Francisco Díaz. El maestro y la plata

4 noviembre, 2021

Por Chiara Pignotti.–

Me invitaron a escribir sobre el arte de la platería mexicana y es inevitable empezar desde el principio: el Maestro.

Como todo lo que la naturaleza proporciona, tampoco la plata debería ser considerada como material para la producción/venta. La plata no es un metal inerte, y esto, los verdaderos maestros lo saben muy bien. La primera enseñanza del Maestro Francisco Díaz es que: a la plata “hay que hablarle bonito”, de otra forma no hará lo que tú quieras. En sus manos está considerada como un ser vivo, cuyo carácter es el conjunto de leyes físicas al que la plata responde, y cuya alma es su intrínseca belleza. Hay que empeñarse en conocerla a fondo, con dedicación, tiempo y paciencia, hasta alcanzar una unidad, entre mente, mano y materia, por medio de la cual el trabajo fluye constantemente. Esto es lo que se percibe viendo trabajar al Maestro Francisco. Él nos comenta que, si la plata “se diese a una persona noble y generosa, lo que va a hacer va a ser noble, porque ella está participando, ella te está diciendo: ‘aquí estoy’. Sin ella no harías nada, es decir que ella se presta…”. Es una cuestión de alquimia entre el material y el artista.

“Nunca repito una pieza dos veces”, suele decir el Maestro, “¿por qué?, ¿para qué?, además me aburriría”. Cada pieza es una creación viva, porque detrás de ella hubo una idea y luego el desafío: “a ver esta vez cómo lo logro” y, con una continua curiosidad, empieza la experimentación de la plata como expresión artística.

FranciscoDiazRomero

Él dice que el artista, en su fantasía va a descubrir algo que no hay, son idiomas que no son hablados, son, nada más, propuestas. Hay gente que no comprenderá, pero con el simple hecho de decir “es interesante” significa que trasmite algo. Con esta actitud, desapegada del resultado final de su obra y concentrada en el acto creativo, el Maestro Francisco enseña a sus alumnos a creer en su propia originalidad. La técnica se puede aprender en cualquier taller, pero la creatividad no, y la manera con la que él enseña esta creatividad es dando confianza al alumno para que crea en sí mismo, que no tenga miedos:

“Hazlo; puede que esta vez salga una cochinada”, –dice, con su singular manera de reír–, pero es tuya, y de nadie más… Tú eres la obra de arte. ¿Qué hace un rey? le nace un príncipe, ¿no? Bueno, ¿y qué pasa con una obra de arte de Dios?, ¿qué vas a producir? Eres parte del control de la armonía… la persona está clasificada obra de arte, tiene todo, todo, de obra de arte. Bueno, ya yendo un poquito más allí, no comprendo lo de Dios, pero si Él dice que es el creador, ¡él no hace cochinadas!”, sigue riéndose. “Él hace lo que verdaderamente está a su semejanza. Sólo nosotros hacemos cochinadas, pero porque queremos… Aquí se estudia el arte y la creatividad y se puede descubrir qué es creatividad y qué es arte, ¿pero vivirla?”, y concluye: “que sea algo tuyo, por dentro”.

El humor es también parte de la enseñanza, hay que reírse de lo que se hace, disfrutar tanto del éxito como del fracaso, “yo digo siempre me va a salir mal, así que si sale mal ¡tenía razón!”.

El Maestro duerme pocas horas, se despierta en la madrugada para seguir con su trabajo. Antes está la idea, y después ajusta, o hasta incluso inventa, la técnica y la herramienta para conseguir darle forma a dicha idea. He visto al Maestro desmontar un plafón sólo porque en aquel momento le hacia falta el alambre que lo sujetaba. Ninguna falta puede parar su trabajo, todo se soluciona con humor y creatividad.

De la misma manera que la plata es un ser vivo en las manos del Maestro, lo es en el imaginario de la cultura popular mexicana. El Maestro Francisco suele contar la leyenda de cómo los mineros encontraron por primera vez la plata:

Ella vivía feliz en las entrañas de la tierra; no quería salir porque vivía en aquel lugar desde hace millones de años, y sabía que si salía se iba a ir muy lejos y ya nadie sabría que era mexicana. Los mineros insistieron: si tú no sales con nosotros nuestra familia no tendrá de qué comer; entonces aceptó, pero con una condición: quiero que me trabajen muy bien, que me den forma, me pulan y me den brillo, para que el mundo sepa cómo soy de bella, como mexicana.

“En todas las partes del planeta la sacaron a fuerza, obligada, casi se podría decir, sin ningún respeto”, explica el Maestro, “aquí ella salió por su voluntad y salió por un fin noble y generoso, que es la herencia que nos dejó, que la utilizáramos y que ella siembre iba a estar con nosotros”.

[Publicado el 4 de noviembre de 2021]
[.925 Artes y Diseño, Año 8, edición 32]

Chiara Pignotti, PhD en Arte: Producción e Investigación. Actualmente trabaja como artista independiente en Suecia. Trabajó como investigadora por la Universidad Politécnica de Valencia, llevando a cabo un estudio sobre el movimiento artístico de la Joyería Contemporánea europea y mexicana, en su relación con el arte local y la cultura global. Sostiene la importancia del papel social de las artes y artesanías come medio de enriquecimiento tanto personal como comunitario.
Con este enfoque trabaja con el colectivo Kob Konsthantverk och Bilder, en Gothenburg, y con el proyecto Cornelia Ornamenta en Italia.
Su producción artística se caracteriza por el empleo de técnicas y elementos tradicionales de la orfebrería con los cuales recrea objetos metafóricos y poéticos. Ha expuesto tanto en Europa como en otras partes del mundo el Museo Franz Mayer CDMX, MAD Museum de New York y Donichi Garoh Gallery en Tokio.

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