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La importancia de la investigación de la visualidad en la creación de imágenes realistas

20 agosto, 2015

«Que mi obra brote de forma natural, como el canto de un pájaro o la música de Mozart. Sin esfuerzo aparente pero largamente meditada y trabajada desde mi interior».1 
Extracto de un cuaderno de notas de Joan Miró, 1940-1941.

Por Laura A. Corona Cabrera.

Para los fines de este encuentro académico en el que se estudia en qué consiste la investigación basada en las artes y el diseño, partiré del hecho de que la producción artística también puede ser considerada como un tipo de investigación, y haré referencia al hecho de la creación artística desde una perspectiva relacionada con el quehacer del artista que trabaja en solitario, elaborando una pintura tradicional, con óleo, lienzo y frente a un caballete, como herramientas de su investigación.

Para llevar a cabo esta reflexión, como decía el Mtro. Melquiades Herrera: “yo le pregunto al más pintado” si en esta escuela le enseñaron a pintar, ¿habrá alguien a quien si le hayan enseñado a pintar? Posiblemente, pero a mí no. Y creo que nadie le enseñan a pintar, y es que no es algo que se pueda enseñar así de simple, porque pintar (por lo menos de manera realista) es un proceso complejo, elaborado, personalizado y que para cada individuo suele ser diferente. Por lo común se enseña a pintar como una tradición oral que pasa de persona a persona, como en las antiguas cofradías, se debe estar cerca de un maestro y ese maestro más bien enseña a ver, y a entender cómo está construido el mundo, cómo decodificarlo para poder representarlo.

Entonces ¿de qué forma se logra aprender a pintar? La única manera es equivocándose mucho, repitiendo insistentemente las formas, hasta conseguir representarlas fidedignamente, pero sobre todo, haciendo una investigación de la visualidad.

Como mencioné anteriormente, la creación artística es en sí misma una actividad en la que se involucra la investigación, porque en ella se conjuntan estrategias de indagación, métodos de observación, reflexión y análisis de datos para llegar a conclusiones, que se aplicarán en la construcción del objeto artístico. Y en este sentido es interesante considerar que paradójicamente, las artes visuales comparten con la ciencia -ni siquiera con las humanidades- la noción del laboratorio, es decir, el lugar idóneo para la experimentación. El sitio en el que surgen los hallazgos, y en el que se pueden observar y analizar las diferentes etapas del proceso creativo y dar cuenta de los aciertos. Sin embargo, también es importante considerar que a diferencia del laboratorio de ciencias, en el que no hay cabida a la especulación, sino que todo debe ser perfectamente controlado, en el laboratorio de artes es aceptable el uso del azar y el error como sistemas de experimentación.

Por ello, dentro del laboratorio-taller, es posible delimitar el proceso de investigación-producción y el proceso creativo para la construcción del objeto artístico en tres fases:

  • Primera fase: elaboración de bocetos, apuntes, dibujos, análisis de gamas cromáticas, se hacen ejercicios y pruebas de composición, etc.
  • Segunda fase: ejecución de la obra, a través de la continuidad en la experimentación y aplicación de los resultados de la investigación; toma de decisiones con el fin de conformar el objeto de la creación artística, de acuerdo al plan previsto
  • Tercera fase: en la que se concluye el producto final como resultado de la investigación y experimentación visual, cognitiva y de materiales

El artista visual además de productor de objetos, es un generador de imágenes, y para producirlas debe hacer una serie de ejercicios visuales, decidir a partir de los dilemas estilísticos, encontrar el punto específico de equilibrio compositivo, etc. Ahora bien, el artista visual, siempre trabaja con una serie de certezas, por ejemplo una de esas certezas es la forma, otra el color, la composición o la técnica, es decir, no se trabaja con especulaciones, sino con la convicción de lo que se va a obtener, en relación a los aspectos formales. Éstos, son evidencias de determinadas conjeturas que previamente se han reflexionado hasta llegar a ser convicciones.

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La investigación en artes visuales constituye el hecho de encontrar sentido a esas convicciones y depositarlas en el objeto artístico. En el caso de la pintura de caballete de tipo realista, que es el ejemplo al que se está haciendo referencia, se trabaja con imágenes fotográficas producidas especialmente para servir de base a una pintura. Por lo anterior, es necesario poseer conocimientos básicos sobre procesos y fundamentos de las artes visuales, tanto fotográficos, como de dibujo. En este sentido, se pueden considerar los siguientes pasos como un método, alcanzado después de años de experimentación del comportamiento de los materiales e investigación de los resultados:

  1. Nunca pintar sobre el fondo blanco del lienzo.
  2. Usar siempre un color base en un tono medio, ocre o amarillo siena (a este procedimiento se le conoce como técnica Rubens).
  3. Decidir el orden de los objetos (a partir de que tan lejanos o cercanos se visualizan).
  4. Trabajar en ‘capas’ desde el plano de fondo borroso, hasta el primer plano claro y definido. Es importante usar un plano de fondo borroso con el fin de reproducir el efecto fotográfico que hace la lejanía en el lente de la cámara, difícil de distinguir por el ojo humano porque éste aclara todos los planos simultáneamente.
  5. Pintar en relación con la gama tonal, de lo más oscuro a lo más claro evitando usar el negro, que en la naturaleza no existe, sino buscar una opción cromática mezclada.

Habiendo planteado estas conjeturas ¿Qué se puede decir que es la investigación-producción en artes visuales? Es un depurado proceso de aplicación y ejecución de estrategias en el laboratorio-taller, para obtener conocimientos.

Con lo anteriormente expuesto, me refiero a que el método descrito forma parte de la investigación que cada artista debe llevar a cabo de su medio y de la técnica, porque sin ello, es prácticamente imposible lograr con éxito la creación artística.

1. Joan Punyet Miró, El taller de Miró, Madrid, Assouline, 2000, p. 76.

La autora es Profesora adscrita a la Facultad de Artes y Diseño Plantel San Carlos de la UNAM.

 (Publicado el 20 de agosto de 2015)

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