Visiones para una Escuela Nacional de Comunicación Gráfica

14 noviembre, 2018

Por José Luis Ortiz Téllez.

Prólogo

La idea fundamental que nos llevó a realizar esta propuesta de 78 paginas en el año de 1971 y autorizada en 1975, además de su finalidad de servicio social, fue la de aportar algunos conceptos sobre la comunicación visual y lo que sería la nueva Escuela de Comunicación Gráfica. 48 años después lo comparo con un desarrollo revolucionario en las artes y diseño y puedo aseverar que estábamos en el camino correcto.

El desarrollo

Tal vez lo más razonable hubiera sido que escogiéramos un sólo tema sobre nuestra carrera, pero viendo la situación de la escuela y tratando de ayudar a la causa de algunos estudiantes y maestros, nos inclinamos a realizar una investigación de dos años sobre la comunicación y el diseño gráfico en las formas en que el país más lo necesitaban.

Se decía que la comunicación rompe barreras, y deberán ser los futuros alumnos de la Escuela Nacional de Comunicación Gráfica, ENCOGRAF, los que ayuden a desvanecer las tremendas zanjas sociales, económicas y educativas que han divido a la población.

La comunicación gráfica puede proveer no sólo a las escuelas, universidades, centros de salud, hospitales y oficinas de gobierno, sino al hogar mismo, una serie de conocimientos que van desde los más elementales, hasta los más profundos en materias diversas. Tiene la ventaja de ser masiva y contando con medios para llevarse a cabo, como: prensa, audiovisuales, videos, filmes, y televisión, sólo harían falta los conocimientos que una escuela profesional como ésta daría a los estudiantes para salir a crear, organizar y dirigir la comunicación gráfica en México. (Hace mas de 48 años veíamos llegar la nueva tecnología llamada multimedia, que en cierta forma ya era ejercida en los documentales; con fotos, filmes, comerciales para televisión y cine, sonido y transparencias).

Nosotros también estábamos conscientes de que teníamos –hasta cierto punto– algo que ver con esto, pues se nos dieron conocimientos concretos sobre cuestiones técnicas de artes, diseño gráfico y comunicación, y considerábamos que ésto ya era un paso hacia otro mayor y decisivo que el nuestro, no por sentirnos inseguros ante esta tarea sino por que pasamos por la escuela cuando ésta sufría tremendas crisis. Es lógico, pues nos afectó.

Por otra parte, nuestra carrera, la de Dibujo Publicitario tendía a estar más al servicio de intereses privados que de interés social. Pero, repito, teníamos las bases técnicas y dependía sólo de nosotros continuar en el camino, tratando de abrir comunicaciones entre los individuos o permanecer en un pequeño y banal círculo de mediocres.

Bruno Munari[1] decía: “Antes existían las bellas artes y las artes industriales, esto es, el arte puro y el arte aplicado; las formas nacían en el secreto de la torre de marfil gracias a una inspiración divina y los artistas las mostraban sólo a los entendidos en forma de pintura o escultura: únicos medios de comunicación de las antiguas formas de arte”.

La historia

El departamento de Comunicación Gráfica comenzó a funcionar después de una larga lucha de más de treinta años, a partir de 1970 en la que hubo transiciones con matices variados.

Si en su carácter anterior de Departamento de Dibujo Publicitario tenía una finalidad comercial, como puede serlo una publicidad sin ética y direcciones sociales en la que puede caer involuntariamente un dibujante publicitario, ésto se debió a una evolución que sufrió el curso nocturno para obreros sobre letras y carteles que comenzó a impartir la Escuela Nacional de Artes Plásticas en 1941. Entre las asignaturas que contenía aquel programa se incluía la publicidad gráfica. En 1942 se incluye la materia de Dibujo Publicitario como una especialidad y se mantuvo dicho plan de estudios con duración de tres años sin ninguna modificación hasta 1950. En 1951 se modificó el plan de estudios que estableció la carrera de cuatro años que duró hasta 1959, año en que comenzó a exigirse el certificado de secundaria como requisito para ingresar.

Una resultante de esta modificación fue el reconocimiento de la especialidad de Dibujo Publicitario como una carrera formalmente establecida con duración de cinco años y derecho a ser considerada como licenciatura. La otra resultante fue el establecimiento del Departamento de Dibujo Publicitario, que hasta 1970 estuvo ubicado –y discriminado– junto a las demás carreras que impartía la Escuela Nacional de Artes Plásticas en las calles de Moneda y Academia, en el centro de la Ciudad de México.

La separación

A principios del citado 1970 y bajo la coordinación de Rafael Jiménez[2], como secretario fungía Manuel Sánchez[3] y en un intento de separarse y de formar una escuela dependiente directamente de la propia UNAM, se trasladó a un viejo local que antes ocupó la Escuela de Ciencias Químicas en el barrio de Tacuba (al poniente de Ciudad de México). Un laboratorio más que una escuela, pero que se transformó en un centro activo de diseño y comunicación.

La decisión de separarse administrativamente de la ENAP fue por demás riesgosa pero necesaria, debido a la fuerte presión política que se ejercía sobre la carrera de Dibujo Publicitario desde la sección de artes plásticas y el rumor de su posible desaparición.

Una corriente crítica que tendía a rechazar el auspicio de una carrera que se ocupaba de “comercializar el arte” y que discriminaba por completo la existencia de las artes aplicadas ha constituido hasta la fecha una reacción tardía e inoperante contra la creciente importancia y demanda de la función social que ha tomado el arte gráfico en la comunicación a través de los medios (sólo hay que notar cuántas escuelas de diseño existen a la fecha). El Departamento de Dibujo Publicitario fue siempre el paso automático hacia el diseño gráfico y la comunicación visual en México.

La investigación

En 1970 un grupo de profesores y estudiantes –entre ellos el autor de estas líneas– avalado por los profesores Rafael Jiménez, Coordinador de Dibujo Publicitario y Manuel Sánchez, Secretario, nos reuníamos periódicamente para desarrollar un nuevo plan de estudios.

Ahí se decidían normas, políticas y procedimientos. Un abogado, especialista en la ley orgánica universitaria, sugirió y aportó salidas legales. Se litigó con el Consejo Universitario que encabezaba el poeta Dr. Rubén Bonifaz Nuño y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua; se propusieron cambios y alternativas, se identificaron discrepancias presupuestales en los diferentes departamentos, se solicitaron planes de estudios y currícula de diferentes países y escuelas de diseño: Pratt Institute, Parsons School of Design, y School of Visual Arts (una década después fui profesor en las tres instituciones, todas localizadas en la ciudad de Nueva York); Rhode Island School of Design, en el estado de Rhode Island, Art Center en Pasadena, California, así como de diferentes instituciones en Europa. Finalmente se presentó la propuesta del nuevo plan de estudios ante las autoridades universitarias, incluyendo a las de la Escuela Nacional de Artes Plásticas.

A partir de ahí se manifestó una lucha constante entre departamentos; se dieron confrontaciones con los “maestros del verbo”, charlas de café, amenazas, plagios, comentarios en los diarios de la prensa por ambos partidos, inclusive golpizas (fui golpeado por dos policías patrulleros al salir de un mitin), alianzas políticas, insultos y traiciones.

Organizados y seguros de lo que hacíamos con seriedad y visión nos lanzamos hasta conseguir su aceptación, no sin antes evitar todas las trampas y barreras del grupo opuesto. Esto nunca lo entendí, peleaban el cobro del cheque, no la responsabilidad y oportunidad que se tenía de enseñar a las nuevas generaciones. Temían perder su posición y poder. Descubrimos que tenían una población menor de estudiantes que la nuestra con una cantidad mayor de profesores que se llamaban investigadores, un presupuesto increíble comparado con el nuestro –por cierto, que era raquítico– que no nos conducía a una enseñanza adecuada, la mayoría de las becas se desvanecían en los pasillos de la dirección sin compartirlas con los nuestros, antes de 1968 el Departamento de Dibujo Publicitario tenía imprenta donde se enseñaban artes gráficas y tipografía, talleres de serigrafía –que fueron destruidos por autoridades del gobierno acusando a los estudiantes y profesores de izquierda de conspirar y no fueron repuestos de inmediato–, los directores se comportaban como si el puesto que sostenían fuera el de un virreinato con gastos y lujos similares a los de un secretario de Estado, y nos llamaban ordinariamente “prostitutas del arte”, sin ver su propia ropa sucia.

Nosotros también fuimos artistas que visionamos un mundo distinto tempranamente, como ejemplo, véanse cuántas escuelas de diseño existen actualmente en México, o bien, véase qué artistas clásicos tienen ahora equipo de cómputo en sus estudios.

El Departamento de Dibujo Publicitario produjo un sinnumero de famosos y celebres artistas gráficos, entre ellos: dibujantes, caricaturistas, autores, periodistas, muralistas, ilustradores, educadores, directores de arte, directores creativos, diseñadores de billetes y monedas, y empresarios que usaban las herramientas de la pintura, el dibujo, las artes gráficas, la fotografía, tipografia, publicidad, el diseño, la redacción y comunicación.

Los participantes

Fue una pasión buscar y encontrar información en los numerosos libros y programas de estudios extranjeros que pasaron por nuestras manos.

Entre los profesores que participaron estuvieron: Rafael Jiménez, Manuel Sánchez, Eduardo Téllez[4], Fernando Reyes Todd[5], Jorge Chuey[6], Gerardo Portillo Ortiz[7]. Como asesores tuvimos a Armin Hofmann[8] (Basilea, Suiza), a José Guadalupe Vera[9] (Art Center, Pasadena, California), a Marshal Arisman[10] (School of Visual Arts, Nueva York), a Ernesto Lehferld[11] (DI, UNAM, México); dos abogados familiarizados con la Ley Orgánica Universitaria, y Rafael Rodríguez Castañeda[12] –quién asistió en el desarrollo del libro “Los Hijos de Sánchez”; y compañero en AURIS, Estado de México, asesorando al gobierno de Carlos Hank González[13] en comunicación educativa (y de quien escribe estas líneas).

© Miguel Ángel Padriñán Alba. 2018
© Miguel Ángel Padriñán Alba. 2018

La aceptación

Fue un largo proceso, al final se obtuvo como resultado la aceptación de la licenciatura en Comunicación Gráfica, incluida en la Escuela Nacional de Artes Plásticas (hoy FAD) con independencia de presupuesto. En esos días se decía:

El desarrollo continúa en la escuela y debe terminar hasta que se realicen todos los requisitos necesarios para que ésta tome un carácter verdaderamente profesional y sea capaz de recibir no sólo a estudiantes nacionales sino al latinoamericano, que cree un estilo característico mixto en el que la escuela pueda identificarse a nivel internacional.

Como la problemática latinoamericana es común, facilita la tarea de agrupar en rubros específicos que puedan ser resueltos en un esfuerzo conjunto.

Un propósito que debe prevalecer en toda escuela es la obligación de formar gente capacitada para rebelarse contra ideas estereotipadas, para lo que se debe proporcionar el material básico para lograrlo, de otra forma, dicha posición revolucionaria resultará demagógica, tomando en cuenta por otra parte que:

  1. La enseñanza del diseño equivale a una educación para activar la creatividad responsable, si recordamos que el diseño no es indiferente en nuestra sociedad.
  2. En la enseñanza del diseño gráfico y la comunicación está la solución al planteamiento de problemas sociales incluyendo políticos, que pueden desvanecerse incrementando la comunicación, pues además de que la imagen goza de un crédito muy especial, resulta tan rápida como la visión y la percepción del individuo.
  3. La enseñanza de las diferentes técnicas que dan acceso a la comunicación y al diseño gráfico son las bases de un poderoso mecanismo de transformación social.

Es estos tiempos en los que es necesario adquirir conocimientos de una forma más rápida, debemos de valernos de todo material del que disponemos sin escatimar ningún esfuerzo para lograr nuestro objetivo.

La vista, aunque es usada por todos nosotros como algo tan natural, está produciendo su civilización. La visión es rápida, perspicaz, simultáneamente analítica y sintética. Requiere de tan poca energía para funcionar, que permite a nuestra mente recibir y retener a una enorme cantidad de piezas de información en una fracción de segundo.

En este momento es oportuno citar el siguiente fragmento escrito en 1971: “Aún cuando los conocimientos seguirán siendo transmitidos por los medios tradicionales, podemos prever una era en la que procesar el material visual será tan fácil como nuestra comprensión a los actuales métodos, pero con la ventaja de una rapidez increíble. Además, a través de la integración lograda por la televisión, las cintas, las diapositivas o el cine en sus diferentes formatos, estaremos en posibilidad de compartir al momento vastas experiencias conscientes”.

A estas posibilidades que la tecnología ofrece hoy, podemos identificarlas con el CD, el DVD, las USB, o bien el internet.

Poco a poco nos hemos ido adaptando a este sistema de comunicación, como un ejemplo, digamos que sólo nos basta un segundo para ver una figura, mientras el texto que aparece abajo necesita más tiempo para ser leído y comprendido.

La comunicación visual consiste en mostrar los conocimientos de una manera sencilla y real, iconográfica o simbólica y se compone de dos extremos: un transmisor y un receptor, con un estimulo y una respuesta. Es este caso el estímulo que será transmitido al espectador, impactará su percepción, sus conocimientos y su cultura, posteriormente dará respuesta mediante su comportamiento, completando así el circuito necesario para que la comunicación se efectúe.

Actualmente la comunicación tiene mayores perspectivas debido a los medios masivos capaces de impactar a un público que tal vez está al otro lado del océano, dichos medios transmiten información continuamente.

En cuanto a las perspectivas, son inagotables ya que podrán transmitirse conocimientos al niño, al estudiante, al obrero, al campesino, o al profesional. En fin, a todo aquel ser humano que necesite de conocimientos elementales para poder sobresalir de una forma decorosa, o a todos aquellos deseosos de conocer un poco más de ciencia, arte, política, historia, sobre la patria y el universo mismo que ahora, gracias al internet, se ha convertido al tamaño de una pelota de ping pong.

JLO.Cartoon8_2
«Ubication or not ubication, that is the question». Imagen de la colección personal del autor. 1972

Agradecimiento

Mil gracias a los estudiantes, profesores y profesionales que nos asistieron con sus comentarios y observaciones, sin antes destacar nuestro agradecimiento a Rafael Rodríguez Castañeda a quien invité a ser parte del profesorado y quien editó y organizó nuestros pensamientos.

Este programa y texto fueron terminados en 1974 y la Licenciatura fue aceptada en 1975. El contenido de esta investigación fue utilizada y modificada por las posteriores administraciones que siguieron a nuestra época, así como nuevamente editado para esta publicación en la revista digital de la UNAM, .925 Artes y Diseño. 

(Publicado el 14 de noviembre de 2018)


[1] Bruno Munari, fue un artista, diseñador e inventor italiano que contribuyó con los fundamentos en campos de las artes visuales incluyendo pintura, escultura, cine, diseño industrial, diseño gráfico, en el modernismo, el futurismo y el arte concreto, con investigaciones sobre juegos, método didáctico, movimiento, aprendizaje táctil, y aprendizaje kinestésico.

[2] Rafael Jiménez fue coordinador de Dibujo Publicitario, abogado, dibujante, pintor, poeta, compositor, músico, mi profesor de dibujo en la Preparatoria No. 5 (su esposa Lili me dio al mismo tiempo clases de francés, ambos fueron mis padrinos de boda).

[3] Manuel Sánchez, secretario del departamento, dibujante, diseñador gráfico, mi vecino y compañero de banca, extraordinario hombre y gran profesor.

[4] Eduardo Téllez, profesor, diseñador gráfico, director de arte en agencias de publicidad, ilustrador, artista y compañero de la vida.

[5] Fernando Reyes Todd, profesor, diseñador gráfico.

[6] Jorge Chuey, extraordinario maestro dibujante y uno de los más antiguos profesores de la ENAP, hoy FAD.

[7] Gerardo Portillo Ortiz, pintor, dibujante, y profesor, más tarde, director de la ENAP, hoy FAD.

[8] Armin Hofmann, profesor en Gewerbeschule, Basilea, Suiza, diseñador gráfico, autor del libro “Manual de Diseño Gráfico; principios y prácticas”, 1965, (Graphic Design Manual) de la Editorial Van Nostrand Reinhold, New York. Más tarde fundó su propia Escuela, que lleva su nombre. Algunos mexicanos y latinoamericanos asistieron a esta escuela, así como mi compañera en los Juegos Olímpicos, Beatrice Call, quien los llamó “Los Basilios”.

[9] José Guadalupe Vera (Joe Vera) estudió en Art Center, Pasadena, California; vino a México en la década de los 70 e inmediatamente abrimos un estudio de diseño gráfico llamado Joe Graphics Design Studio (1972–1974), donde fui socio fundador, responsable legal, y diseñador gráfico, uno los mejores estudios creativos de diseño gráfico que han surgido en México.

[10] Marshal Arisman, coordinador y profesor en el departamento de ilustración en la School of Visual Arts de Nueva York; ilustrador para periódicos y revistas, pintor, y ahora coordinador en la Maestría en Ilustración.

[11] Ernesto Lehfeld, diseñador industrial y gráfico, freelance en despachos de diseño de la época incluyendo el de Lance Wyman, profesor en Diseño industrial, y socio de Manuel Sánchez. Antes de su muerte, fue presidente de Walter Landor (Compañía de diseño industrial y gráfico con sede en San Francisco, California) sucursal México.

[12] Rafael Rodríguez Castañeda, escritor, editor, periodista, y sociólogo. Asistió a Oscar Lewis en el desarrollo del libro “Los Hijos de Sánchez”; fue mi compañero en el gobierno del Estado de México en el desarrollo de AURIS – Izcalli y es director de la Editorial Proceso en México (https://www.proceso.com.mx/).

[13] Carlos Hank González (1927–2001). Maestro de primaria y político mexicano, presidente municipal de la ciudad de Toluca, gobernador del Estado de México, regente de la Ciudad de México, entre otros cargos públicos.

Artista visual, diseñador gráfico y consultor. Reside en New York desde hace cuarenta años. Educador de arte y diseño con un cúmulo de más de 50 años en docencia: Escuela Nacional de Artes Plásticas en México; School of Visual Arts; Pratt Institute; Parsons School of Design; Baruch College y Fashion Institute of Technology en New York. Conferencias en Sudamérica, México y España. 60 exposiciones tanto colectivas, como individuales.

Deja una respuesta

EDICIONES

artículo anterior

El valor del diseño

artículo siguiente

Acercamiento a la estética kitsch en los milagros o corazones de hojalata de San Miguel de Allende

otros artículos

ir alinicio

Don't Miss