Revista .925 ARTES Y DISEÑO

año 11 / edición 44 / noviembre 2024 - ISSN: 2395-9894

Taxco: apuntes sobre la peatonalización

12 febrero, 2020

Por Alejandro Quezada Figueroa.

Estas líneas se escriben no desde la perspectiva del arte, o la arquitectura, ni mucho menos desde la perspectiva de un urbanista, sino desde la simple y llana mirada de un usuario de esta ciudad de origen colonial, entre cuyas calles y callejuelas transcurre la vida de miles de habitantes.

Taxco de Alarcón, como otras tantas localidades mexicanas, presume de tener un particular encanto, de ser de los principales reales de minas de la época colonial[1], y después de ser baluarte de la producción de artesanía de plata en México y, por tanto, de ser uno de los principales centros turísticos del estado de Guerrero.

Está claro que los taxqueños vivimos directa, o indirectamente del turismo, de acuerdo con el periódico “La Jornada”[2], la pasada Semana Santa (abril de 2019) hubo una derrama económica de 56 millones de pesos. Más allá de la realidad de estas cifras, creo que los pobladores estamos, en su mayoría, de acuerdo en la importancia económica de recibir turismo nacional e internacional, y no sólo en Semana Santa, sino de manera constante a lo largo del año.

© Alejandro Quezada Figueroa.
© Alejandro Quezada Figueroa.

Dicho lo cual, no suena descabellado realizar modificaciones al modo en que la vida transcurre por la ciudad. Antes dije que estas líneas se escribían no desde la perspectiva de un especializado, sino como un usuario común de la ciudad, pero lo cierto es que se escriben también desde la perspectiva de un pequeño empresario que reconoce en el turismo –sea arquitectónico, de consumo o simple ocio– su modus vivendi. Pero también, desde la perspectiva de un usuario que duda y se cuestiona sobre la seriedad y el profesionalismo con que el Estado en cualquiera de sus niveles, (nacional, estatal, municipal) enfrenta la necesidad de incrementar el flujo turístico y la derrama económica.

Lo cierto es que este “pueblo mágico” se encuentra ya entremezclado con una no tan pequeña ciudad (de acuerdo con cifras del INEGI, en México, una localidad comienza a considerarse “urbana” a partir de los 2500 habitantes[3]) y está plagado de problemas de circulación, y plagado también de opiniones sobre cómo solucionarlos: “el centro debería ser peatonal, como en Guanajuato” o “cerramos esta o aquella calle”, quizá “deberíamos hacer como en tal o cual lugar”, “eliminamos al transporte público del centro” (como si este tipo de transporte fuese en si el origen del problema y no la ausencia de una cultura vial).

© Alejandro Quezada Figueroa.
© Alejandro Quezada Figueroa.

Existen diversos frentes que atender, y diversas estrategias que llevar a cabo, una de ellas, y que nos fue recordada con el pasado bloqueo[4] [5], y paralización de la ciudad por parte de los gremios del transporte público, a unos días de las vacaciones decembrinas, es la de convertir buena parte del centro histórico en un espacio de exclusivo acceso peatonal.

Cierto es que ante una cultura que ha desplazado al peatón –puesto que no podemos negar que aun en Taxco, el coche es hoy el rey de nuestra vida diaria[6], particularmente en una ciudad sin aceras o banquetas– suene atractiva la idea de suspender el acceso vehicular, lo que contribuiría a mejorar la imagen, y por tanto el disfrute de la composición arquitectónica local, y eventualmente incrementar la derrama económica. Pero existen varias consideraciones que complican, si no es que imposibilitan la “peatonalización”:

  • Por un lado, tenemos a los gremios de transporte, que se oponen abiertamente a que se les restrinja el acceso, y no sin razón pues un sin número de los servicios que prestan actualmente tienen como origen y destino el centro de la ciudad.
  • Por otro lado, la peatonalización, implicaría un problema de accesibilidad, tanto para turistas con capacidades diferentes (sillas de ruedas, muletas, por mencionar algunos), como para los locales cuyas capacidades físicas por la razón que sea, les impide ya acceder a pie a muchos sitios, particularmente las zonas altas de la ciudad, y para los cuales es ya en sí un problema la orografía propia de la ciudad.
© Alejandro Quezada Figueroa.
© Alejandro Quezada Figueroa.

Aunque existen supermercados, algo más alejados del centro, el principal polo de abastecimiento, para restauranteros y ciudadanos en general, sigue siendo el mercado municipal (mercado de Tetitlán)[7] de tal modo que se convierte en el nodo por el cual cruzan un sinfin de personas y medios de transporte – a partir de la necesidad de entrada y salida de la mercancía que en muchos casos no puede realizarse sólo de manera peatonal.

De modo que la sola idea de la peatonalización del centro resulta ilusoria, mientras no exista un plan para dividir y llevar a los extremos geográficos de la ciudad ese nodo de distribución, que es el mercado, para tratar de separarla de la zona turística, separar, a ese pueblo mágico que todos ambicionan, del resto de la ciudad que crece a su alrededor.

La realidad es que no hay una única respuesta para los problemas existentes. Los románticos del pueblo mágico insisten en lo mal que se ven, a los ojos de los turistas, el exceso de vehículos automotores recorriendo el centro de la ciudad y, si bien es cierto, su única propuesta es convertirlo en zona exclusivamente peatonal, sin tomar en cuenta la necesidad de acceso a las zonas altas, sin considerar la necesidad de transportar mercancías, de surtir negocios y de llevar alimentos desde el mercado municipal hasta las diferentes zonas de la ciudad, etc.

© Alejandro Quezada Figueroa.
© Alejandro Quezada Figueroa.

Dicho de otro modo, nadie se ha planteado con seriedad hacer un cambio significativo en la estructura del centro histórico pues la autoridad municipal no le da continuidad ni tiene la voluntad política necesaria para llevar a cabo proyectos de reforma a largo plazo, y quizá, aunque la tuviera, los gremios de transporte, de tianguistas, y de los mercados, –que dicho sea de paso representan votos en temporada electoral– se oponen firmemente a los cambios profundos que esta ciudad requiere.

Por otro lado, sin encuesta de por medio, es lógico pensar que el ciudadano de a pie (paradójicamente) sea el que se oponga en primera instancia a los cambios, pues implica un cambio significativo en el modo en que hacemos uso de la ciudad, e implica también un salto fuera de nuestra zona de confort. Aunque haya quien insiste en que se posee la aquiescencia[8] de la mayoría de la población, seguramente no toma en cuenta la opinión de quien vive en los barrios de Guadalupe, Ojeda y en los circundantes a éstos, sino, más bien, de aquellos “notables”, de quienes –si bien son conscientes de la necesidad de un cambio radical en beneficio de los ingresos por turismo– desconocen (carecen de empatía) o hasta discriminan, a aquellos que están más enfocados en sobrevivir, día con día, que en el bienestar de la comunidad, aunque ésto les suponga algunas incomodidades.

Algunos miran con malos ojos a quienes expresan la necesidad de mejorar la imagen urbana de cara a aumentar los ingresos por el turismo, cuidar cada detalle, hacer de cada esquina una escenografía, para que el estatus de “pueblo mágico” no sea sólo la etiqueta de un programa federal, sino realmente un calificativo, y es que, seamos honestos, más allá de comprar plata y de disfrutar la arquitectura, no hay mucho más que ofrecerle al turista.

Los intentos por introducir proyectos ecoturísticos en zonas cercanas han sido por muchos motivos, infructuosos. El ambiente de inseguridad, aunado a una infraestructura insuficiente para trasladarse a los diferentes atractivos ecoturísticos, han impedido que éstos se desarrollen y se sumen a la derrama económica en el municipio.

© Alejandro Quezada Figueroa.
© Alejandro Quezada Figueroa.

A modo de conclusión, sólo queda apuntar que no se trata sólo de que las autoridades inviertan en el mejoramiento de la imagen urbana, pues mientras la sociedad taxqueña no contribuya no habrá dinero que alcance y cualquier plan por reconfigurar el centro histórico se quedara en un intento más. Pues, para hacer de cada callejón una postal, se requiere algo más que un poco de pintura y un farol coqueto.

Es decir, de los ciudadanos de a pie se espera que entiendan la necesidad de respetar las reglas de conservación, de no estacionarse en lugares indebidos y, en general, que demuestren una cultura orientada a mejorar la imagen de la ciudad.

Por otra parte, de las autoridades municipales y del INAH[9] (Instituto Nacional de Antropología e Historia) se esperaría mayor flexibilidad cuando impere el buen gusto aunque no se adapte del todo a su normativa, y que realmente incidan y demuestren autoridad cuando los usuarios rompen de manera flagrante con el orden y la armonía que el pueblo debería transmitir, y que implementen una seria campaña de rescate para las viviendas catalogadas como monumentos históricos, pues con tanta burocracia de por medio, nadie se arriesga a invertir en su rescate y utilización.

Los cambios profundos que la ciudad requiere no son responsabilidad de un sólo organismo o institución sino, más bien, responsabilidad conjunta que requiere, además, de la actividad constante de toda la ciudadanía. 

(Publicado el 12 de febrero de 2020)

Referencias

  • Domínguez Islas, M. (1980). Tasco histórico, biográfico, anecdótico y legendario. Ayuntamiento de Acapulco. Acapulco.
  • Le Breton, David. (2018). El elogio del caminar. Ediciones Siruela. Madrid.
  • Rangel, W. (2015). Seminario-taller “Información para la toma de decisiones: Población y Medio Ambiente”.

[1] http://www.palaciomineria.unam.mx/historia/colonial.php

[2] https://www.lajornadaguerrero.com.mx/index.php/sociedadyjusticia/item/6942-en-taxco-hubo-una-derrama-economica-por-mas-de-56-mdp-por-la-semana-santa

[3] Rangel, Walter: Seminario-taller “Información para la toma de decisiones: Población y Medio Ambiente” p. 13

[4] https://www.lajornadaguerrero.com.mx/index.php/sociedadyjusticia/item/9583-transportistas-bloquean-y-suspenden-el-servicio-publico-en-taxco

[5] http://www.elforodetaxco.com/wordpress/bloqueo-total-en-taxco/19/12/2019/

[6] Le Breton, David. El elogio del caminar. p. 8

[7] Domínguez Islas, Margarita, Tasco histórico, biográfico, anecdótico y legendario. 1ª edición, 1980 P.261

[8] https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/fernando-curiel/taxco-la-perspectiva-urbana

[9] https://www.inah.gob.mx/

Artista Multidisciplinario, inclinado por el arte urbano, la arquitectura, el urbanismo, y en general la ciudad y los matices que la entretejen. Diseñador de joyería en plata y orfebre por contexto profesional. Egresado de la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM, Plantel Taxco, Profesor de Artes Plásticas y Visuales en la Escuela de Iniciación Artística Asociada (EIAA) al INBAL: “Taxco, Casa Borda e integrante del Grupo de Artistas y Diseñadores ARS FABER.

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