también se convocó a madres, a cabezas de hogar y a adultos mayores en edad productiva con pocas opciones de conseguir empleo. Para ellos se ofertaron cursos de diseño, dibujo, joyería, cerámica y marroquinería, con un componente de formación empresarial y atención psicosocial.

Para la ejecución del componente pedagógico y formativo, fue necesario crear metodologías, programas de clase, ejercicios de creación y de aprendizaje técnico, de tal manera que el conocimiento fuera asequible a la comunidad tan variada que componía los grupos de estudiantes, nos encontrábamos frente a grupos en donde había niveles académicos que podían pasar del profesional universitario desempleado, hasta la persona mayor de edad que no tenía la escuela primaria culminada. En conjunto con el grupo de docentes de oficio y de diseño adaptamos el lenguaje técnico y conceptual a un nivel que nos permitiera llegar a todos y avanzar con los programas propuestos para brindar clases de dibujo técnico, dibujo artístico, y dar a conocer e interpretar conceptos básicos de diseño para aplicarlos en la creación de piezas de joyería.

Por medio de una exploración visual nos acercamos a su mundo estético, a sus referentes visuales, sus intereses formales y simbólicos (en la mayoría de los casos estos referentes provenían del imaginario comercial y televisivo, de la cultura popular urbana, o de los rasgos culturales de sus regiones de origen). Por medio de los ejercicios planteados durante las clases los acercamos a otras posibilidades de referencia estética y visual. Apoyados en las artes plásticas, el diseño, la artesanía tradicional y contemporánea se dio una reinterpretación de los elementos de referencia cultural de su entorno, todo esto con el fin de crear colecciones de joyas que les permitiera abrirse paso en el mercado de la ciudad.

Proyecto Escuela de Artes y Oficios, Localidad Rafael Uribe. Bogotá 2007.
Proyecto Escuela de Artes y Oficios, Localidad Rafael Uribe. Bogotá 2007.

El proceso siempre funcionó como una construcción en paralelo entre la creación de formas, usos o aplicaciones, partiendo del aprendizaje de técnicas como el calado, armado, engaste de piedras, modelado, micro fundición a la cera perdida, pátinas, acabados, experimentación de ensamblajes entre metales y maderas, semillas, acrílicos, resinas, con la meta de elaborar productos comerciales con un sello de identidad propia desde el diseño y la calidad de sus materiales hasta los acabados. Como resultado de este proceso se estableció un plan de formación por niveles que duraba dos años, los estudiantes que egresaban del plan académico se organizaron y conformaron una cooperativa asociada de trabajo y con el apoyo de las organizaciones que coordinaban el proyecto se gestionaron espacios en la ciudad para que pudiesen vender y comercializar sus productos. La asesoría y acompañamiento permitió que construyeran su imagen corporativa, su marca comercial, con empaques, etiquetas, logotipos, estanterías y vitrinas, de esta manera se pudieron consolidar emprendimientos de microempresas de joyeros y así se generaron otras alternativas de solución a algunas problemáticas que les aquejaban como grupo social y se permitió la generación de nuevos espacios de encuentro para la construcción cultural de estas comunidades.

Este proyecto de educación funcionó por nueve años como la única oferta de formación gratuita en oficios artesanales dirigida a sectores vulnerables de la ciudad, cerca de 600 personas se educaron allí, algunos de ellos actualmente trabajan en sus talleres de manera independiente, participan en ferias, eventos para emprendedores y comercializan sus productos en tiendas y por redes sociales, otros laboran en talleres de diseñadores o de marcas reconocidas en la ciudad permitiéndoles tener un trabajo digno que les genera ingresos económicos. La ejecución del proyecto fue una alternativa y un punto de inflexión para que varias personas cambiaran su ser y sus entornos próximos por medio del aprendizaje del oficio de la joyería, aplicando los conocimientos y herramientas adquiridas proyectaron otras posibilidades para dar un nuevo enfoque a su rol social, para ampliar su espectro cultural y fortalecer su entorno productivo.

Enseñar joyería en el ámbito académico profesional de las artes plásticas

El fuego como elemento de conocimiento

Otra experiencia significativa que resalto entre la relación docencia–joyería en la cual he encontrado un importante sentido, es en el ámbito académico de las artes plásticas. Desde hace cinco años me desempeño como docente de escultura a nivel universitario, este escenario me ha permitido expandir la exploración en la joyería, tanto en su componente técnico, como en su sustento conceptual y me ha exigido crear una metodología para su enseñanza.

El hecho de tomar un oficio artesanal con tradición tan arraigada en nuestras culturas prehispánicas que, después del proceso de colonización se manifestó en la platería virreinal y que en la modernidad se asoció con el lujo, la moda, el producto utilitario y de diseño para luego interrelacionarlo con los lineamientos conceptuales del arte contemporáneo, me han permitido abrir un nuevo campo de reflexión y acción, liberando a la técnica de toda la carga y responsabilidad de la creación de la pieza artística para proponer desde el estudio de la imagen, nuevos procesos de creación en donde la joyería sirve como medio expresivo, como un lenguaje plástico que reconoce al cuerpo como lugar de aparición, de materialización de la forma y la idea.

Visto desde el ámbito del arte contemporáneo, la joya retoma el valor simbólico, su intención original de señalar, de representar jerarquías, de enunciar, de ser un objeto con la capacidad de comunicar una idea en donde junto con el sujeto portador son elementos activos de una imagen artística.

Modelo en cera para pieza prendedor. Asignatura objeto. Estudiante de artes plásticas Universidad Nacional de Colombia. Bogotá 2017.
Modelo en cera para pieza prendedor. Asignatura objeto. Estudiante de artes plásticas Universidad Nacional de Colombia. Bogotá 2017.

A partir de esta vivencia he iniciado una investigación como docente y artista, en donde surge un concepto que se convierte en eje, para desde allí desplegar una metodología de enseñanza y de creación de joyería con carácter artístico al cual he denominado “Objetos para Espacios Corporales”, una línea de investigación que propone el cuerpo como primer espacio para ser interpelado por el objeto artístico. Un objeto (joya) que toma forma por medio de procesos y metodologías que derivan del diseño, la escultura, la instalación y el oficio en sí de la joyería.

Fotoperformance: “Sobre el Poder y Otros maleficios”, objetos escultóricos y fotografía digital. Autor: Alexander Romero Reyes. Bogotá 2013.
Fotoperformance: “Sobre el Poder y Otros maleficios”, objetos escultóricos y fotografía digital. Autor: Alexander Romero Reyes. Bogotá 2013.

Al poner en práctica esta metodología con los estudiantes y en mi propia obra, han surgido objetos que en su manera de manifestarse y en la relación con el cuerpo sugieren imágenes poéticas, que se construyen a partir de medios como el diseño, la escultura, la fotografía, el grabado, el performance y foto-performance. Joyas que cuestionan el uso, su relación con el cuerpo portador, la escala, la relación con la materialidad. Joyas que precisamente no tienen un fin meramente ornamental, sino que, por el contrario, permiten múltiples lecturas, sugieren usos posibles e imposibles, expresan conceptos que se validan y transcurren en esa extraña línea difusa entre arte, diseño y artesanía.

“El plato fuerte”, anillos-plato para la exposición V Salón Crisol “Joyería y Gastronomía”, Autor: Alexander Romero Reyes. Bogotá 2017.
“El plato fuerte”, anillos-plato para la exposición V Salón Crisol “Joyería y Gastronomía”, Autor: Alexander Romero Reyes. Bogotá 2017.

En la aplicación práctica la metodología deriva en dos componentes, por una parte, el espacio de creación conceptual, que se apoya de toda la estructura académica existente (textos, ejercicios de bocetaje y maquetación, revisión de referentes, laboratorios de creación) y el espacio de Taller de Creación, en donde el fuego aparece como elemento fundamental en la transformación de los metales y las técnicas asociadas a su trabajo, pero también como elemento que genera inquietudes y acerca a los estudiantes a otro tiempo en la creación, un tiempo de observación, dedicación, trabajo manual de exigente detalle, un tiempo que requiere de la precisión y el rigor de comprender, sentir la materia y vivir el tiempo de los procesos.

“Autoretrato”, proyecto “Alter-Ego”. Collar, anillos y fotografía digital. Autor: Alexander Romero Reyes. Bogotá 2019.
“Autoretrato”, proyecto “Alter-Ego”. Collar, anillos y fotografía digital. Autor: Alexander Romero Reyes. Bogotá 2019.

Es este el lugar donde el estudiante vive la relación directa de aprendizaje y conocimiento entre el material, la técnica y la idea, donde puede reconocer las potencialidades expresivas de los metales, comprender sus posibilidades físicas y de esta manera construir una conciencia de su uso y aplicación para el momento de abordar sus proyectos. Esta vivencia le permite reevaluar la importancia de las relaciones entre concepto y técnica ya que el hacer en la práctica le posibilita ampliar las opciones de manifestación de una idea, el conocimiento técnico en el momento de creación de la idea brinda confianza y abre camino a la exploración de nuevas manifestaciones estéticas y formales. El hecho de involucrar en el concepto de espacio al cuerpo le permite arriesgarse a tomar decisiones que implican salirse del uso de materiales y escalas convencionales en la joyería tradicional o comercial, llevándolo a replantearla desde términos como la micro escultura, el objeto artístico, performativo, activo y con un poder de comunicación como imagen artística.

[Publicado el 10 de agosto de 2021]
[.925 Artes y Diseño, Año 8, edición 31]

Fuentes de consulta:

  • Proyecto para la conformación de una escuela de artes y oficios para la Localidad Rafael Uribe Uribe de la Ciudad de Bogotá. Diseñado y ejecutado por: Fundación Arte en Todas Partes, Fundación Fondo de Desarrollo Empresarial de la Fundación Corona y Alcaldía Local de Rafael Uribe Uribe. 2000-2009.
  • Cabral Almeida Campos, A. M. (2014). La Joyería Contemporánea como Arte. Universidad Autónoma de Barcelona.
  • Sennett, R. (2009). El artesano. Barcelona. Ed. Anagrama

Perspectivas de la joyería. Retomar lo valioso del pasado para el éxito del futuro

Por Karen Marrun Matuk.–

Los antecedentes

Tener perspectiva de algo se plantea como ver a lo lejos o ver la imagen completa. A veces hay que “hacerse hacia atrás” para lograrlo. Con esta analogía me refiero a que en la vida, para poder imaginar los comportamientos futuros, el pasado nos sirve de referencia.

Desde tiempo inmemorial el ser humano ha manifestado su creatividad por medio de elementos pictóricos y tridimensionales. El adorno personal es sin duda alguna una de las primeras manifestaciones creativas de la humanidad.

La joyería es la respuesta ante la profunda necesidad y deseo del hombre por auto adornarse e incrementar su autoestima, vanidad y amor propio, mejorando su imagen personal. Existen infinidad de motivos que nos llevan a desear, elegir, adquirir y portar joyería. Estos envuelven preocupaciones elementales y eternas del ser humano.

Los usos y valores de las joyas responden a necesidades específicas del ser humano, físicas y psicológicas, y siempre se han determinado por situaciones de tipo político, económico, social, tecnológico, religioso y cultural. Se repiten constantemente demostrando que, a través del tiempo, somos iguales en esencia y que sentimos siempre las mismas necesidades de usar joyería, sin importar nuestro origen.

La joyería es un medio no verbal de comunicación y un vestigio histórico que nos regala información muy valiosa acerca de los comportamientos y creencias de diferentes culturas.

Las joyas se heredan, nos cuidan, nos dan suerte, nos permiten recordar, nos unen, nos definen, son nuestras compañeras en la vida y en la muerte

La actualidad

Aún en tiempos de pandemia, donde la gente habla y adopta la idea de una “nueva realidad”, se han analizado las necesidades por las cuales la gente usa joyería y los motivos que le llevan a comprarla, y siguen siendo los mismos. Es relevante recordar, que las joyas han sobrevivido y acompañado la evolución del ser humano, han trascendido las grandes pandemias de la historia, como la viruela y la peste, el holocausto, las guerras mundiales. Por ahora no se ve una razón aparente por la cual la necesidad de usar joyería pudiera sufrir un cambio causado por la realidad que estamos viviendo.

Lo que sí está sucediendo es que las nuevas generaciones vienen con otro “chip” y, aunque lo que le lleve a adquirir una joya sea un motivo o valor elemental, sus hábitos de consumo o formas de adquirir joyería están cambiando constantemente.

El E-commerce o comercio por internet ha sido el punto focal de la gran mayoría de las empresas en estos tiempos de encierro. Las empresas están apostando, invirtiendo y capacitándose para ofrecer una experiencia cautivadora y realista del producto que se pretende vender. Actualmente hay poco más de 88 millones de internautas en México y 5 de cada 10 aseguran que compran vía on-line[1]. Es importante recalcar, que estos compradores prefieren sitios extranjeros lo cual no siempre nos beneficia.

Hay miles de productos que gozosamente se compran por internet ya que la experiencia de compra no aporta gran cosa, nos ahorran tiempo y el producto no pretende conectar con el portador, es simplemente un producto “común”. Por ejemplo, un insecticida, un paquete de galletas, un jabón de trastes, un six pack de refrescos. Sin embargo, no todos los artículos se comportan de la misma manera. En el caso específico de la joyería, que es tan trascendente en su función y satisfactores, es difícil imaginar que el futuro para su compra pueda limitarse a través de una foto o imagen, sin sentirla, pesarla o “vestirla”.

Hay que reconocer, que la venta de joyería en línea ha salvado a muchas empresas en esta pandemia y ha sido eficiente –inclusive conveniente–, pero veo con algo de preocupación que el destino de la comercialización de la joyería se decante sin piedad hacia las ventas por internet, pues es difícil experimentar, con el comercio electrónico, el dialogo oculto entre la presencia de una joya y el posible portador. Esta reflexión se ha visto reforzada por una cantidad importante de clientes insatisfechos que se han acercado a mí para comprar por cita en el último año. Comparto a continuación sólo algunos testimonios de sus frustraciones comprando joyería en línea:

“No era lo que esperaba”, “pesa demasiado”, “se veía más pequeño en la foto”, “la calidad esta horrible”, “me gustó cuando lo vi en la tienda online pero ya que me lo probé, no me gusta puesto”, “la piedra no era para nada la misma de la foto”, “ en la foto se veía lindo, pero cuando lo recibí, lo sentí gigante y pesa muchísimo”, “una vez puestos, los aretes son incomodísimos”, “la compré con mucha ilusión y cuando llegó, ya no me gustó”, “pensé que era una pieza robusta y me llegó una basura como de lámina”.

Como diseñadores y comercializadores es básico detectar y acatar los nuevos hábitos de consumo y comunicación de los mercados, pues es nuestro deber satisfacer las necesidades de todos los consumidores. Indudablemente la proyección de marca que se logra en redes sociales es fantástica, de gran alcance y necesaria, pero no podemos olvidar que también hay mercados importantísimos de todo poder adquisitivo, sensibles a la experiencia vivencial, que no son partidarios de comprar en línea y que no son tan afectos a la tecnología.

Reiterando la primera parte de este artículo, recordemos que, para algunas personas, las joyas tienen un significado muy especial, se relacionan directamente con el cuerpo, tienen energía, se comunican, te llaman y dialogan en presencia. Una joya se toca, se experimenta, hay que probársela y es imposible percibir sus características reales, aún en la mejor foto del universo.

Quizás para algunos lectores este escrito pueda percibirse como de resistencia al cambio…, sin embargo, es todo lo contrario, es un llamado a encontrar un punto de equilibrio para el éxito futuro, dignificando el producto que hacemos, recordando y destacando las razones por las cuales las personas se adornan y lo que determina su proceso de elección entre una u otra pieza de joyería.

El futuro

Por más lejana que parezca la normalidad cotidiana, ésta volverá. Habremos cambiado y tendremos nuevos retos ante el comportamiento de nuestro trabajo y los consumidores. La joyería mantendrá sus usos y valores, pero exigirá mayor esfuerzo y creatividad para desarrollarse en varios aspectos de su creación y comercialización futura.

Rediseñar la experiencia de compra presencial. Hacer alianzas. Unir ámbitos

Ahora más que nunca debemos darle a la joyería un hogar protagónico y seductor donde cada pieza pueda conectar energéticamente con sus compradores y pueda trasmitir la historia creativa por la cual fue concebida. Es preciso rescatar la compra presencial en tiendas. Para lograr exitosamente esta experiencia, las alianzas entre ámbitos serán importantes y necesarias. La fusión con otros entornos como el gastronómico, el musical, el cultural (por mencionar algunos), pueden vincular a la joyería con otras disciplinas y hacerla convivir con otros productos o servicios para convertir la compra en tiendas presenciales en una experiencia lúdica, inolvidable y necesaria.

Como ejemplo exitoso, cito a la galería Puerta del Cielo[2] en Pátzcuaro, Michoacán, donde se me invitó a colaborar en el desarrollo conceptual y diseño interior de una galería/cafetería, implementando un concepto que denomino “tienda viva” donde cada mes hay un evento cultural y gastronómico, vinculado con la venta de joyería de un grupo de colegas asociados a Joyeros MX[3].

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Los eventos consisten en degustaciones de café local, mezcal, helados artesanales, chocolates de la región, acompañados de conciertos de música en vivo, lecturas de libros, videos explicativos del trabajo de los joyeros y venta de las piezas bajo el estatus de galería con expositores personalizados y personal capacitado para transmitir el “ADN” de cada marca.

Asociaciones entre colegas. Promoción y participación en exposiciones de manera presencial y/o virtual dentro y fuera del país

Las asociaciones entre colegas serán esenciales para el futuro de la joyería. La unión y comunicación del gremio puede permitir la resolución y gestión de algunos temas laborales, ayuda a encontrar mejores proveedores y reducir costos, nos capacita en grupo y nos vuelve más fuertes y competitivos, impulsa a tener mayor presencia dentro y fuera del país ya sea en ferias, eventos y exposiciones.

Para el futuro no bastará con producir y vender, hay que llevar la joyería a otro nivel donde podamos enseñar y demostrar las expresiones del diseño contemporáneo mexicano. Es preciso fomentar y participar en las iniciativas colectivas de exposiciones virtuales como #jewelsforthequarentine de Gomalacago[4]; trabajos conjuntos que tienen como inspiración algún aspecto cultural de nuestro país y que tendrán exposición internacional, como el proyecto ‘Rostros Insumisos’[5]; asociaciones de joyeros eficientes y dinámicas donde se realizan cursos, capacitaciones, exposiciones y ventas como Joyeros MX y Mubri[6]; exposiciones internacionales coordinadas de manera virtual, pero con presencia física en museos, como Proyecto Denísova[7]; grupos de joyeros comercializando en el mismo espacio como Citlali San Ángel[8].

Gomalacago
Gomalacago

Gomalacago
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Creatividad y diseño con sentido, no conformarse con “armar” joyas, hay que contar historias

El futuro nos brinda múltiples plataformas para exponer y vender nuestro trabajo, hay que explorarlas y aprovecharlas siempre intentando lograr un equilibrio. Será vital, hacer ejercicios intensos de creatividad para darse el tiempo de diseñar con más seriedad y no sólo enfocarse en comercializar. Algunas marcas se han preocupado y dedicado tanto en tener un buen sitio con contenido en redes, que han dejado en segundo plano la calidad del diseño de joyería que están generando. No hay que perder de vista que lo más importante es diseñar joyería con contenido y no comercializar contenido. El futuro es volver a contar historias y conectar con el portador. Hay que aprovechar la facilidad que hay para encontrar temas interesantes como inspiración, explorar las nuevas formas de crear y producir joyería, y rescatar las técnicas antiguas que brindan infinitas posibilidades.

Muchas grandes marcas de joyería comercial están a punto de desaparecer, tenemos la oportunidad de reinventarnos y trabajar duro para seducir al portador y darle una razón irresistible para adquirir y conectar con nuestras propuestas.

En conclusión

Es de gran relevancia saber que la joyería existirá mientras el ser humano perdure, porque llevamos más de 40,000 años adornando nuestros cuerpos[9] y fortaleciendo nuestros espíritus por medio de nuestras joyas. Tomar en cuenta y no perder de vista la importancia de sus usos y valores nos permitirá tener una visión más seria y cuidadosa de lo que se quiere proponer y sobre todo de qué manera llevar a cabo una promoción y comercialización adecuadas.

Seamos más que creativos a la hora de diseñar, contemos historias interesantes a través de la joyería, hagamos magia, sorprendamos, trabajemos sin descanso, inventemos “el hilo negro” e inspiremos con nuestras propuestas porque tenemos una de las profesiones más increíbles del mundo.

Unámonos como gremio, hagamos frente común, capacitémonos juntos, aprendamos del otro, dignifiquemos el oficio, apoyémonos del mundo virtual y también hagamos innovadora y fantástica la experiencia de compra, vinculemos nuestras joyas con creadores de otros productos y otras disciplinas, demos un gran servicio, expongamos y enseñemos la madera que tenemos como diseñadores mexicanos. El futuro de la joyería, será lo que, como gremio, decidamos que sea. 

[Publicado el 10 de agosto de 2021]
[.925 Artes y Diseño, Año 8, edición 31]

Referencias


[1] https://marketing4ecommerce.mx/5-de-cada-10-consumidores-compra-via-online-para-evitar-salir-de-casa-durante-la-cuarentena-por-el-coronavirus-amvo/

[2] https://www.facebook.com/puertadelcielogaleria/

[3] https://www.facebook.com/joyerosmx y https://www.instagram.com/joyerosmx/

[4] https://www.instagram.com/gomalacago/?hl=es

[5] ‘Rostros Insumisos’ es un proyecto que se encuentra en fase de creación y será concretado en fechas próximas.

[6] https://mubri.org/

[7] https://www.instagram.com/proyectodenisova/?hl=es

[8] https://www.instagram.com/joyascitlali/?hl=es

[9] “El hombre de Denisova, una especie extinta del género humano, vivía en Eurasia hace al menos 200,000 años, confirmaron investigadores, que apuntaron que este primo lejano del hombre moderno podría ser el autor de unas ‘joyas’ de más de 40,000 años de antigüedad. En estudios distintos publicados en la revista Nature, dos equipos de científicos precisaron las dataciones de las osamentas fosilizadas y de objetos encontrados en la cueva de Denisova”, de acuerdo con información de El País y Grurpo RPP de Perú. Los denisovanos son una enigmática población humana descubierta en Siberia que convivió con los neandertales y con los Homo sapiens en el paleolítico, tenían una cabeza excepcionalmente ancha, según una investigación que ha logrado reconstruir su apariencia física a partir de análisis de ADN y que se presenta en la revista Cell.

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