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Seminario de Investigación Permanente. Arte, imagen y realidad: aproximaciones teóricas y metodológicas

Por Marco Antonio Albarrán Chávez.

En el Seminario de Investigación Permanente Arte, Imagen y Realidad: Aproximaciones Teóricas y Metodológicas, consideramos muy importante el considerar los dos tipos generales de investigación que se manejan en las diferentes disciplinas de conocimiento que cubre nuestra institución, es decir, la investigación teóricamente orientada y la investigación experimental. La primera considerada como aquella que establece una hipótesis como punto de partida para dar paso a la recopilación regularmente de carácter bibliográfica, su ordenamiento y organización a partir de presupuestos lógico-deductivos, su asentamiento en argumentos escritos avalados por expertos en las disciplinas de conocimiento correspondientes, para finalizar en una comprobación, o no, de la hipótesis planteada. Y por otra parte, la segunda forma de investigación, es decir la experimental, que parte de la estructuración de experimentos con el afán de indagar a través de un esquema lógico-inductivo, cuál o cuáles pueden ser las causas que motivan la aparición de ciertos fenómenos con características específicas en la realidad. De los datos obtenidos se especulan las conclusiones y se hacen evidentes sus reglas o normas sobre el modo en el que el fenómeno se suscita.

En el caso de la Facultad de Artes y Diseño, ambas formas de investigación son susceptibles de llevarse a cabo, la primera con el afán de lograr construir un acervo de posibles teorías en relación al arte y cuáles han sido sus formas de comportamiento así como de sus aportaciones a la producción de conocimiento; mientras que la segunda, consideramos, se adapta mejor al terreno de la producción de obras estéticas tanto en el área de artes visuales como en la del diseño. No quedan fuera, mediante la aplicación de estas dos formas de investigación aquellas inquietudes de indagar sobre los aspectos técnicos e instrumentales de ambas áreas.

En nuestra opinión, es importante el mantener un espacio dentro de la investigación para la teorización acerca de aspectos ligados a la historia, conceptualización e interpretación variada de las corrientes estéticas que se han presentado y se siguen presentando en la realidad, pues dichas teorías nos permitirán analizar y llegar a conclusiones que nutran el espectro de producción de conocimiento acerca de lo que el arte fue, ha sido y eventualmente puede ser para nuestra sociedad. De igual manera consideramos muy importante que se mantenga ese espacio de respeto a la producción de objetos y obras estéticas en ambas disciplinas de conocimiento: arte y diseño, pues constituyen un bastión en las muestras de producción de cultura de cualquier nación.

Sin embargo, existen una serie de situaciones que ameritan resolver en torno a nuestra área de conocimiento en relación con la producción artística, la más importante, pues de ella pende todo el aparato de justificación y legitimación de nuestra producción, es el hecho de que a partir del siglo XVIII a raíz del establecimiento de una conceptualización de que el arte pertenece al dominio de lo meramente sensorial y de la imaginación, como lo muestra el cuadro del conocimiento publicado en la Encyclopedie de 1751 elaborado por Denis Diderot y Jean le Rond D’Alembert, a propiamente todas las disciplinas artísticas se les ha despojado de la posibilidad de reconocimiento de la intervención de valores intelectivos para su ejercicio. Lo que ha traído como consecuencia que se observen los productos artísticos como resultado de un sentido meramente sensorialista y/o emocional.

Si bien este cuadro permitió avanzar en la organización del conocimiento a partir de áreas específicas, en un contexto del surgimiento de un concepto nuevo de organización social -el de los estados nación capitalistas-, también debe observarse que una de las consecuencias ha sido que el sector del conocimiento de las disciplinas científicas se han erigido como el preponderante a partir de entonces, desplazando a otras áreas de conocimiento, obviamente entre ellas las artes y las humanidades. Actualmente podemos ver que los protocolos de investigación que demanda la institución para legitimar la veracidad y pertinencia de la producción de conocimiento se apegan a los protocolos originados por el método científico, es decir: observación, inducción, elaboración de una hipótesis, probar la hipótesis por experimentación, demostración o refutación y la estructuración de una tesis o teoría científica, por lo que aquellos conocimientos que no se ajusten a este marco no son considerados como demostrables. Por otra parte como ha hecho notar Thomas S. Kuhn en su texto La Estructura de las Revoluciones Científicas, todo conocimiento producido debe quedar asentado por escrito en reportes que trasvasen las particularidades metodológicas contempladas y utilizadas en el caso, con su consecuente teoría propuesta. De estas dos características de la convalidación de conocimiento a nivel institucional se deriva que nuestro campo de conocimiento se encuentre en continuas dificultades a la hora de legitimar su trabajo.maq 03Consideramos que es ingente la toma de posición con respecto a este panorama, particularmente en aquello que tiene que ver con la producción de obra artística, pues esta no puede regirse bajo ningún sentido en la aplicación de esquemas basados en la lógica sean estos los inductivos o los deductivos. Al momento del inicio de la producción de un objeto de arte o de diseño, el productor no tiene ningún elemento “objetivo” que le permita elaborar una hipótesis de cómo resultará su obra, pues es estrictamente sobre el desarrollo y desempeño técnico que la forma se irá adecuando a la función buscada. Consideramos que estamos en un momento crucial para la definición de lo que deseamos nosotros mismos convalidar como investigación y producción de y en las artes, por lo que se requiere de la propuesta de un esquema que permita encausar al productor hacia la descripción, organización, conceptualización y dirección intencionada de su trabajo, pero no bajo un planteamiento que no corresponda a las particularidades de su quehacer. Si en este momento no logramos avanzar en la estructuración de una base aunque sea elemental de cuál será el o los protocolos bajo los cuales se regirá nuestra investigación y producción, continuaremos arrastrando modos que no nos son propios y orientando equivocadamente nuestras metodologías.

Una opción es que sea tomado el planteamiento aristotélico de la producción artística que la observa bajo la mirada de las cuatro causas: La causa material (que básicamente hace referencia a los materiales que se plantea utilizar en la producción); la causa formal (que implicaría el o los modos de hacer utilizados en la producción, y que sean los que vayan a generar la forma o las formas en la que se intuye la obra); el agente (que es en este caso el artista con sus experiencias acumuladas, su trayectoria, sus logros anteriores y lo que eventualmente desea producir); y la causa final (que es aquello por lo cual o para lo cual todo lo anterior se desea hacer). En este planteamiento se toma en consideración que el conocimiento técnico si bien tiene un momento de aplicación instrumental, también se acepta que presenta una condición de transitividad hacia la materia, es decir, por una parte sí es considerado un conocimiento de carácter intelectivo (no meramente sensorial) y que además, es susceptible de pasar, y en ese sentido, objetivarse en la materia. Si bien, al iniciar su trabajo, el propio artista no tiene idea, de cómo finalizará éste, pues existe un grado de indeterminación que está implícito tanto en los materiales que utiliza como en su propia capacidad de darle forma al objeto, es posible constatar que en la medida en que sea continua su práctica, esta tenderá a mejorar cada vez más y por lo tanto a desarrollar su capacidad artística. En el caso de las artes es absolutamente fundamental el ubicar que es un trabajo cuya base es la práctica y que las reflexiones sobre el trabajo artístico solo pueden darse cuando éste está terminado, no se puede reflexionar sobre lo que no existe aún.

Consideramos que existen elementos en este planteamiento que pueden trabajarse y perfeccionarse a fin de que sean útiles para la determinación de un protocolo adecuado a las circunstancias y particularidades de la producción en el arte y el diseño y que eventualmente dicho protocolo debe ser el resultado de un trabajo colegiado entre los miembros de la comunidad de la Facultad.

El autor es Profesor adscrito a la Facultad de Artes y Diseño Plantel Xochimilco de la UNAM.

 (Publicado el 20 de agosto de 2015)

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