Resumen El presente artículo expone una visión sobre la fotografía digital y su uso en las nuevas formas de construir, producir y conceptualizar, tomando como referencia el arte contemporáneo. Para ello, se reflexiona en torno al desarrollo histórico de la fotografía digital y su contribución al arte del siglo XXI, se observa la relación entre nuevas propuestas fotográficas gracias a la implementación de las tecnologías digitales, se cavila sobre qué es la fotografía digital, se discute acerca de la transformación de la fotografía y se llega a conclusiones sobre la fotografía en la era llamada “digital”. Palabras clave fotografía análoga, fotografía digital, docencia, tecnología, imagen |
Abstract This article presents a vision of digital photography and its use in the new ways of constructing, producing and conceptualizing, taking contemporary art as a reference. To this end, it reflects on the historical development of digital photography and its contribution to the art of the 21st century, observes the relationship between new photographic proposals thanks to the implementation of digital technologies, reflects on what digital photography is, discusses the transformation of photography and reaches conclusions about photography in the so-called “digital” era. Keywords analog photography, digital photography, teaching, technology, image |
Translator: Jorge Alberto Reyes González
Recibido: 19 de septiembre, 2024. Dictaminado: 3 de enero, 2025. Publicado: 5 de febrero, 2025.

Arturo Rosales Ramírez
Este artículo ha sido escrito en coautoría con Corinna Rodrigo Enriquez, Licenciada en Artes Visuales por la UNAM, ha desarrollado una destacada trayectoria como fotógrafa y docente. Ha expuesto individualmente en México, Francia y Alemania, además de participar en numerosas muestras colectivas. Fue profesora titular de fotografía en la ENAP (2002-2010) y ha contribuido como jurado y coordinadora en proyectos académicos. Coautora de manuales sobre fotografía, también ha impulsado la divulgación cultural a través de la editorial Tlapalli Ollin, dedicada al arte antiguo mexicano. Su trabajo combina la creación artística, la docencia y la producción de material educativo.
Gale Ann Lynn Glynn es Maestra en Bellas Artes por la Universidad de Illinois y docente de fotografía en la UNAM desde 1994. Ha impartido talleres especializados y participado en proyectos de investigación visual. Es autora de manuales sobre fotografía y ha contribuido en publicaciones relevantes. Ha presentado múltiples exposiciones en México y el extranjero, explorando la relación entre lo analógico y lo digital. Su trayectoria destaca por su enfoque interdisciplinario y su labor en la difusión de la fotografía como arte y herramienta de investigación.
Hablar de la fotografía en el siglo XXI es también hablar del efecto y contribución que la tecnología digital ha tenido sobre este medio, así como sus consecuencias en lo relativo a nuevas formas de ver, conceptualizar, construir y producir una imagen fotográfica digital.
La fotografía digital ha tomado, paulatinamente, el lugar de un medio natural e ineludible en la vida cotidiana. Basta mencionar los miles de cámaras digitales que circulan día a día en los teléfonos celulares y que son utilizados con el simple propósito de registrar instantes sin tener una necesidad estética.
Para quienes se desarrollan o se interesan en el campo de la fotografía, entender lo que significa la fotografía digital más allá de la destreza técnica resulta esencial para poder emplear esta tecnología de manera profesional. Ante esto, queda claro que un programa de enseñanza de fotografía tiene que incluir, hoy en día, la materia de Fotografía Digital por su viabilidad en el campo laboral y porque es el futuro de la profesión; además, la fotografía analógica es cada vez menos accesible en las instancias educativas por la falta de laboratorios húmedos, equipos análogos y materiales para la producción de la imagen.
Siempre es importante, de igual modo, entender el lugar histórico y la vía que nos ha conducido a la fotografía digital. A causa de esto, resulta imprescindible revisar el camino de lo analógico a lo digital –ya que la fotografía digital es producto de la fotografía analógica–, mediante un análisis de la evolución histórica de la fotografía y su relación con el arte del siglo XXI, con el que tiene numerosas analogías. Por ejemplo: David Hockney[1] vinculó el uso de la fotografía analógica usando una cámara polaroid y lúcida en combinación con programas de dibujo de iPad;[2] también hay que mencionar al reconocido fotógrafo Gerardo Suter,[3] quien trabaja impresión de plata sobre gelatina y al mismo tiempo usa la fotografía digital en su propuesta plástica fotográfica.
La fotografía digital es parte del desarrollo histórico de la fotografía en general: representa un momento preciso en el tiempo en donde los avances tecnológicos, marcados por la era de la computadora, provocan en la tecnología un cambio de lo analógico a lo digital y quizás, con ello, un cambio de pensamiento sobre cómo realizar, desarrollar y construir la imagen fotográfica para, en lo posterior, reflexionar y conceptualizar sobre las imágenes obtenidas.
Sabemos que la fotografía, desde sus inicios, ha avanzado mano a mano con los cambios tecnológicos, y que se posicionó, en su momento, como una manifestación vanguardista. Por ejemplo: entre los avances en el campo de la óptica, o en el desarrollo de mecanismos de cámaras de películas, como el paso del colodión a la placa seca y luego a la película en acetato.
Si entendemos que no se trata de una historia separada y que el desarrollo de la imagen se centra en la visión del fotógrafo —aunque con la posibilidad de un enfoque en la fotografía directa, experimental o híbrida (entre analógica y digital)—, la fotografía digital provoca las mismas inquietudes que hemos tenido desde la invención de la fotografía con Nicéphore Niépce.[4] Así, sólo bastaría decir que la fotografía digital representa un gran salto tecnológico en donde la película es suplida por un código binario que interpreta las luces, las sombras y los colores.
Es importante reflexionar, también, acerca de lo que implica la imagen digital junto con su nueva terminología para poder comprender lo que ésta significa dentro de la fotografía y, al final, el impacto que lo digital tiene sobre el arte. Se ha visto que, con la evolución de la fotografía digital, por ejemplo, están surgiendo múltiples teorías sobre propuestas plásticas fotográficas: la inevitable transformación de la fotografía que vivimos en este momento nos encamina al encuentro con nuevas estrategias que modifican nuestra relación con ella.
Aun cuando la gran tradición del arte conserva y respeta el oficio del artista clásico, podemos ver que desde el inicio existía también un trabajo experimental. Debido a ello, las disciplinas y sus especificidades plásticas se han abierto a panoramas sin límites para la experimentación y formulación de nuevas propuestas. En lo referente al uso de las tecnologías, el arte se ha beneficiado con la aceptación y utilización de equipos y materiales de carácter industrial. Si bien el trabajo multidisciplinario ha estado siempre presente en el arte, hoy en día la tecnología digital, y especialmente la fotografía digital, se ha incorporado para responder a las necesidades del arte contemporáneo.
El uso de la fotografía digital ofrece la posibilidad de construir una nueva visión metodológica para abordar proyectos artísticos, es decir que facilita la gestación de otra manera de mirar por parte del creador, lo que redunda en la obra visual. Esto nos hace volver a preguntarnos qué es la fotografía digital, ¿es acaso un cálculo inconsciente de las máquinas o es un medio de expresión artística con todo lo que esto conlleva?
Aunque la palabra “digital” nos remonta a una evolución tecnológica, para el fotógrafo este término implica mucho más de lo que en sí mismo significa, y por ello ofrece un mundo de posibilidades en el desarrollo de ideas enfocadas a propuestas plásticas. Como medio de expresión, vamos a tratar de entender lo que representa lo digital en la fotografía.
¿Lo digital es Photoshop? ¿Photoshop significa lo digital?
En otras palabras, ¿la fotografía digital es un proceso meramente técnico o es una nueva forma de observar, visualizar y concebir la construcción de una imagen en términos conceptuales? Para nosotros, como artistas y fotógrafos, es obvio que “Photoshop”,[5] utilizado muchas veces como el término genérico que engloba todas las herramientas técnicas aplicables a la fotografía digital, no es suficiente para describir el concepto de lo digital. Pero, entonces, ¿qué es la fotografía digital?
En principio, la fotografía digital es la fotografía con toda su carga histórica; con sus conocimientos pasados; con esos grandes fotógrafos que, mediante propuestas innovadoras, han detonado cambios constantes gracias a la experimentación, y que forjaron el camino para lo que hoy entendemos como fotografía: un legado del que no podemos separarnos. Por ello, cuando nos enfrentamos a la fotografía digital, son incuestionables sus fines, entre los que destacan: comunicar, transmitir, emocionar, provocar, dejar huella, entre otros.
Sin embargo, este uso del material y la técnica digital nos enfrenta a una nueva forma de conceptualizar la fotografía, y aún más si hablamos de la intervención de la inteligencia artificial. Nos queda claro que, mientras la fotografía analógica es estable –ya que es un proceso que se cierra al momento en que apretamos el disparador de la cámara y se registra la imagen sobre el negativo–, en el caso de la fotografía digital, es posible manipular el archivo generado las veces que se desee, lo que implica un proceso abierto, que, como asegura Roy Ascott[6] en su artículo “Fotografía en la interfaz” (originalmente escrito en inglés), «celebra inestabilidad, incertidumbre, un estado incompleto y transformación”.[7] Esto significa que, en la fotografía analógica, en el momento del disparo la exposición queda registrada sin posibilidad de alteración posterior; en cambio, en la fotografía digital ésta puede ser modificada por medio de programas procesadores de imagen.
Además de lo anterior, ha resultado inevitable el desfase con respecto a ciertos preceptos de la fotografía analógica. Cuando pensamos en la fotografía, vienen a la mente diferentes conceptos que parecieran ser propios de ella; el de verdad se convirtió en uno de los más vulnerables con el surgimiento de la fotografía digital. Si bien antes, con la fotografía analógica, se cuestionaba si el objeto o sujeto fotografiado era lo que realmente se presentaba o si era una interpretación del autor, con la fotografía digital aquel concepto se volvió inaplicable, debido a que ésta conlleva, casi siempre, la alteración y manipulación inmediata de la imagen. Y esto trasciende a tal punto que, en la actualidad, para múltiples trámites legales de índole judicial, documentos oficiales o registros documentales, se solicita que se presente el negativo de la impresión mostrada, e incluso, en ciertos eventos de carácter social, sólo se permite entrada a fotógrafos con cámaras análogas.
Parafraseando a Henri Cartier-Bresson,[8] “el aparato fotográfico es […] como un cuaderno de esbozos, el instrumento de la intuición y de la espontaneidad, el dueño del instante”,[9] aquel momento exacto en que se alinea “la cabeza, el ojo y el corazón”,[10] el estado en donde se concreta el “instante decisivo”.[11] A partir de que Cartier-Bresson aseguró: “De todos los medios de expresión, la fotografía es el único que fija para siempre el instante preciso y fugitivo. Nosotros, los fotógrafos, tenemos que enfrentarnos a cosas que están en continuo trance de esfumarse, y cuando ya se han esfumado no hay nada en este mundo que las haga volver”,[12] esta idea se convirtió en una especie de canon a seguir por numerosos profesionales. Se consideró que el instante decisivo, ese momento único e irrepetible, era una característica singular de la fotografía analógica; en la fotografía digital, sin embargo, es posible alterar, manipular e incluso representar un momento que no existió. Por esto, con la fotografía digital no hay garantía de la autenticidad de ese instante y no hay fotografía inmune a esta posibilidad.
Otro de los conceptos muy cuestionables hoy en día es el de la apropiación de lo que, no siendo nuestro, podemos poseer a través de una imagen fotográfica. Al utilizar las técnicas digitales, es posible mezclar características de personas, objetos o lugares y crear realidades ficticias. De tal forma, la idea de apropiación se ha transformado: no se trata necesariamente de una apropiación directa, sino de una que puede llegar a ser, incluso, manipulada, quizás lejos de todo tipo de realidad.
Adicionalmente, la fotografía digital, por sus cualidades técnicas, ofrece oportunidades de expresión menos laboriosas, que consumen mucho menos tiempo y que incluso pueden ser innovadoras. Respecto a la serialización, por ejemplo, con el apoyo de una variedad de programas digitales, es posible juntar imágenes y construir una imagen diferente en donde no percibimos ni el final ni el inicio de las que la conforman. Con la fotografía analógica, en cambio, la imagen en serie nos inducía a hacer una lectura total del conjunto, pero siempre era evidente la toma individual.
También es importante mencionar el concepto de “reproducibilidad”, tan relevante desde la invención de la fotografía. Ése, uno de los grandes aportes de la fotografía, ha sido criticado y al mismo tiempo enaltecido por artistas y filósofos como Walter Benjamin,[13] quien, en su ensayo Discursos interrumpidos, celebra que “la reproductibilidad técnica emancipa la obra artística”;[14] sin embargo, señala que, al mismo tiempo, con ella se pierde el aura que representa la autenticidad: “De la placa fotográfica [y también con el uso de los medios electrónicos], por ejemplo, son posibles muchas copias; preguntarse por la copia auténtica no tendría sentido alguno. Pero en el mismo instante en que la norma de la autenticidad fracasa en la producción artística, se trastorna la función íntegra del arte”.[15]
Hoy, con la capacidad hipermedia de la fotografía digital, ésta se encuentra, en cuestión de reproducción, sin lugar a dudas, ante posibilidades de exhibición más diversas y de mayor impacto. Y aquí no sólo se incluyen las ventajas del internet, que permite la difusión masiva de la imagen y su acceso en cuestión de minutos desde cualquier parte del mundo –este efecto ya había sido observado por Benjamin: “La reproductibilidad técnica de la obra artística modifica la relación de la masa para con el arte”–,[16] sino también la posibilidad de visualización o presentación de la imagen, como ocurre con el multimedia, o las opciones de impresión a gran formato, que son viables actualmente con las grandes impresoras o plóteres. Gracias a la fotografía digital, hemos sido testigos de una democratización de la obra de arte, ya que el artista puede poseer su galería virtual sin estar sujeto al elitismo propio del mercado del arte. Este hecho se ha producido, si no de forma directa, sí como efecto del desarrollo tecnológico.
Otro aspecto que a lo largo de la historia de la fotografía ha quedado de manifiesto es su cualidad de ser un constante recordatorio de la muerte, “un esto será y un esto ha sido en una misma representación. Por lo tanto, cada fotografía constituye un frío recordatorio de la mortalidad humana”.[17] La muerte entendida desde el punto de vista de Roland Barthes: “la fotografía repite mecánicamente lo que nunca más podrá repetirse existencialmente”.[18] La fotografía digital no está exenta de ese aspecto, pero, como se ha dicho en relación con el concepto de verdad, la alteración de la imagen puede modificarlo, aunque, para el espectador, seguirá vivo en toda su connotación.
A pesar de la inserción de los medios digitales en la fotografía, existe una serie de conceptos que siguen prevaleciendo. La capacidad de descubrir y sorprender, como una particularidad de la fotografía, no ha perdido vigencia, pues la fotografía, sea analógica o digital, es capaz de fijar un suceso que nos puede asombrar como espectadores. Lo insólito, entendido como ese registro de lo no esperado, encontrado en la cotidianidad o provocado, puede ocurrir más frecuentemente en la fotografía digital, y es otro de los conceptos natos de la fotografía.
Lo mágico, cualidad exclusiva de la fotografía por contar con un referente de lo que existió, provoca una reacción emocional generada por un recuerdo, una añoranza o una reminiscencia del pasado, de ese pasado que ya no puede repetirse. A ello se debe que este concepto tampoco ha sido afectado por la tecnología.
Cuando se habla de la fotografía, además, se alude a su capacidad de dejar huella. El rastro que dejan todas las imágenes fotográficas analógicas tras de sí es su huella, y la fotografía digital no es la excepción. Con todo y los programas procesadores de imágenes que traen consigo una técnica nueva aplicable sobre la imagen, nosotros, que estamos compartiendo la experiencia de producir, manipular y comunicar, al final no podemos evitar dejar un vestigio en el resultado generado, producto de todos los conceptos antes mencionados. Ésta es nuestra impronta, plasmada en una imagen analógica o digital.
Por último, es importante reiterar el rol del espectador en la fotografía, sea analógica o digital. Al final, al espectador no le importará o no distinguirá si la fotografía está construida por un medio tradicional o uno digital; lo que para él resultará valioso será lo que ella pueda transmitirle. Sin embargo, como ya se mencionó antes, la fotografía digital ha cambiado el proceso de transformación de la imagen, y con ello ha aumentado las posibilidades de que el espectador colabore y participe en la construcción de la fotografía digital –siempre y cuando sea la intención del artista–. Por ejemplo, las imágenes que circulan en la web pueden invitar al espectador a ser copartícipe de su elaboración.
Al fin y al cabo, fotografía es fotografía, y su capacidad de emocionar, sorprender, comunicar, provocar y descubrir no está limitada por las técnicas. Así, se demuestra que la tecnología asociada a la fotografía digital no representa su deshumanización –como han mal pensado sus críticos–; por el contrario, es capaz de mostrar con imágenes una sensibilidad basada en raíces puramente humanas y en una teoría generadora de una propuesta artística. Si la fotografía analógica nos ha llevado a una teoría basada en la memoria sensorial, la fotografía digital pareciera estar fundamentada en una memoria virtual.
Como dice Adriana Zapett, “captamos lo real a través de la idea que nos hemos construido de ella, mientras que lo virtual pertenece a la abstracción de la abstracción de lo real: otro camino hacia lo inefable. En la medida en que el pensamiento se torna más complejo, se aleja de los referentes y pasa al nivel de las paradojas”.[19]
Dado que el rango de la fotografía se ha ampliado con lo digital, consideramos importante señalar que hoy en día existen muchas imágenes alejadas de un sentido conceptual y estético. En palabras de Rosalind Kraus: “Estamos frente a un vasto proyecto de deconstrucción en el que el arte se halla distanciado y separado de sí mismo”.[20]
En un sistema tan abierto donde es posible tomar imágenes de aquí y de allá y unirlas arbitrariamente, nos parece imprescindible dar una razón de ser a la imagen que responda a su momento histórico y cultural. Así, lo que es importante no es la simple representación o lo que la imagen dice, sino el contenido estético y conceptual que le da su significado.
Regresando a la fotografía digital, ¿cómo afianzamos su relación con las necesidades de los artistas contemporáneos? En primer lugar, se debe observar qué posibilidades proporcionan las herramientas y materiales digitales para la realización de propuestas plásticas fotográficas. Posteriormente, se debe crear estrategias para programas educativos con énfasis en la discusión, reflexión y mesas de diálogo, de modo que se genere una visión compartida de las necesidades de los artistas contemporáneos con respecto a la fotografía. ¶
[.925 Artes y Diseño, Año 12, edición 45]
Referencias
- Barthes, R. (1990). La cámara lúcida. España: Paidós.
- Benjamin, W. (1989). Discursos interrumpidos (vol. I). Buenos Aires: Taurus.
- Cartier-Bresson, H. (2003). Fotografiar del natural. Titivillus. ePub base r1.2.
- Cartier-Bresson, H. (2017, julio). El instante decisivo. Fotografía peruana. https://fotografiaperuana.com/wp-content/uploads/2014/07/el-instante-decisivo.pdf
- Druckrey, T. (ed.). (1996). Electronic Culture. Technology and Visual Representation. Nueva York: Aperture.
- Krauss, R. (2002). Lo fotográfico. Por una teoría de los desplazamientos. Barcelona: Gustavo Gili.
- Ribalta, J. (2004). Efecto real. Debates posmodernos sobre fotografía. Barcelona: Gustavo Gili.
- Zapett, A. (1998). Arte digital. México: Conaculta.
[1] David Hockney (Bradford, 1937). Pintor, escenógrafo, impresor y fotógrafo británico.
[2] La línea de tabletas electrónicas diseñadas y comercializadas por la compañía estadunidense Apple.
[3] Gerardo Suter (Buenos Aires, 1957). Fotógrafo argentino residente en México.
[4] Joseph Nicéphore Niépce (Chalon-sur-Saône, 1765-Saint-Loup-de-Varennes, 1833). Físico, litógrafo, inventor y científico aficionado de origen francés.
[5] Adobe Photoshop, editor electrónico de imágenes desarrollado por Adobe Systems Incorporated (hoy Adobe Inc.), se emplea para la creación y retoque de fotografías y otros gráficos. Fue creado en 1986 por los hermanos estadunidenses Thomas Knoll y John Knoll.
[6] Roy Ascott (Bath, 1934). Músico, artista visual y de nuevos medios, profesor universitario, redactor y teórico de origen inglés.
[7] En Timothy Druckrey, Electronic Culture. Technology and Visual Representation, p. 166.
[8] Henri Cartier Bresson (Chanteloup-en-Brie, 1908-Céreste, 2004). Fotógrafo, fotoperiodista, periodista, director de cine y pintor de origen francés.
[9] Fotografía del natural, p. 7.
[10] Ibídem.
[11] “El instante decisivo”.
[12] Ídem, p. 2.
[13] Walter Bendix Schönflies Benjamin (Berlín, 1892-Portbou, 1940). Filósofo, crítico literario, traductor y ensayista alemán.
[14] Discursos interrumpidos (vol. I), p. 27.
[15] Ídem, pp. 27-28.
[16] Ídem, p. 44.
[17] Jorge Ribalta, Efecto real, p. 318.
[18] La cámara lúcida, p. 31.
[19] Arte digital, p. 27.
[20] Lo fotográfico. Por una teoría de los desplazamientos, p. 226.