Importancia y resonancia sobre la tradición del impacto de la estampa grabada como un arma de denuncia social en México

Por Jorge Fanuvy Núñez Aguilera.

El grabado, considerado por mucho tiempo y desde su origen como un arte menor, es reconocido como una herramienta de comunicación dirigida a las masas; un instrumento educativo que utiliza a la imagen con un carácter de vínculo social cumpliendo diversas funciones. En este sentido, la técnica del grabado fue utilizada para elaborar juegos de naipes de la misma manera en que la técnica también estuvo al servicio de la religión. De acuerdo con lo anterior y considerada como un arte menor, la vieja tradición de la estampa ha estado relacionada tanto con aspectos de carácter marginal, como con aspectos relacionados con lo erótico, lo pornográfico, lo satírico y ha sido utilizada como un instrumento de crítica y de denuncia social lo mismo que como un vehículo por medio del cual se dispara el humor, el sarcasmo y lo escatológico apegado a una tradición de carácter popular y cuyo valor narrativo está muy ligado a la crónica.

Frente a Frente, enero de 1935. i. Arenas
Frente a Frente (enero de 1935) de Luis Arenal Bastar

El grabado es pues un medio de comunicación que se genera a través de la imagen impresa y que cumple un papel fundamental dentro de la sociedad –precursor obligado en las artes de los libros de tipos móviles que ya con la imprenta se logra garantizar, de manera más práctica, la reproducción masiva de la información. En el siglo XIX, además de encontrar los grabados en las artes de los libros, se encuentra también esta manifestación en otro tipo de publicaciones y periódicos independientes y desde esos momentos la caricatura política alcanza ese lugar especial y de poder mordaz que mediante la litografía aparece como una bomba, un arma, un detonante cuya función está dirigida hacia la denuncia social. La caricatura se convirtió en una forma de crítica social de tal manera que los artistas de ese tiempo de verdad eran sujetos que arriesgaban sus vidas. Como ejemplos de ello tenemos al gran artista francés Honoré Daumier quién en varias ocasiones fue encarcelado por el contenido de sus litografías. En otros casos, además de encarcelamientos existieron destierros, tal es el caso del artista italiano Claudio Linatti, a quien se le debe la introducción de la litografía a México, quien, muy cerca de la reciente independencia del país, y a causa de sus colaboraciones en el periódico el IRIS, fue considerado para el país como persona non grata. Este artista heredo un gran legado a México dado que no sólo se le debe la introducción de la litografía a este país, sino que también dejó en él un importante compendio de litografías por medio de las cuales tenemos una interpretación del país correspondiente a la primera mitad del siglo XIX. Por medio de ellas se logran identificar aspectos relacionados con elementos culturales a través del registro de trajes civiles, religiosos y militares de México –una clave del porqué fue obligado a abandonar el país se puede encontrar en la imagen que el artista ofrece del cura Hidalgo, la cual en su momento causó gran polémica.

Miguel Hidalgo, Por Claudio Linati (lámina XIV) en Trajes Civiles, Militares y Religiosos de México (1828). Manuel Porrúa S.A., México 1979
Miguel Hidalgo (1828) de Claudio Linati, Lámina XIV en Trajes Civiles, Militares y Religiosos de México.

Con el ingreso de la litografía a México se desarrolla la edición de publicaciones de izquierda, pero también se empiezan a generar imágenes de corte tradicional y costumbrista las cuales no necesariamente se sujetan al fenómeno de la denuncia, sino que representan los contextos de una nación, en ese sentido, encontramos en el decimonónico este género, como ejemplo tenemos los trabajos de Gabriel Vicente Gahona (Picheta), en Mérida, Yucatán; Casimiro Castro y Manuel Manilla en la Ciudad de México, éste último quien antecede como colaborador de las hojas volantes publicadas por Vanegas Arroyo, labor que se continúa con José Guadalupe Posada, originario de Aguascalientes. Por lo tanto, podemos apreciar que el costumbrismo se desarrolla sin dejar de existir por ello el carácter de crítica social mediante la caricatura. Cabe señalar el caso de Jesús Martínez Carrión en San Miguel de Allende, quién sufrió encarcelamiento y maltrato a causa del contenido de sus caricaturas combativas.

El Colmillo Público, 19 de marzo de 1903.
El Colmillo Público (19 de marzo de 1903) de Jesús Martínez Carrión
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Fusilamiento (1950) de Leopoldo Méndez

Esta función social del grabado que se da durante el siglo XIX aún se mantiene hasta principios del XX, quedando como máximo exponente Guadalupe Posada con su gran producción y aportación a la tradición mediante sus hojas volante en donde queda asentada de nutrida manera la crónica social de este país durante ese periodo y cuyas intenciones las hereda el Muralismo Mexicano y después el Taller de la Gráfica Popular (TGP), mediante la producción de linóleos, grabados en metal y litografías. Podríamos enumerar a varios grabadores que se entregaron mediante sus imágenes a la realización de denuncias gráficas, pero basta con mencionar a figuras como José clemente Orozco, Isidoro Ocampo, Leopoldo Méndez, Alberto Beltrán, David Alfaro Siqueiros, Fernando Leal, Alfredo Zalce, y Feliciano Peña. Para terminar podríamos dejar un separador a manera de homenaje de estos grabadores que asumiendo la responsabilidad de señalar la verdad mediante la denuncia gráfica sólo seguían un idilio de lo relacionado con el presente (es decir, esto aún continúa) como bien pude verse a través de la aparición del grabado titulado «Libertad de expresión» de Adolfo Mexiac –que a más de 60 años continua vigente y alrededor de él desatándose una serie de manifestaciones gráficas muy activas que nos revelan un presente eterno cuya tradición e importancia resulta estar vigente. ¶

Libertad de expresión, (1954) de Adolfo Mexiac. Linóleo
Libertad de expresión, (1954) de Adolfo Mexiac. Linóleo

(Publicado el 21 de febrero de 2017) 

FUENTES DE CONSULTA:

  • Barajas, Rafael (el fisgón). La historia de un país en caricatura. Caricatura mexicana de combate (1826-1872). México, CONACULTA, 2000.
  • Claustro de Sor Juana. Honoré Daumier y su siglo 1808-1879. México, Colección Armand Hammer, 1980.
  • Denuncia gráfica: realidades contrastantes en el México de principios del siglo XX. México, UNAM, 2011.
  • Linati, Claudio. Trajes civiles, militares y religiosos de México (1828), nota introductoria de Porfirio Martínez Peñaloza. México, Porrua, 1979.
  • López Casillas, Mercurio. Manuel Manilla. Monografía de 548 Estampas de Manuel Manilla, grabador mexicano. México, RM, 2005.
  • Martínez Moro, Juan. Un ensayo sobre el grabado a principios del siglo XXI. México, UNAM, 2008.

Mtro. en Artes Visuales (ENAP UNAM), Lic. en A.V (ENAP UNAM). Actualmente académico de la FAD UNAM Taxco impartiendo clases de Dibujo y grabado a los alumnos de Licenciatura de Artes Visuales y Arte y Diseño, laborando en Difusión Cultural dentro del mismo plantel. 8 exposiciones individuales en el país, 2017 fue beneficiario del Programa de Estímulos a la Creación y Desarrollo Artístico, Guerrero (PECDAG). Más de 50 exposiciones colectivas, su obra ha sido seleccionada en diversos concursos y bienales tanto a nivel nacional e internacional.

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