Algunas reflexiones sobre significación, significado y sentido

12 noviembre, 2019

Por Martha Gutiérrez Miranda.

El mundo del hombre es el mundo del sentido.
Tolera la ambigüedad, la contradicción, la locura o el embrollo, no la carencia de sentido.
Octavio Paz

Introducción

Se entiende por significación (sobre todo desde la perspectiva del lenguaje) el contenido significativo o dotación de sentido correspondiente a las palabras o las cosas. De forma general, la característica particular de las palabras es el poseer inclusive distintas significaciones, así como el que su contenido significativo tenga un carácter variable. Esto hace que esa cualidad de las palabras dependa en gran medida del contexto y de la situación en que se empleen. Tal como lo afirma Halliday (1979): “el lenguaje es la habilidad de significar en los tipos de situación o contextos sociales que son generados por la cultura”.

Estudiar o analizar los procesos de significación y formas de construcción del conocimiento han sido, sin duda, una preocupación permanente, incluso desde antes del surgimiento de la semiótica como disciplina. El interés humano se ha volcado no sólo por explicar los fenómenos de su entorno, sino también los procesos por los cuales construye esas explicaciones, principio epistemológico de la teoría del conocimiento, cualquiera que sea su rama o fuente.

Analizando los conceptos

Carlos Alberto Rincón Castellanos (2001) afirma que la significación es una construcción humana que nace del proceso sígnico permitido por la función simbólica, es decir, por esa facultad de representación mediadora de la realidad; surge como resultado de una triple relación: el hombre, las cosas y los fenómenos; el hombre y su experiencia subjetiva; y el hombre y su interacción con los otros. De esta manera se constituye como representación de la realidad, como una experiencia subjetiva y como medio de interacción social. Como es una construcción humana colectiva, llevada a cabo por seres que están organizados en comunidades, por consiguiente, se trata de un producto social. A partir de esta consideración, entonces se puede afirmar que interpretamos la realidad de acuerdo con nuestra cultura, y esa interpretación está condicionada por un conjunto de prácticas sociales y culturales, propias de la comunidad a la cual pertenecemos.

Por lo tanto, la significación de los objetos se concreta a través de dotarles sentido. La correlación de esas significaciones engendra un sentido específico, determinado por factores objetivos de la realidad y la lógica propia del razonamiento; o bien, por factores subjetivos, como los deseos, las aspiraciones, las motivaciones sociales y personales.

Partiendo de lo que Toledo y Sequera (2014) afirman, la semiótica propone un análisis de la producción del sentido. Desde esta perspectiva, los hombres intercambian las significaciones dentro del orden social. Esto para Halliday (1979) implica que el individuo es un meaner[1], es decir, alguien que significa, y que en una sociedad siempre va a significar.

A partir de la idea de que todo acto de significación es un acto semiósico; un acto de producción de sentido, en tanto significar, no es otra cosa que dotar de significado, entonces desde la asignación de los nombres a las cosas del mundo (perro, manzana, libro, árbol, etcétera…) hasta los más acabados procesos neurológicos, todo se constituye en procesos de semiosis; es decir, procesos de interpretación del mundo con miras a una explicación que le dé sentido a un fenómeno determinado dentro del orden de cosas y convenciones previamente establecidas, a través de anteriores procesos semiósicos.

Para Clifford Geertz, referido a través del texto de Thompson (1998):

“… la noción simbólica de la cultura acuñada desde su antropología interpretativa, se refiere a la cultura como: el patrón de significados incorporados a las formas simbólicas –entre las que se incluyen– acciones, enunciados y objetos significativos de diversos tipos, en virtud de los cuales los individuos se comunican entre sí y comparten sus experiencias, concepciones y creencias.”

Es decir, como parte de los mecanismos encargados de la producción del sentido que se le otorgan a todo lo que nos rodea y sus componentes, se presupone que toda acción humana es respuesta a un estímulo significativo y detonante de otros efectos interpretativos, así siempre está determinada por la cultura y al mismo tiempo es generadora de sentido, ya que toda acción humana es un acto de semiosis.

En este orden de ideas, entonces se habla de significación, significado y sentido como elementos presentes en el abordaje del análisis no sólo de las palabras, sino de todo aquello que involucra percibir o interpretar. Así llegamos al mundo de las imágenes como las grandes portadoras justo de significado, significación y sentido.

Triada de Pierce.
Triada de Pierce.

La definición de estos conceptos ha sido, sin duda, parte de un problema en el desarrollo de la semiótica ya que desde algunas perspectivas podrían incluso tocarse como sinónimos, pero en realidad no lo son. Significación es el proceso por el cual el ser humano reconoce un objeto del mundo y para apropiarse de él y poder transmitirlo a otros, lo llena de significado, lo convierte en signo. El significado es entonces el referente relacionado con el signo creado en el proceso de significación, o en palabras de Charles S. Pierce[2] el objeto relacionado con el signo. Y finalmente, el sentido se construye en un proceso más complejo que el de relacionar un signo con un objeto, ya que en este caso intervienen elementos contextuales de todo tipo, que determinan en el resultado de la relación entre el interpretante y el intérprete.

Desde esa perspectiva de la semiótica de Pierce, como teoría general de la representación, el interpretante consiste en el efecto mental del signo en el intérprete para quien el signo es signo, considerando incluso sus tres tipos de efecto: el emocional, es decir el sentimiento de comprender el signo: el energético, el esfuerzo provocado por el signo ya sea mental o físico; y el lógico, que puede consistir en un pensamiento que caracteriza el significado del signo.

Como puede inferirse, el sentido es el concepto que da lugar a una concepción semiósica de la realidad circundante, ya que éste es un fenómeno permanente en la dinámica social de la construcción de la cultura que articula la red simbólica en que nos movemos. Así la imagen como componente fundamental de la cultura y elemento determinante para la comprensión de la realidad, permite al analizarla, entablar una reflexión profunda sobre cómo se construye socialmente el sentido cuando se vuelve parte de los procesos de comunicación.

Hacia una semiótica de la imagen

La palabra imagen tiene su origen en el latín imāgo y permite describir a la figura, representación, semejanza, aspecto o apariencia de una determinada cosa, también se define como la representación visual de un elemento. La imagen se puede dividir en dos dominios. El primero es el inmaterial, el de las imágenes en nuestra mente, donde aparecen como visiones, fantasías, imaginaciones, esquemas o modelos; resultantes de la imaginación y la memoria, producto de las percepciones externas y subjetivas. El segundo, es el dominio de las imágenes como representación visual donde se inscriben: diseños, pinturas, fotografías, grabados, imágenes cinematográficas, televisivas, digitales e infográficas. Estas imágenes son las percibidas por los sentidos en el mundo exterior. Son formas con un alto grado de evocación de lo real; es decir, que son materiales porque existen en el mundo físico de los objetos.

La imagen se puede ver no sólo como sistema de expresión, sino como un elemento fundamental en la explicación o más propiamente, en la significación y ahora particularmente, en las formas de comunicación, socialización e interpretación colectiva.

De ahí que la semiótica de la imagen sea una herramienta para el mayor conocimiento de cómo ciertos procesos se presentan en la vida social, qué efectos tienen sus construcciones de sentido, qué relaciones se pueden establecer entre aspectos estéticos y culturales o entre los perceptivos y sus usos sociales, etc. Así, hablar de «semiótica visual o semiótica de la imagen» no se reduce únicamente al análisis de los códigos visuales, sino a la manera como una imagen forma parte de la representación social, media las relaciones sociales y comunicativas y construye visiones del mundo.

De esta forma puede entonces entenderse por semiótica de la imagen, el estudio del signo y los procesos de sentido-significación a partir de la imagen. El estudio de la imagen y las comunicaciones visuales en realidad rebasan lo estrictamente visual, como el análisis de colores, formas, composición, iconos o estructuras, para dar paso a elementos históricos y socio-antropológicos, que la integran.

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Reflexiones finales

Al ser la imagen un componente fundamental de la cultura, de la vida social, de las distintas estructuras y formas de organización humanas, estudiarla deviene en reflexionar cómo se construye socialmente el sentido, particularmente en ciertos procesos de comunicación. La imagen se puede ver no sólo como forma o sistema de expresión, sino como una estrategia social, como un elemento fundamental en la explicación cultural de la sociedad, y ahora, como representación de la información colectiva, las formas en que se socializa y los modos en que se viene gestando la comunicación.

La discusión teórica sobre las imágenes ha tomado un punto de vista cultural en las últimas décadas y con ello las formas de decir y de mostrar se han concebido como convenciones de representación culturales. Sin dejar de lado este aspecto antropológico, la teoría de la imagen propuesta por los diversos autores se construye gracias a un interés sistemático que finalmente trata de responder a una pregunta del orden filosófico-antropológico sobre el significado de las imágenes en la concepción del ser humano y su relación con el lenguaje. La condición teórica ideal para lograrlo consiste en aceptar tanto a la imagen como a la palabra en una relación de complemento, donde ambas se entiendan como medios y en dónde significación, significado y sentido se interrelación para comprenderlas e interpretarlas. 

(Publicado el 12 de noviembre de 2019)

Referencias

  • Halliday, M. A. K. (1979). Lenguaje como semiótica social: La interpretación social del lenguaje y del significado. Fondo de Cultura Económica. México.
  • Paz, O. El mundo del hombre: La significación, Publicado el 17 de septiembre de 2012. Disponible en: https://joelvargascr.wordpress.com/2012/09/17/el-mundo-del-hombre-la-significacion-octavio-paz/
  • Pierce, C. S. (1978), Collected Papers, Massachussets. Harvard University Press, Cambridge.
  • Rincón Castellanos, C. (2001). Cursos de español como lengua materna, serie de televisión: Bajo palabra. Gaceta Didáctica (Medellín) No. 05, jul. 2001, Universidad de Antioquia, Facultad de Educación. Medellín.
  • Toledo A. A y Sequera M. J. (2014) La producción del sentido: Semiosis social. Razón y Palabra Primera Revista Electrónica en Iberoamérica Especializada en Comunicación. Disponible en www.razonypalabra.org.mx
  • Thompson, John B. (1998) Ideología y cultura moderna. Universidad Autónoma Metropolitana. México.

[1] El verbo mean se traduce como significar, querer decir o tener intención.

[2] Charles Sanders Peirce (Cambridge, 1839 – Milford, 1914). Filósofo y científico estadounidense. Considerado el fundador del pragmatismo y padre de la semiótica moderna o teoría de los signos. ​

Doctora en Diseño Línea Nuevas Tecnologías con Posdoctorado en Innovación, cultura y tecnología. Profesora de tiempo completo en la Universidad Autónoma de Querétaro, Coordina la Maestría en Diseño y Comunicación Hipermedial y el CA Perspectivas Transversales de las Artes. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, la Red de Docentes de América Latina y el Caribe y Red de Humanidades Digitales. Conferencista y ponente nacional e internacional. Desarrolla investigación sobre diseño y tecnología, enfocada en la interfaz y los procesos de significación de la imagen.

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