Así como la pintura se vale de diversas técnicas para crear hermosos cuadros, la platería cuenta con diversos procedimientos técnicos, para la realización de objetos de joyería, orfebrería y escultura. Lo fascinante es que cada procedimiento técnico de la platería tiene un especial encanto que de algún modo deja hechizados a los artífices, por ejemplo, la filigrana embelesa, por su fragilidad y exquisitez, al trabajarse con los delgados hilos de oro o plata; el repujado seduce, a través de la maleabilidad de los metales que ceden en su dureza para dar paso a la construcción de volúmenes en los relieves decorativos de los objetos tridimensionales; la cera perdida, a través del modelado y al realizarse los distintos procesos de fundición –que hacen sentir como hechicero o alquimista al artesano, quien, con ansia y curiosidad, observa y es testigo de la transición que sufren sus prototipos elaborados, en endeble cera, hasta convertirse en sólidos y fuertes, en metal áureo o argentífero–; y así, cada técnica de la platería tiene su especial encanto y singularidad, como ha sido expresado en artículos anteriores.
En esta ocasión hablaremos de una singular técnica, conocida con el nombre de “metales casados”, que se hizo popular en Taxco en las décadas de los 30 y 40 del siglo XX, por los integrantes de la familia Castillo[1], quienes tuvieron la suerte de formarse y aprender el oficio de la platería en el taller del célebre William Spratling[2], más tarde tomarían la decisión de emprender su propio camino y fundar su propio taller con el beneplácito del propio Spratling, quien les deseo suerte en su nueva aventura con la única condición de que no le copiaran sus diseños, los alentó a buscar cosas nuevas que aportaran a la platería, esto no les fue difícil, si bien no se puede negar la influencia de Spratling en sus creaciones, los Castillo supieron crear un estilo propio que los identifica. Es parte de este estilo el que los ha hecho famosos a través de obras que desarrollaron con la técnica de los “metales casados”, y que a continuación será descrita.
Metales casados: esta técnica consiste en aprovechar el color de cada uno de los metales utilizados.
La técnica consiste en soldar y combinar, a manera de mosaico o rompecabezas, a partir de un diseño preestablecido, tres o más metales puros, como el oro, la plata y el cobre con algunas aleaciones como la alpaca, la tumbaga y el latón.
El centro de interés de la técnica consiste en aprovechar el color de cada metal para incluirlo en la creación de diseños consiguiendo formas coloridas, pudiendo ser éstas, orgánicas o abstractas, de esta manera, se pueden obtener objetos decorados bellamente con delicados dibujos y formas coloridas, como si fueran obras pictóricas elaboradas en metales distintos donde su color natural es el principal protagonista de las obras resultantes.
El proceso técnico es por demás interesante, pero a la vez difícil. El artesano platero deberá enfrentarse a grandes retos y deberá estar dotado de ciertas habilidades técnicas. La primera condición es que quien emplee la técnica deberá ser muy diestro en el dominio del calado. De la perfección del corte de las piezas dependerá el éxito, en tanto, debe conseguirse un ensamble perfecto entre ellas; entre mejor sea la unión de las piezas menor dificultad habrá al momento de llevar a cabo el proceso de aplicación de la soldadura.
Metales casados: La primera condición es que quien emplee la técnica deberá ser muy diestro en el dominio del calado.
Posteriormente viene el reto mayor –sin duda alguna– soldar, al mismo tiempo, la pieza que está compuesta de los diversos metales que componen la obra. La dificultad radica en que cada metal y aleación tienen diferentes puntos de fusión. El punto de fusión de los metales puros, por lo general, es más alto que el de las aleaciones. Para lograrlo, el artesano platero deberá tener la habilidad para calentar, y alcanzar la temperatura adecuada al mismo tiempo en todos los metales, para conseguir soldarlos sin que se funda o deteriore alguno de ellos. El riesgo de estropear la pieza en todo momento es latente, cualquier exceso de soldadura puede provocar que se estropeen, principalmente, las aleaciones. Es importante aclarar aquí que la soldadura también es una aleación compuesta por plata, cobre y zinc. Estos últimos dos metales también componen la aleación del latón y la tumbaga, lo único que los hace diferentes son las proporciones de cada metal, de ahí la complejidad que implica lograr que se establezca el “enlace matrimonial de los metales casados”.
Una vez logrado el proceso de soldadura, el artesano platero procede a quitar los excesos de soldadura con limas y lijas de diferentes grosores hasta dejar una superficie tersa y libre de imperfecciones.
Para concluir la obra, se le somete a un proceso de terminado mate, que se consigue al frotar la superficie con una fibra de material sintético o de alambre muy fino, como resultado se obtiene una superficie suave y tersa, opaca o mate, que permitirá hacer surgir el color natural de los metales que conforman la obra realizada.
Metales casados: A partir de 1939, los hermanos Castillo desarrollaron importantes innovaciones técnicas para trabajar la plata, como la fusión de diversos metales.
En adición a lo anterior, como aspectos relevantes que se relacionan con la técnica de los “metales casados”, debemos considerar, las habilidades creativas con que debe contarse para la realización del diseño de objetos; la prospección que se tenga sobre qué resultado se obtendrá de combinar varios metales para crear una obra. Volviendo al principio del presente escrito, el embrujo especial que tiene la platería incidió en los hábiles artesanos plateros, que se lanzaron a “experimentar” tomando como base sus conocimientos, obtenidos a través de la práctica del oficio y sobre las cualidades de los materiales propios de su entorno laboral, reinventando una nueva técnica. Si bien es cierto que esta técnica tiene su origen desde tiempos remotos, los Castillo le dieron un toque distintivo que la caracteriza y hace especial.
Como conclusión, diremos también que uno de los principales aportes de esta bella técnica es que permite el deleite artístico, en todos los sentidos, desde el desarrollo de los esbozos en los procesos de diseño, donde se tiene la oportunidad de pensar en la inclusión de los colores del metal, hasta los complejos procesos de concepción de la obra, donde el artesano platero –a pesar de las dificultades que pueda enfrentar– siempre encontrará medios que lo motiven y lo hagan disfrutar del trabajo para conseguirla. ¶
[1] Antonio, Jorge, Miguel y Justo Castillo fueron capacitados en múltiples aspectos de la actividad platera durante su estancia en el taller de William Spratling. Miguel llegó a ser administrador de Las Delicias y responsable de más de 400 trabajadores. Jorge, “el Chato”, desarrolló ampliamente la técnica de trabajo del metal y se convirtió también en maestro sobre el uso de diferentes materiales y de diseño. Antonio, por su parte, aprendió el manejo administrativo del negocio. En 1935, los Castillo mostraron su capacidad durante el primer concurso organizado por Spratling para los plateros del taller. El ganador fue Justo Castillo, conocido como “Coco”. Una vez establecido su propio taller, en 1939, desarrollaron importantes innovaciones técnicas para trabajar la plata, como la fusión de diversos metales, en especial, fue Jorge “el Chato” Castillo quien desarrolló estos novedosos sistemas.
[2] William Spratling (Sonyea, 1900 – Taxco de Alarcón, 1967). Arquitecto y empresario platero norteamericano.
William Spratling, diseñador y arquitecto nacido en Sonyea Livingston, Nueva York, en 1900[1], es una de las figuras y referentes más importantes para el desarrollo del oficio de la platería mexicana del siglo XX. Él, al igual que muchos artistas, escritores, arquitectos, periodistas, coleccionistas y fotógrafos estadounidenses migraron a México durante la primera mitad del siglo XX (en pleno periodo postrevolucionario y de expresión nacionalista) a manera de retiro creativo. En parte por ser un lugar barato para vivir, pero también atraídos por la riqueza cultural del arte popular, las artesanías, las nuevas excavaciones y descubrimientos arqueológicos, el paisaje, el clima, la vida campirana, etc. Muchos de ellos, historiadores, periodistas, arquitectos y antropólogos, fueron los encargados de escribir reseñas sobre los pueblos de México que serían publicadas en revistas y diarios de Estados Unidos.
William Spratling (Sonyea, 1900 – Taxco de Alarcón, 1967). Arquitecto y empresario platero norteamericano.
William Spratling visitó México por primera vez en el verano de 1926 con la encomienda de redactar un texto relativo a la arquitectura colonial de este país. Para entonces, se desempeñaba como docente en la Universidad de Tulane[2], en Nuevo Orleans y había escuchado sobre las antiguas culturas mesoamericanas.
En ese primer viaje conoció Taxco, Guerrero, un pequeño pueblo de origen minero, el cual elegiría para vivir y como motivo central de inspiración para su libro Little México o México tras lomita[3] en el que ilustra aspectos de la vida cotidiana de este poblado. En esos años, Taxco continuaba con la explotación de plata de sus minas, pero no tenía una industria que se dedicara a trabajarla.
Fue entonces que Spratling, motivado y apoyado por el entonces embajador de Estados Unidos en México, Dwight Morrow[4], comenzó a diseñar piezas en plata inspiradas principalmente en motivos precolombinos y con la ayuda de orfebres de la región, logró traducir dichos diseños en piezas de joyería de una alta calidad estética y técnica, que le permitieron alcanzar gran popularidad en México y Estados Unidos[5].
Es importante resaltar que en las primeras décadas del siglo XX se realizaron las primeras expediciones arqueológicas en México, emprendidas principalmente por Alfonso Caso[6] y Eulalia Guzmán[7], quienes abonaron a la difusión de estos descubrimientos arquitectónicos, así como de los objetos utilitarios y escultóricos de las diversas culturas mesoamericanas. Aunado a los estudios realizados por Miguel Covarrubias[8] sobre la forma, los estilos y gusto estético que caracterizaron dichos objetos o producciones materiales, por encima de su importancia utilitaria; lo que fomentó el interés y el gusto por el estudio del México antiguo, además del coleccionismo de piezas prehispánicas por parte de artistas e intelectuales de la época.
Spratling, motivado y apoyado por el entonces embajador de Estados Unidos en México, Dwight Morrow, comenzó a diseñar piezas en plata inspiradas en motivos precolombinos.
El rico legado cultural, artístico y estético de la antigüedad mesoamericana, en creciente descubrimiento y difusión, inspiró a una multitud de creadores del momento quienes comenzaron diversas colecciones particulares a partir de la valoración estética y calidad expresiva de los objetos.
Estas colecciones se caracterizaron por reunir objetos liberados de su función original (ya fuera utilitaria o ritual) para adaptarse a la narrativa confeccionada por sus propios coleccionistas. En el caso de algunos creativos, tomaron como punto de partida o referencia los objetos de sus colecciones para hacer evocaciones e interpretaciones del universo prehispánico en distintos soportes y medios visuales como la pintura, la escultura, la fotografía y la moda; al igual que los artistas de vanguardia en su momento lo hicieron con las culturas no occidentales y el arte tribal o primitivo[9]. En el caso de Spratling, dichas inspiraciones se verían reflejadas en sus diseños de joyería en plata.
Estas nuevas propuestas artísticas pronto abanderaron la nueva identidad nacional mexicana, pues lograban conjuntar la herencia cultural y estética del México antiguo e indígena y las tendencias vanguardistas apoyadas en la geometría. Un binomio entre modernidad y nacionalismo, inspirados principalmente en una valoración estética de las diversas culturas prehispánicas y las artes populares o artesanías y los estilos artísticos de vanguardia surgidos en Europa a lo largo el siglo XX, principalmente del Art Decó[10] y el Arte Moderno[11].
William Spratling se inició como coleccionista de piezas prehispánicas motivado por Diego Rivera[12], pintor muralista mexicano con una amplia colección de piezas prehispánicas, las cuales hoy forman el acervo permanente del Museo Anahuacalli[13] al sur de la ciudad de México, quien al igual que Kurt Stavenhagen[14], Rufino Tamayo[15] y Carlos Pellicer[16], organizaron sus colecciones a partir de una mirada estética del patrimonio; influidos por una narrativa nacionalista postrevolucionaria del redescubrimiento de los valores estéticos y artísticos del México antiguo[17].
La exhibición de estas colecciones de objetos era un tema que también resultaba relevante para sus propietarios, pues muchos de ellos construyeron pequeñas galerías particulares al interior de sus casas para resguardar y mostrar a sus amigos sus “tesoros prehispánicos”, aunque a la vuelta del tiempo, la mayoría de estas colecciones se han convertido en los acervos permanentes de varios museos públicos[18].
La colección de piezas arqueológicas de William Spratling inicialmente se exhibía en una pequeña galería construida al interior de su taller en Taxco el Viejo.
En el caso de William Spratling, su colección de piezas arqueológicas inicialmente se exhibía en una pequeña galería construida al interior de su taller en Taxco el Viejo, al respecto, Budd Schulberg comenta en el prólogo de México Tras Lomita que Bill Spratling como coleccionista tiene escultura precolombina que sobresale dondequiera. En su rancho se encuentra uno sorpresas inesperadas, esa casa llena de libros, ese jardín tropical que es una aventura rústica, tan lleno de sencillez como es la vida de su dueño. Con la colección de pequeñas esculturas en arcilla identificadas como “caritas sonrientes” provenientes de la zona de Remojadas[19], Veracruz; ilustró el libro Más humano que divino[20] mismas que donó a la UNAM en 1960. La fotografía de esta edición estuvo a cargo de Manuel Álvarez Bravo[21].
Violante Ulrich refiere que en la década de los años 60, la abundancia de piezas Mezcala era tal, que muchas de ellas eran vendidas a Spratling por los lugareños en camiones de volteo que contenían toneladas de tierra.
Otra importante colección de piezas prehispánicas conformada por Spratling corresponde a las piezas de la cultura Mezcala[22], situada en el estado de Guerrero, cuyo esplendor se ubica entre 700 y 230 a.C., posterior al apogeo olmeca.
El estilo escultórico Mezcala se caracteriza por la sencillez de sus trazos, además del formato pequeño que las convierte en esculturas portables, talladas principalmente en piedra. La esquematización o síntesis formal para la representación de sus temas, además del simbolismo, son los rasgos más destacables de estas producciones[23].
Violante Ulrich[24] refiere que, en la década de los años 60, la abundancia de piezas Mezcala era tal, que muchas de ellas eran vendidas a Spratling por los lugareños en camiones de volteo que contenían toneladas de tierra extraídas de distintos sitios cercanos al río Mezcala en Guerrero, los cuales llegaban hasta el Rancho Spratling en Taxco el Viejo[25] para descargar las toneladas de tierra y allí comenzar su revisión minuciosa.
Si bien, los diseños de joyería de William Spratling se distinguen por un manejo simple, equilibrado y sintético de la forma, buena parte de ellos están inspirados en la iconografía reflejada en los objetos escultóricos y utilitarios de diversas culturas prehispánicas, adaptadas a propuestas compositivas geométricas, a las que además en algunos casos, incorporaba materiales diversos en combinación con la plata como piedras preciosas y semipreciosas, maderas finas y carey.
Estos diseños de joyería son un importante referente en la producción de la platería nacional y para algunos estudiosos representan el esplendor de la plata mexicana en el siglo XX[26]. ¶
(Publicado el 8 de febrero de 2021)
La exhibición de estas colecciones de objetos era un tema que también resultaba relevante para sus propietarios, pues muchos de ellos construyeron pequeñas galerías particulares al interior de sus casas para resguardar y mostrar a sus amigos sus “tesoros prehispánicos”.
Referencias
Castrejón, J. (2003). William Spratling: Anatomía de una pasión. Artes de México. México.
Castro, E., et al. (1993). El Arte de Mezcala. Gobierno Constitucional del Estado de Guerrero. México.
Littleton, T. D. (2000). The Color of Silver: William Spratling, His Life and Art. Louisiana State University Press, Baton Rouge.
Morrill, P. C. (2019). Dreaming in Silver / Soñar en Plata: Silver Artists of Modern Mexico. Schiffer Publishing. Atglen.
Morrill, P. C., (2002). William Spratling and the Mexican Silver Renaissance: Maestros de Plata, New York. San Antonio Museum of Art, San Antonio.
Morrill, P. C., and Berk, C. A., (1994). Mexican Silver: 20th Century Handwrought Jewelry & Metalwork. Schiffer Publishing. Atglen.
Shelton Reed, J. (2003). Minding the South. The Man from New Orleans. University of Missouri Press.
Spratling, W. (1932). Little México. Jonathan Cape & Harrison Smith.
Spratling, W. (1964). A Small Mexican World. Brown and Company.
Spratling, W. (1965). México tras Lomita. Editorial Diana, México.
Spratling, W., Ekholm, G. F. [Prefacio]. Medellín Zenil, A. [Notas]. Álvarez Bravo, M. [Fotografías]. (1960). Más humano que divino. El pueblo sonriente del antiguo Veracruz retatado intimamente por si mismo. Universidad Nacional Autónoma de México, Dirección General de Publicaciones, México, 1960.
Spratling, W. (1967). File on Spratling: An Autobiography. Little Brown and Company. Boston.
Vargas Reyes, C. Kurt Stavenhagen, coleccionista de arte prehispánico. Revista Intervención (ISSN-2007-249X), Instituto Nacional de Antropología e Historia, Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía. Julio-diciembre 2018, año 9, núm. 18: 80-86.
[1] Véase: Cederwall Sandraline y Hal Riney. Spratling Silver. Chronicle Books, San Francisco. 1990.
[3] La primera edición de Little Mexico es de 1932, publicado por Jonathan Cape & Harrison Smith. Este libro tuvo una segunda edición en 1947 con dibujos originales de William Spratling y prefacio de Diego Rivera y fue publicado por Peter Smith, Nueva York. Posteriormente en 1964 se reeditó en inglés como A Small Mexican World publicado por Brown and Company y en español se publicó un año más tarde, en 1965, como México tras Lomita por editorial Diana, México.
[5] Véase: Morrill, Penny C., Dreaming in Silver- Soñar en Plata. Schiffer Publishing Ltd, 2018. Morrill, Penny C., William Spratling and the Mexican Silver Renaissance: Maestros de Plata, New York; San Antonio Museum of Art, San Antonio, 2002.
[6] Alfonso Caso Andrade (Ciudad de México, 1896 – Ciudad de México, 1970). Arqueólogo mexicano.
[7] Eulalia Guzmán Barrón (San Pedro Piedra Gorda, 1890 – Ciudad de México, 1985). Maestra y arqueóloga mexicana.
[8] José Miguel Covarrubias Duclaud, conocido como “El Chamaco” (Ciudad de México, 1904 – Ciudad de México, 1957). Artista e investigador mexicano.
[9] Por ejemplo, artistas como Max Ernst o Picaso y su inspiración en las expresiones escultóricas de Costa de Marfil o Paul Klee y las esculturas de Nueva Guinea o Arizona.
[10] El art déco es un movimiento artístico que predominó en la arquitectura, el arte, el diseño gráfico, el diseño de interiores y el diseño industrial entre los años 1920 y 1939. El art déco se caracterizó por la utilización de figuras geométricas delineadas con precisión y la utilización de colores fuertes y llamativos. El movimiento surge como una forma de imprimir optimismo después de la depresión de la Primera Guerra Mundial.
[11] Se denomina Arte Moderno o Arte del Modernismo a una corriente de renovación artística desarrollada a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, siendo el más prolífico de toda la historia del arte. Durante esos años, multitud de tendencias y movimientos más o menos estructurados se fueron sucediendo vertiginosamente, con un carácter internacional. El Arte Moderno representa un conjunto en evolución de las ideas entre un número de pintores, escultores, escritores y artistas que, tanto individual como colectivamente buscaban nuevas aproximaciones al quehacer del arte.
[12] Diego Rivera (Guanajuato, 1886 – Ciudad de México, 1957). Pintor muralista mexicano.
[13] Anahuacalli, casa sobre tierra entre dos mares, estudio, museo y templo para el arte que concibió Diego Rivera como una pieza arquitectónica que une el pasado, el presente y el futuro al entorno natural. http://museoanahuacalli.org.mx/#museo
[14] Kurt Erwin Stavenhagen (1899-1984). Comerciante de joyas y coleccionista de arte prehispánico de origen alemán.
[15] Rufino del Carmen Arellanes Tamayo (Oaxaca de Juárez, 1899 – Ciudad de México, 1991). Pintor mexicano.
[16] Carlos Pellicer Cámara (Villahermosa, 1897 – Ciudad de México, 1977). Escritor, poeta, museógrafo y político mexicano.
[17] Véase: Vargas Reyes, Christopher. Kurt Stavenhagen, coleccionista de arte prehispánico. Revista Intervención (ISSN-2007-249X), julio-diciembre 2018, año 9, núm. 18: 80-86.
[18] La colección de piezas prehispánicas de Kurt Stavenhagen actualmente se encuentra en exhibición en el Centro Cultural Tlatelolco de la UNAM. Una colección compuesta por más de 500 esculturas y objetos (con predilección por las miniaturas) que reflejan aspectos de la vida cotidiana y religiosa de las culturas maya, zapoteca y mexica http://culturaunam.mx/360/ccutstavenhagen.php Por su parte, el Museo de Arte Prehispánico Rufino Tamayo en Oaxaca, alberga más de 1,000 piezas de arte precolombino, coleccionadas por el artista y su esposa Olga. El común denominador de la colección es la valoración y elección de cada pieza a partir de su calidad expresiva y estética
[19] Remojadas es una cultura que se desarrolló en la costa central del Golfo de México, estado de Veracruz, entre el 100 a. C. y el 800 d. C. aproximadamente, luego del declive de la cultura Olmeca. El sitio arqueológico que le dio nombre fue explorado por Alfonso Medellín Zenil en los años 1949-1950. Las excavaciones de Medellín Zenil y su equipo obtuvieron unas 1,200 piezas, muchas de alto valor artístico, en excavaciones en territorios de la cuenca del río Blanco y sus afluentes y en las llanuras situadas entre Alvarado y Veracruz, México
[20] Spratling, W. Ekholm, G. F. [Prefacio]. Medellín Zenil, A. [Notas]. Álvarez Bravo, M. [Fotografías]. (1960). Más humano que divino. El pueblo sonriente del antiguo Veracruz retatado intimamente por si mismo. UNAM. Ciudad de México
[21] Manuel Álvarez Bravo (Ciudad de México, 1902 – Ciudad de México, 2002). Fotógrafo y cinefotógrafo mexicano.
[22] La Cultura Mezcala se desarrolló en un amplio territorio a lo largo del Río Balsas y sus tributarios, al centro, norte y occidente de Guerrero, así como en porciones limítrofes de los estados de Michoacán, Estado de México, Morelos y posiblemente Puebla. En una geografía montañosa con escasos suelos propicios para la agricultura. Se distingue de otras culturas mesoamericanas por su variada alfarería, sus esquemáticas figurillas de piedra y su particular arquitectura.
[23] Sobre las esculturas en piedra estilo Mezcala, véase: Carlo Gay y Frences Pratt. Mezcala ancient Stone sculpture from Guerrero México. Balsas Pulbications, Geneva, 1992.
[24] Violante Ulrich McGuire (Ciudad de México, 1968). Restauradora y diseñadora de joyería, hija del italiano Alberto Ulrich, importante coleccionista y vendedor de Arte, quien tras la muerte repentina de William Spratling en 1967, compró el Rancho del mismo nombre, la casa ubicada en el centro de Taxco, así como los diseños, bocetos y derechos de reproducción de la obra de Spratling. https://violanteulrichcom.wordpress.com/contacto/
[25] El pueblo conocido con el nombre de Taxco el Viejo, situado aproximadamente a 10 kilómetros al sur de Taxco de Alarcón, Gro. fue el asiento más importante en toda la comarca. El Taxco actual está asentado en el lugar que se conocía como Tetelcingo, que quiere decir en náhuatl “Cerro Pequeño”.
[26] Parte de la colección de piezas prehispánicas, bocetos y apuntes de Spratling se encuentran en exhibición en las salas del museo que lleva su nombre en Taxco de Alarcón Guerrero; así como en los acervos históricos de la Universidad de Tulane en Nuevo Orleans, Estados Unidos, quienes recientemente los compraron a los herederos de William Spratling.
Este escrito surge de la información que el autor proporcionó en la sesión inaugural del Seminario Artistas, Diseñadores y Artesanos de Joyería en Taxco el 14 de febrero de 2020, tomando el caso paradigmático de los diseños en joyería de William Spratling.
A manera de presentación
William Spratling es un diseñador de joyería de origen norteamericano de profesión arquitecto, quien llegó a México en los años 30 del siglo XX. Taxco se “abrió” al mundo cuando en 1928 se inaugura la carretera que une la capital del país (Ciudad de México) con el puerto de Acapulco, esto posibilitó la llegada del diseñador a Taxco.
Los estudios al respecto de la iconografía mesoamericana en los años 30 eran muy recientes y se abordaban más desde una perspectiva estética o desde la historia del arte que desde una perspectiva lingüística, simbólica o semiótica.
Fue hasta 1944 cuando Paul Kirchhoff escribió el artículo “Mesoamérica”, donde el autor enumeró las características del macro área cultural que denominó Mesoamérica. Es en este contexto, que William Spratling “descubrió” los diseños mesoamericanos de diversas culturas, pero se enfocó en los diseños de la tradición mexica y mixteca-Puebla tomando imágenes de murales, cerámica y códices.
En este documento se analizarán algunos de ellos y las fuentes que tomó William Spratling como referentes para sus diseños de joyería en plata.
Jaguar–Luna (Océlotl–Meztli)
Este diseño de broche se compone de dos elementos simbólicos vinculados a la noche. Por un lado, la mandorla de la luna (vasija o jícara para beber pulque) y un fragmento de un jaguar estilizado siguiendo el estilo de la representación de los códices de la tradición Mixteco-Puebla del posclásico.Puede observarse que el rostro del Jaguar y el brazo es casi una calca del que se presenta en la imagen. Imagen tomada del Códice Feyervary-Mayer (Foja 26).La representación de la Luna, puede observarse un conejo dentro de una jícara para beber pulque; el conejo representa la “locura” causada por la embriaguez. Imagen tomada del Códice Borgia (Foja 55).Imagen en la que se inspiró Spratling para el diseño del broche del Jaguar–Luna, puede observarse que los elementos del jaguar y la luna no corresponden a esta imagen, pero si la composición de los elementos. Imagen tomada del Códice Feyervary-Mayer (Foja 5).
Mariposa–Luna (Papálotl–Meztli)
En el caso de este diseño de broche, se compone de dos elementos simbólicos vinculados a la noche. Por un lado, la mandorla de la luna (vasija o jícara para beber pulque) aún más estilizada que la anterior y una mariposa que por el contexto sería una mariposa nocturna o polilla.El pulque era la bebida alcohólica ritual con la que los mexicas acompañaban sus fiestas. La flecha señala la forma estilizada del corte transversal de una jícara para beber pulque. Imagen tomada del Códice Magliabechiano (Foja 85r).Mariposas en el Códice Becker (Foja 8) en el estilo de la representación de los códices de la tradición Mixteco-Puebla del posclásico.
Mariposa–Movimiento o Temblor (Papálotl–Nahui Ollin)
Este diseño de brazalete se compone de dos elementos simbólicos, uno vinculado al día y la noche y otro vinculado al supramundo, mundo e inframundo y los rumbos del cosmos. Por un lado, las mariposas, que por contexto se asociarían al día y la noche, al mundo y al supramundo y, por otro, el símbolo del movimiento de tierra (temblor).Símbolo de Ollin (movimiento). La flecha señala el chalchihuite que en el diseño de Spratling se duplica en la parte de arriba suprimiendo el de rayo. Imagen tomada del Códice Magliabechiano (Foja 13r).Símbolo de Nahui Ollin asociado al quinto sol o sol de movimiento de tierra o temblor o terremoto se observan cuatro (Nahui) círculos o cuentas y el símbolo de movimiento (Ollin). La flecha señala el diseño que refiere a una piedra (Tetl) que se estilizó en el diseño de Spratling Imagen tomada del Códice Borgia (Foja 65).Símbolo de Nahui Ollin en donde se hace referencia a los niveles del supramundo (al rayo y la nube), mundo e inframundo (a la montaña y la cueva) y al movimiento (terremoto) y cambio (mariposa). La flecha señala el diseño de antenas de mariposa que en el caso del diseño de Spratling sólo se conserva en el eje horizontal. Imagen tomada del Códice Magliabechiano (Foja 7).
Piedra de sacrificio gladiatorio–Corazones (Temalácatl–Yóllotl)
Este diseño usado como pectoral (por su tamaño) y brazalete utiliza tres elementos simbólicos vinculados a sacrificios rituales. Por un lado, sacrificio gladiatorio en Temalácatl (la estrella de 10 picos) y por otro, sacrificio al sol (los corazones de las víctimas a quienes les era extraído dicho órgano en vida).Temalácatl (denominado Piedra de Moctezuma, ubicado en la sala Mexica del Museo Nacional de Antropología e Historia), usada como piedra de sacrificio gladiatorio, puede observarse al centro de la escultura monolítica una vasija (cuauxicalli) que tiene esculpida una máscara, alrededor unos círculos que representan la sangre (chalchíhuitl) y ocho triángulos que representan los rayos del sol.Sacrificio gladiatorio de cautivos (en el códice está escrito “esclavo”) se observa al cautivo amarrado con cuerdas (mécatl) a la piedra que servirá como “ring” de lucha a muerte, el contrincante, un guerrero mexica, representado en mayor tamaño ataviado como guerrero jaguar. Imagen tomada del Códice Tudela (Folio 12r).La representación de corazones asociados a la vida y a la muerte en diversas deidades como Coatlicue (Falda de serpientes) o Mictlancíhuatl (Señora del Mictlan o de la Región de entre los muertos). Imagen tomada del Códice Tudela.
Ocelotl (Jaguar)
En este diseño de broche, la composición de este Jaguar podría contener una probable ambigüedad que Spratling pudo dejar de manera intencionada; la forma y proporción de las extremidades sumado a la posición de la cabeza mirando hacia atrás hace suponer que es un jaguar rugiendo, haciendo de voluta de sonido su propia la cola. Sin embargo, el dios Tezcatlipoca (espejo humeante) se representa con una extremidad inferior mutilada y reemplazada por su antropónimo en forma de un círculo (espejo de obsidiana) con volutas negras (humo). Y las extremidades del jaguar en todos los casos tiene volutas y también la cola.Jaguar rugiendo (Foja 1r, Libro V Códice Florentino), en este caso, la representación es de un animal escuchado por una persona que interpreta que escuchar al jaguar rugir es un mal augurio. Los animales se representaban con la lengua de fuera, volteando hacia atrás y en muchos casos con una voluta que representaba el sonido característico del mismo. Imagen tomada del Códice Florentino.Dios Tezcatlipoca en su advocación de Tepeyóllotl, Corazón de la montaña (Foja 3 Códice Borbónico), la representación de su Nagual es un Jaguar. En las representaciones de Nahuales suele representarse a los animales en posiciones humanas (sentado o de pie sobre sus patas traseras). Imagen tomada del Códice Borbónico.
Serpiente de fuego–Caña de maíz–Cuenta de jade (Xiuhcóatl–Ácatl–Chalchíhuitl)
En el diseño de este broche se representan tres elementos simbólicos, todos asociados a la vida (rayo de sol, maíz y gota de agua) y, de manera particular, cada uno a un nivel del cosmos. Supramundo (Serpiente de Fuego–Xiuhcóatl, cuyos círculos asociados se encuentran en el cuerpo en ausencia de nariz y el triángulo representa el rayo de sol). Mundo y la vida (la caña de maíz) y a la vida y los tres niveles del cosmos (chalchíhuitl) que representa una gota de agua.Xiuhcóatl (Serpiente de fuego, ubicado en la sala Mexica del Museo Nacional de Antropología e Historia) escultura monolítica del arma que porta Huitzilopochtli con la cual, decapitó a Coyolxaúhqui, es una Serpiente que termina en un triángulo que representa el rayo de sol, los círculos asociados a dicha serpiente se encuentran representados en la nariz.Ácatl (Foja 12v) este elemento representa la caña de la planta de maíz, la mayor de las veces la vasija en la que se encuentra la planta es un surco con agua, en este caso la piel de jaguar representa surco de tierra. Es el alimento principal de los pueblos y culturas mesoamericanos y por tanto una representación de la vida de los seres humanos, particular de los que viven en el quinto sol denominados “hombres de maíz”. Imagen tomada del Códice Feyervary–Mayer.Chalchíhuitl (Foja 37) representa la gota de agua, la cual, se encuentra en los tres niveles del cosmos. Supramundo: en las nubes del cielo, la gota cae en forma de lluvia dando vida a las plantas. Mundo: las gotas forman los ríos y lagunas para la vida animada. Inframundo: se consideraba acuático y lugar de descanso de los muertos. En la glosa dice: “Y cinco sartas de / piedras ricas que llaman / chalchíhuitl”.
A manera de conclusión
La prolífica y diversa obra de diseño en joyería realizada por William Spratling y sus artesanos tiene diversas facetas, de las cuales, sólo nos enfocamos en una: el diseño de joyería inspirada en diseños mesoamericanos, de los cuales, sólo tomamos los que tienen como referencia la tradición de códices de la familia Mixteco–Puebla y representaciones en escultura monumental mexica y códices tanto de tradición mexica como colonial que siguieron dicha tradición o que generaron nuevas en el altiplano central durante el siglo XVI.
William Spratling tomaba las imágenes como referencia para crear sus propias síntesis visuales con soluciones técnicas en sus diseños que volvieron muy demandada su joyería allende las fronteras mexicanas, tanto en los Estados Unidos como en diversos lugares de Europa, y que estilizando los diseños mesoamericanos permitieron exportar la imagen de la joyería mexicana, y en particular de Taxco, a grandes consumidores y coleccionistas que hoy día valoran las piezas y diseños originales de una época que podemos denominar de oro para la joyería taxqueña entre las décadas de los 30 y 70 del siglo XX. ¶