Ciudadela

28 enero, 2014

Por René Contreras Osio.

Es esta una ‘Ciudadela’, emplazada en un lugar ilocalizable por brújula alguna, no hay sextante ni estrellas que nos guíen a su encuentro pues su ubicación carece de coordenadas precisas, sea esto por omisión deliberada del cartógrafo, que la oculta para no provocar la avaricia de sus riquezas posibles, o sea por su propio olvido e impericia en el dibujo.

Y aunque es inmóvil, también es escurridiza; lo más que puedo decir acerca de cómo hallarla, es que se localiza en las antípodas personales, en los confines del ser de cada uno; pero esto es sólo una pista y habrá que indagar más en otras fuentes, en otros mapas, guiarse por otros faros, hurgar en otras bibliotecas o quizás… buscar eternamente.

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«Ciudadela», de Carmen Tapia. Técnica: forjado en plata 0.970 y talla de cuarzo. Medidas: 15 x 10 x 5 cm. 2011.

Lo más cercano a su apariencia sería ese espejismo llamado ‘Fatta Morgana’ que en el reino imaginario de los marineros ve una ciudad resplandeciente, plena de angularidades y cornisas; arquitrabes, perfiles y pórticos que emergen del mar reflejados en los cielos para luego desvanecerse en el azul del velo que forman juntos, un puro ejercicio del imaginario colectivo; o es quizás como las ignotas ruinas que los arqueólogos descubridores y adelantados que, imaginando un Dorado, encontraron Cuzco y Tiahuanaco.Carmen Tapia ha construido maquetas en plata al alto brillo cuya complejidad técnica y escala nos hacen ubicarlas en el ámbito de una tradición escultórica con fuentes que emanan de la arquitectura y sobre todo, cuando pasa a otros materiales como la madera opaca, nos invita a inferir su potencial de monumento; de algo que entiendo como emplazamientos militares o como ruinas de observatorios de alguna civilización desaparecida. Esta interpretación queda así de abierta debido a que no se infiere función alguna, más que la especulativa, que nos impele a formular la contemplación como finalidad en una proposición de ejercicio imaginario, quizás desde el interior de ella; es decir, que pueden ser proyectos para grandes emplazamientos.

Muros de almenas discontinuas en intervalo y altura; pasadizos en torno a un patio central o un espejo de agua; un área desde donde se contempla en derredor el muro perimetral cerrado, sus 360° lo confirman; es por eso que le he llamado ‘Ciudadela’; fortificación con atalayas casi sin accesos, inexpugnable.

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«Ciudadela», de Carmen Tapia. Técnica: forjado en plata 0.970 y talla de cuarzo. Medidas: 15 x 10 x 5 cm. 2011.

Maquetas de las que, a una probable escala monumental, se infiere que lo humano le queda pequeño, casi desapercibido; es entonces algo entre la naturaleza terrestre y el cosmos. Un gran divisadero de estrellas que forman el domo azul; el contorno de su planta es de trazos y ángulos rectos, aparejada, quizás, equinoccialmente al sol.

Pero creo que ‘Ciudadela’ es la representación material y concreta de un probable esquema mental, quizás un arquetipo de lugar: Un genius loci propio, que nos habita; cada uno de nosotros la posee en plan ortogonal, radial concéntrico, ventricular o laberíntico; ahí en un páramo cercano a lo que llamamos consciencia; un emplazamiento atemporal que no se rige por las leyes conocidas por la Física, ‘Ciudadela’ que proyecta sus sombras sobre el horizonte inerte… o quizás latente, a punto de la manifestación numinosa.Ciudadela es una y todas las cosas: promontorio, dolmen y menhir, tablero y talud; un montón de piedras angulares aparejadas a precisión de plomada con fundamentos basálticos que conforman el perímetro del cerco cósmico. ¡Sí!, que bello suena así,… El cerco cósmico: el basamento topográfico que, incompleto, recorta con sus perfiles el firmamento; aserrando almenas dentadas, dentaduras cuadradas dibujándose en perfiles de la noche estelada en el fondo. Esa es la experiencia para a quien le es habitual la observación del cielo nocturno. Desde esa ciudadela, la noche no es negra, es de un azul crepuscular, menguante e iridiscente como de bioluminiscencia abisal; parece que no es el reflejo de ninguna otra luz sino un éter que hace ver el cielo como velo que se antoja denso, profundo y tal vez eterno.

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«Ciudadela», de Carmen Tapia. Técnica: forjado en plata 0.970 y talla de cuarzo. Medidas: 15 x 10 x 5 cm. 2011.

He de decir que el sentido de ‘Ciudadela’ no le viene sólo de su semejanza aparente con las ciudades míticas sino de la experiencia ampliada de la mirada arqueológica: la intrigante curiosidad arqueológica del mito que anima e impele a la expedición del ser a la ciudad inhabitable… inhabitada, mas sólo experienciable como intento vano, siempre vano… como debe de ser para eternizarse.Terra incógnita o el Dorado son sitios imaginados por viajeros afiebrados que se descubren a sí mismos sólo a partir de la existencia de ese “otro” lugar; esta otredad geográfica que irrumpe en la psique humana y la cultura a partir de las primeras migraciones y la consolidación de las ciudades y que no sólo ejemplifican la necesidad del misterio geográfico, es el acto volitivo de dar sentido a las antípodas mistéricas mediante la materia concreta; Sobrepasar la imaginación delirante y enferma del expedicionario perdido haciendo posible la experiencia del genius loci en la cotidianidad de la vida. ‘Ciudadela’ es la pulsión generadora del mito permanente del otro lugar aún no develado, oculto en las fuentes primarias o en el futuro cierto de la utopía… ¡Pero no! ‘Ciudadela’ es… Ultropía -si se me permite el neologismo- y no el sitio de ensueño humanista que Campanella, Moro o Bacon trazaron en la esperanza de los hombres. Si la utopía es paz, regocijo y trabajo placentero; resolución de las contradicciones de las sociedades creadas por el hombre, Ultropía es, en cambio, silencio y es quietud pétrea de la finitud pacífica. 

(Publicado el 28 de enero de 2014)

Profesor de carrera en la Facultad de Arte y Diseño, Taxco. Licenciado en Artes Visuales por la Escuela Nacional de Artes Plásticas, UNAM, Máster en Producción Artística, Universidad Politécnica de Valencia, España. Artista sonoro-visual y diseñador de objetos en plata, dirige el Laboratorio de Investigación Sonora y del Imaginario y es miembro fundador de la organización de artistas, diseñadores y artesanos Ars Faber.

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