Revista .925 ARTES Y DISEÑO

año 11 / edición 44 / noviembre 2024 - ISSN: 2395-9894

La influencia del manga japonés en la producción del cómic mexicano

12 agosto, 2024

Sin embargo, el manga moderno tal como lo conocemos comenzó a tomar forma después de la Segunda Guerra Mundial[4], influenciado en parte por los cómics occidentales y las necesidades culturales de la sociedad japonesa de la posguerra.

Osamu Tezuka[5], conocido en Japón como el “Dios del Manga”, fue una figura clave en la consolidación del manga como una forma de arte respetada y comercialmente viable. Su obra Astro Boy[6] no solo estableció muchas de las convenciones estilísticas del manga, sino que también ayudó a popularizar el formato en Japón y más allá.

Este género de historietas no solo ha capturado la imaginación de millones en Japón, sino que también ha traspasado fronteras, influyendo en diversas culturas alrededor del mundo, incluyendo América Latina. Fue a partir de la década de 1990 cuando comenzó a observarse una notable influencia del manga japonés en el diseño y la narrativa del cómic mexicano.

Principalmente a través del anime televisivo, marcó el inicio de una nueva era para la narrativa gráfica en el país. Series como Dragon Ball[7] (Akira Toriyama[8]), Sailor Moon[9] (Naoko Takeuchi[10]) y Los Caballeros del Zodiaco[11] (Masami Kurumada[12]) no solo capturaron la atención del público, sino que también despertaron un interés por las historias originales en formato manga. Los consumidores apreciaron la profundidad de las historias, el desarrollo de personajes y los estilos artísticos únicos que difieren significativamente de los cómics tradicionales occidentales.

La influencia del manga japonés se manifiesta en varias áreas clave, comenzando por su estilo artístico distintivo, que incluye ojos grandes y expresivos, líneas de acción dinámicas y una amplia gama de técnicas de sombreado. Este estilo permite una gran variedad de expresiones emocionales y una narrativa visualmente impactante.

En contraste, el cómic mexicano, nacido a partir de la Revolución Mexicana[13], a menudo presenta un estilo más realista, con influencias del arte muralista y la caricatura política. Artistas como Gabriel Vargas[14], creador de La Familia Burrón, emplearon un estilo detallado y caricaturesco que reflejaba la realidad social y política de México.

Un claro ejemplo de la influencia del manga en el cómic mexicano es ¡Ka-Boom![15] de Oscar González Loyo[16], donde se puede observar el estilo manga en los personajes y en la dinámica de las escenas de acción. Los artistas mexicanos, como González, han encontrado en el manga una fuente de inspiración para renovar su propio lenguaje visual, utilizando técnicas japonesas para enriquecer sus técnicas tradicionales narrativas que han resultado en una fusión única, bien recibida por el público.

Además del estilo gráfico, el manga ha influido en las narrativas y temáticas del cómic mexa. El manga es conocido por explorar una amplia gama de géneros y temas, desde el romance y la aventura hasta la ciencia ficción y el horror, lo que le permite atraer a un público diverso. Por otro lado, los cómics mexicanos a menudo se enfocan en temas sociales, políticos y culturales específicos de México. Obras como Los Supermachos[17] de Rius[18] combinan humor y crítica social para abordar cuestiones de injusticia y corrupción.

La influencia del manga ha motivado a algunos creadores mexicanos a explorar temas más variados e incorporar elementos de ciencia ficción y fantasía en sus obras, ampliando así el alcance del cómic mexicano.

Otra manifestación de la influencia se observa en el diseño de personajes, comúnmente en el manga suelen tener características físicas exageradas que ayudan a expresar emociones y personalidades de manera más efectiva. Esta técnica ha sido adoptada por artistas mexicanos para crear personajes más memorables y atractivos. Por ejemplo, la serie Ultrapato[19] de Edgar Delgado[20] presenta personajes con rasgos estilizados y expresivos que recuerdan al estilo manga.

Esta fusión de técnicas de diseño permite a los autores mexicanos aprovechar lo mejor de ambos mundos, creando personajes que pueden resonar tanto con el público local como con los aficionados de este arte japonés. Además, la serialización de historias largas, típica del manga, ha sido adoptada por varios autores locales, permitiéndoles desarrollar arcos narrativos más profundos y detallados.

En cuanto al formato, el manga generalmente se publica en revistas serializadas antes de ser recopilado en volúmenes conocidos como tankōbon[21]. Este formato permite a los autores desarrollar historias largas y complejas con arcos narrativos extensos. En cambio, el cómic mexicano tradicionalmente se publica en tiras cómicas en periódicos o en revistas independientes, con historias que tienden a ser más cortas y autoconclusivas, aunque existen excepciones.

En México, la aparición de mangas, fanzines y revistas relacionadas con esta temática comenzó a finales de los años ochenta y principios de los noventa. Estas publicaciones fueron impulsadas por un reducido número de editoriales que se atrevieron a comercializarlas.

En 1997, la editorial Edito Poster lanzó Tetsuko la chica de acero, considerado el primer manga mexicano. Este cómic, que combinaba acción, romance, artes marciales y poderes fantásticos, se publicó en blanco y negro para mantener la esencia del manga japonés y se completó en 45 fascículos.

La revista Conexión Manga inició[22] como una sección en la revista Tetsuko en 1997, y se independizó en octubre de 1999, llegando a publicar 200 números hasta septiembre de 2009. Esta revista se especializaba en difundir productos relacionados con el manga y el anime, como videojuegos y modelos coleccionables, contribuyendo significativamente a la popularización del manga en México.

En 1999, la Editorial Vid[23] introdujo al mercado mexicano sus primeros productos relacionados con manga japonés original: Dragon Ball y Mixx Zine. Este último, era una revista de alcance nacional dedicada exclusivamente a la difusión de productos vinculados al manga y anime. Otras publicaciones destacadas en este ámbito incluyeron Animanga, Domo y Plan B, cada una con un enfoque particular en la animación y el manga japoneses.

En la actualidad, el manga ha consolidado su lugar en el mercado mexicano, con una base de fans leales y en constante crecimiento. De ser una curiosidad extranjera a finales del siglo pasado, se ha convertido en una parte integral de la cultura popular juvenil en México.

Editoras como Kamite[24] y Panini[25] comenzaron desde hace años a publicar mangas en español, respondiendo a la demanda del mercado y al mismo tiempo fomentando una mayor apreciación por el género. Esta dinámica ha permitido que los artistas mexicanos tengan una mayor exposición y oportunidades para experimentar con nuevas influencias. La colaboración entre editoriales mexicanas y japonesas ha facilitado la importación y distribución de mangas, haciendo que estos sean más accesibles para los lectores.

No solo ha enriquecido el contenido artístico y narrativo, sino que también ha tenido un impacto significativo en la industria del cómic en México. La creciente popularidad del manga ha llevado a un aumento en la demanda de cómics con influencias japonesas, incentivando a los editores y creadores a experimentar con nuevos estilos y formatos.

Eventos como las convenciones de anime y manga, las proyecciones de películas de anime en cines y la presencia de comunidades de fans en línea han contribuido a la creciente popularidad del manga. Estas plataformas no solo facilitan el acceso, sino que también fomentan un sentido de comunidad entre los aficionados. Las convenciones, en particular, han jugado un papel crucial en la promoción del manga y el anime, proporcionando un espacio donde los fans pueden reunirse, intercambiar ideas y celebrar su amor por estas formas de arte.

La influencia del manga también se ha extendido a otros ámbitos de la cultura mexicana, incluyendo la moda, el arte y el entretenimiento. Artistas y diseñadores mexicanos han adoptado elementos del estilo manga en sus obras, creando una fusión única de influencias culturales. El manga ha inspirado a diseñadores de moda a crear prendas con estampados y estilos que recuerdan a los personajes y mundos del manga, mientras que, en el arte contemporáneo japonés, algunos artistas han incorporado la estética manga en sus pinturas y esculturas.

Asimismo, el empuje de este arte gráfico ha venido acompañado por el cambio de generación, donde el niño de los años 80 ya creció y ahora transmite el arte a los más jóvenes, empujando a un nuevo mercado que impulsa la demanda. Tan solo en Japón, el mercado del manga alcanzó en 2023 un récord de ventas y conquistó más del 40 % del mercado editorial japonés. Este fenómeno ha tenido un eco en México, donde el mercado del manga sigue creciendo y diversificándose.

En la actualidad, la influencia del manga en el cómic mexa es ampliamente reconocida y celebrada. Los lectores jóvenes, en particular, valoran esta convergencia cultural que ofrece lo mejor de ambos mundos: la riqueza narrativa y estilística del manga, junto con la relevancia cultural y social del cómic mexicano.

La influencia del manga japonés ha sido profunda y multifacética. Desde adaptaciones estilísticas y narrativas hasta innovaciones en el diseño de personajes y temáticas adaptadas por escritores, dibujantes y mangakas mexicanos, este estilo gráfico ha dejado una marca indeleble en la forma en que los creadores locales abordan su arte.

La convergencia cultural ha enriquecido significativamente el panorama del cómic en México, creando un puente entre dos culturas unidas por su pasión por la narrativa gráfica. Con una base de fans entusiasta y un mercado en expansión, el cómic mexicano influenciado por el manga está destinado a evolucionar y prosperar en los próximos años.

Es así como el futuro del cómic mexicano con influencias del manga es prometedor, ya que los nuevos artistas continuaran explorando y adoptando elementos orientales, dando lugar a obras innovadoras que capturan la imaginación de los lectores. ¶

  • Brienza, C. (2016). Global Manga: «Japanese» Comics Without Japan?. Ashgate Publishing.
  • Delgado, E. (2006). Ultrapato. Publicaciones Independientes.
  • García, N. R. y García, H, D. (2012) El manga y su divulgación en México, Paakat. Revista de tecnología y sociedad.
  • Gómez García, F. (2008). Historia del Cómic Mexicano. Editorial Clío.
  • Gravett, P. (2004). Manga: Sixty Years of Japanese Comics. Harper Design.
  • Japan External Trade Organization (JETRO). (2023). Japan’s Content Industry: Market Overview.
  • Jaramillo, C. (2014). Manga and Anime in Latin America: Reception and Influence. University of Texas Press.
  • Loyo, O. G. (1993). Ka-Boom!. Editorial Toukan.
  • Marinas, J. L. (2012). Cultura y Comunicación en México. Siglo XXI Editores.
  • Rius (1997). Los Supermachos. Grijalbo.
  • Schodt, F. L. (1996). Dreamland Japan: Writings on Modern Manga. Stone Bridge Press.
  • Vargas, G. (2002). La Familia Burrón. Planeta.

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