Por Diana Eliza Salazar Méndez.
Sólo quienes aman el color son partícipes de su belleza e inmanente presencia. Resulta útil para todos, pero sólo devela a sus devotos sus secretos más misteriosos.
Johannes Itten
La Bauhaus resulta un referente innegable en la enseñanza artística del siglo XX. Es difícil calibrar el valor y los efectos de sus postulados e innovaciones didácticas, cuyo enigma se vio enriquecido y alentado por los testimonios de alumnos y profesores. La escuela-experimento, imaginado por Walter Gropius[1], no solamente tuvo varias sedes, sino que podemos incluso imaginar varias Bauhaus que se desarrollaron de manera paralela a un convulso panorama social y creativo del momento, tanto en Alemania como en Europa.
Existen algunos factores determinantes que han hecho que la herencia del modelo educativo que propone la Bauhaus continúe como un referente hasta cierto punto utópico: lo que todo artista o diseñador imaginamos al ingresar a los estudios profesionales. El primero es el hecho que toda su planta docente eran ya artistas o diseñadores con una práctica profesional estable e incluso consagrada, para después compartir su experiencia dentro de los talleres o aulas. Otro factor determinante es el hecho que la mayoría de sus propuestas quedaron atestiguadas en documentos bibliográficos, los cuales permanecen vigentes como modelos de enseñanza tanto para artistas como para diseñadores. También es de valorar el hecho de ser una de las primeras escuelas artísticas que pondera una equidad de género y promueve promoción de mujeres docentes, así como la inclusión de un gran número de alumnas.
Gropius buscó a artistas de reconocido prestigio para colaborar en el experimento que se autoafirmaba como democrático y que aspiraba a formar a los jóvenes en un clima distinto a las escuelas de arte tradicionales; más allá de enseñar canónicamente el oficio de artista y sus implicaciones. Los primeros artistas que se incorporaron al proyecto fueron el pintor y docente Johannes Itten[2] –quien fue recomendado a Gropius por su mujer, Alma Mahler[3], musa y esposa del maravilloso músico de quien conserva su apellido, y del pintor Oskar Kokoschka[4], entre otros– el pintor Lyonel Feininger[5] y el escultor Gerhard Marcks[6]. Paul Klee[7] y Oskar Schlemmer[8] entraron a formar parte del profesorado de la escuela en 1920. En 1922 Wassily Kandinsky[9], considerado ya como un importante representante de la pintura abstracta, fue invitado por el Consejo de maestros a unirse al profesorado y así, en un plazo de tres años, Gropius reúne a un inigualable elenco de artistas de vanguardia con el propósito de que el arte volviera a formar parte de la vida cotidiana.
La teoría del color en la Bauhaus resulta una de las inquietudes más desarrolladas por sus maestros. La consecuencia directa de esta actividad fue la extraordinaria investigación práctica y sensibilización cromática en el alumnado. La importancia del estudio y experimentación del color en la Bauhaus la convierte en asignatura obligatoria para todos los estudiantes en el año 1922. Esta importancia no fue casual, ya que la duración cronológica de la escuela coincide con una época que marcó un claro énfasis en la investigación cromática, tanto química como plástica, la cual se había iniciado con las investigaciones de Chevreul[10] hacia 1839. En el caso concreto del diseño y su aplicación industrial, resultaron fundamentales las teorías de Wilhelm Ostwald[11] quien ideó un sistema científico de representación cromática, lo cual supuso numerosas ventajas para la industria del color en la producción de textiles, gráficos y trabajos metálicos, de manera sistemática, con su código internacional.
El planteamiento del color en la Bauhaus no se limita a un punto de vista físico-científico. Los profesores asociaban al color propiedades espirituales, incluso sinestésicas. Existían distintas corrientes especulativas al respecto, por parte del profesorado, lo cual enriquecía la formación de los alumnos. No existía una enseñanza del color unitaria, sino que cada maestro marcaba sus puntos esenciales de manera individual.
La base teórica de Itten, Klee y Kandinsky estaba influenciada por las teorías de Goethe[12], Runge[13] y Hölzel[14], las cuales permiten al artista una relación cromática más subjetiva, mientras que Joost Schmidt[15], quien enseñaba tipografía y publicidad, y Hinnerk Scheper[16] basaron sus clases en la ordenación cromática del nombrado premio Nobel de química Wilhelm Ostwald, la cual suponía una clasificación que permite obtener tonalidades mediante un proceso industrial, dejando de lado los aspectos subjetivos del color mientras lo analiza en su naturaleza química definida en cuatricromía.
Itten llegó a ser uno de los profesores más influyentes ya que fue quien desarrolló el curso preparatorio y el centro del proyecto pedagógico de la Bauhaus. El pintor de origen suizo, cercano a Maria Montessori[17] y a Arnold Schönberg[18], revolucionó la Bauhaus con una enseñanza atípica: pretendía sacar de los estudiantes lo que ya existía en ellos. Sus métodos no tardaron en causar controversia, como también lo fueron su atracción por doctrinas místicas, la meditación, el retorno a la naturaleza, la aversión a la guerra y la comida macrobiótica; aspectos atípicos en la Alemania de entre guerras y muy contrarios a la intención de Gropius. Itten anima a sus alumnos a dejarse llevar por su propia creatividad y a trabajar con distintas líneas, colores y texturas; sus propuestas de trabajo se desarrollan bajo la influencia del Dadá[19] y de las teorías de Froebel[20], para quien la educación se construye jugando.
Itten entendía que “los colores son radiaciones, energías que operan en nosotros positiva y negativamente, aunque no tengamos conciencia de ello”[21]. Así, establece una clasificación cromática en una esfera de color; esta forma estaba basada en la ordenación del color de Runge, a la que Itten añade una dirección claro-oscuro y cálido-frío. Esta teoría resultó fundamental en el Curso Preliminar.
Por otro lado, Paul Klee, quien es nombrado profesor en 1920, define la organización total de los colores como “Canon de la totalidad”. Esto consiste en un esquema de tres direcciones de movimiento distintas: periférica, hacia lo cálido o frío; diametral, hacia los colores complementarios; y polar, hacia el blanco y el negro. Para demostrar los incontables resultados entre dos primarios, estableció esta composición basada en tres medias lunas primarias, fundadas en un movimiento incesante e infinito. A pesar de que Paul Klee carecía de experiencia didáctica y prácticamente había aprendido todos sus conocimientos de forma autodidacta, aceptó dar clases en la Bauhaus como una oportunidad para cambiar su técnica, el estilo y el contenido de su arte y al mismo tiempo desarrollar una didáctica del arte que se ajustara a la clase de forma.
Klee transformó el aprendizaje de la forma en un aprendizaje pictórico de la forma, utilizando para ello la pintura sobre madera, para al año siguiente continúa el aprendizaje del color utilizando para ello sobre todo sus primeros cuadros. El propio Klee describía su clase así:
“Veo mi tarea aquí desde el principio, y a medida que pasa el tiempo la entiendo mejor: la transmisión de mi experiencia traducida en formas ideales (pintando y dibujando), experiencia que gira en torno a la construcción de lo unitario partiendo de la multiplicidad. Transmito esta experiencia en parte mediante síntesis (es decir, muestro mis trabajos), en parte mediante análisis (o sea, descompongo los cuadros en sus partes esenciales)”.
Al mismo tiempo, Klee se esforzaba en distanciarse del método de Itten, el cual apuntaba a una iniciación espontánea de la creación artística.
Kandinsky fue un gran teórico del color, menciona que “el color es un medio para ejercer una influencia directa sobre el alma”[22]. Para él, los colores, por sus cualidades psíquicas, dinámicas y espirituales, equivalen a formas. Este principio fue uno de los más consistentes en la Bauhaus; de hecho, es ahí donde imparte el seminario obligatorio sobre el color. En su clasificación cromática, agrupaba los colores por parejas, a excepción del rojo, que lo observaba de manera aislada. En el libro De lo espiritual en el arte, –que continúa siendo lectura obligada en la licenciatura en Artes Visuales de la FAD–, Kandinsky señala dos resultados principales en la percepción cromática: un efecto puramente físico y el resultado psicológico producido por éste. La fuerza psicológica del color provoca una vibración anímica en el estado de quien lo percibe.
Josef Albers[23] considera que el color es “el más relativo de los medios que emplea el arte”[24]. Albers comenzó como estudiante de la Bauhaus, con Paul Klee como su maestro del Taller de Pintura de Vidrio, para posteriormente continuar ahí su carrera como profesor; para él, el color fue un enigma e inquietud constante tanto en su práctica profesional como docente. La magia y la fuerza del color se encontraba en su relatividad, en las interrelaciones e interacciones de este. En su libro La interacción del color, que también continúa como un referente didáctico vigente, propone una serie de ejercicios sencillos que buscan sensibilizar cromáticamente y hacernos ver que, por encima de sus propiedades concretas, los colores están en cambio constante y cambian al relacionarse unos con otros. Con estos ejercicios, Albers educó a varios artistas significativos del siglo XX primeramente en la Bauhaus y más tarde en el Black Mountain College y la Universidad de Yale en Estados Unidos.
Fueron otros profesores quienes también impartieron clases y llevaron a cabo investigaciones sobre el color en la Bauhaus, sin embargo, dada la extensión de este artículo será imposible referirnos a todos.
Como se ha mencionado con anterioridad, la Bauhaus es de las primeras escuelas artísticas en promover la inclusión de las mujeres por lo que para finalizar queremos mencionar a Gertrud Gunow[25], quien estudió y enseñó el color de una manera original en su asignatura Armonía. Gunow fue una maestra cuyas interesantes teorías sinestésicas relacionaban la percepción de los colores con sonidos, con notas musicales, para lo que enseñaba a los alumnos a asociar el color a connotaciones psicológicas fundamentales para la construcción y percepción de las obras.
La Bauhaus no sólo acordó un código cromático, basado en los tres colores primarios, sino que lo relacionó con las tres figuras geométricas básicas: el círculo, el triángulo y el cuadrado. De esta manera, la Bauhaus sentó las bases de su lenguaje creativo, un código asumido y utilizado por todos sus integrantes, lo cual permitió contar con un leguaje visual claro, basado en la simplicidad, para aplicarse en múltiples diseños. ¶
(Publicado el 4 de mayo de 2020)
Referencias
- Albers, J. (1979). La interacción del color. Alianza. Madrid.
- De Grandis, L. (1985). Teoría y uso del color. Cátedra, Madrid.
- Kandinsky, W. (1966). De lo espiritual en el arte. Paidós Ibérica, Barcelona.
[1] Walter Adolph Georg Gropius (Berlín, 1883 – Boston, 1969). Arquitecto, urbanista y diseñador alemán.
[2] Johannes Itten (Süder-Linden, 1888 – Zurich, 1967). Pintor, diseñador y profesor suizo
[3] Alma Mahler-Werfel, registrada al nacer como Alma María Margaretha Schindler (Viena, 1879 – Nueva York, 1964). Compositora y editora musical austríaca. En 1902 se casó con el compositor y director de orquesta Gustav Mahler, (1860–1911).
[4] Oskar Kokoschka (Pöchlarn, 1886 – Montreux, 1980). Pintor y poeta de origen austríaco.
[5] Lyonel Charles Adrian Feininger (Nueva York, 1871 –Nueva York, 1956). Pintor e historietista norteamericano de origen alemán.
[6] Gerhard Marcks (Berlín, 1889 – Burgbrohl, 1981). Pintor y escultor alemán
[7] Paul Klee (Münchenbuchsee, 1879 – Muralto, 1940). Pintor alemán nacido en Suiza.
[8] Oskar Schlemmer (Stuttgart, 1888 – Baden-Baden, 1943). Pintor, escultor y diseñador alemán.
[9] Wassily Kandinsky (Moscú, 1866 – Neuilly-sur-Seine, 1944). Pintor ruso.
[10] Michel Eugéne Chevreul (Angers, 1786 – París, 1889). Químico francés.
[11] Friedrich Wilhelm Ostwald (Riga, 1853 – Grossbothen, 1932). Químico, profesor universitario y filósofo alemán, nacido en Letonia.
[12] Johann Wolfgang von Goethe (Frankfurt am Main, 1749 – Weimar, 1832). Poeta, novelista, dramaturgo y científico alemán.
[13] Philip Otto Runge (Wolgast, 1777– Hamburgo, 1810). Pintor y dibujante alemán.
[14] Adolf Richard Hölzel (Olomouc, 1853 – Stuttgart, 1934). Pintor austríaco-alemán.
[15] Joost Schmidt (Wunstorf, 1893 – Núremberg, 1948). Pintor, tipógrafo y maestro alemán.
[16] Gerhard Hermann Heinrich Scheper (Wulften, 1897 – Berlín, 1957). Diseñador, fotógrafo, conservador de monumentos, curador estatal y urbanista alemán.
[17] Maria Tecla Artemisia Montessori (Chiaravalle, 1870 – Noordwijk, 1952) Médica y educadora italiana.
[18] Arnold Schönberg (Viena, 1874 – Los Ángeles, 1951). Compositor, teórico musical y pintor austriaco de origen judío. Desde que emigró a los Estados Unidos, en 1934, adoptó el nombre de Arnold Schoenberg.
[19] Movimiento vanguardista surgido durante la Primera Guerra Mundial, (1916–1923) que niega todo ideal artístico y reivindica las formas irracionales de la expresión. También conocido como movimiento Dada, esta vanguardia fue creada por un grupo de artistas (pintores, escritores y poetas) refugiados en 1916 en Zurich, Suiza. Poseía como característica principal la ruptura con las formas de arte tradicionales, por lo tanto, fue un movimiento con fuerte contenido anárquico. La elección del nombre “Dada” no tiene un significado específico. Los fundadores del movimiento eligieron un nombre aleatorio en el diccionario, representando un acto no racional y casual, que eran algunas de las principales características del movimiento.
[20] Friedrich Fröbel o Froebel (Oberweissbach, 1782 – Marienthal, 1852). Pedagogo alemán, creador de la educación preescolar y del concepto de jardín de infantil.
[21] De Grandis, L. (1985). Teoría y uso del color. Cátedra, Madrid, p.100.
[22] Kandinsky, W. (1966). De lo espiritual en el arte. Paidós Ibérica, Barcelona. P.54
[23] Josef Albers (Bottrop, 1888 – New Haven, 1976). Artista y profesor alemán.
[24] Albers, J. (1979). La interacción del color. Alianza. Madrid. P. 13
[25] Gertrud Grunow (Berlín, 1870 – Leverkusen, 1944). Música y pedagoga alemana quien formuló teorías sobre las relaciones entre sonido, color y movimiento y era especialista en pedagogía vocal.