Sin Título

Febrero de 2017

-Tú- pronunció hacia la mitad del invierno
-Tú- dijo, señalándose el esternón.
-Tú- susurró-. Tú.
La respiración.
Todavía era el día n.º 38.

Cristina Rivera Garza

Una reflexión poética sobre el quehacer del arte, que describe el proceso de producción que instiga a la investigación para respuestas filosóficas y poéticas, sobre todo para la creación de las obras. Algo por descubrir en el transcurso de la creación que debe ser justificado con palabras. La tensión entre imaginar y concebir…

Las prácticas creativas están ante una disposición público/privado como lo declara Leonor Arfuch, son experiencias místicas tendientes de la salvación. Dicha búsqueda de experiencias sobre la cultura de la herida y el borde del caos, la catástrofe como un atolladero definitivo, un transcurso extraño que se experimenta frente a la situación amorosa, el deseo y la deconstrucción del sujeto: vivificar el arte, en la alegría y el amor a lo real según Deleuze. El caos del sujeto y el cuerpo provocan un reajuste de la capacidad de retorcer la mirada creadora, flexionar lo normativo impuesto a través de discursos performativos del sujeto.

Explotar el cuerpo, un sentido poético en lugares y tiempos convenientes para remover y respirar, provocar las afecciones, las emociones, padecimientos de la melancolía, síntomas que evocan, inducen alteraciones para reinterpretar al sujeto en relatos; que son las imágenes y otros instrumentos que se construyen a lo largo de la producción.

Durante el proceso de producción el cuerpo se presenta como un lenguaje des-bordado, un sujeto que puede ser él u otros, ruinas, fantasmas visiones complicadas y distorsionadas obsesionadas en la contemplación propia, descriptivas y egoístas. Un quehacer plástico apoyado en dinámicas cargadas de procesos emocionales de un sujeto descompuesto: amor.

El discurso de un cuerpo amoroso, que traslada el deseo y que despliega por otro sus gestos, se convierte en otro por ese objeto. Barthes, recuerda el amor como una explosión donde el lenguaje llega a olvidar la forma del objeto del amor por el mismo peso del amor. Los retratos y los objetos son producto de la ficción, actuación de las necesidades corporales; un rito compulsivo que evoca y añora a los cuerpos ausentes mediante la revelación de los cuerpos y el desdoblamiento del propio ante diversas rupturas.

Este proceso es una serie de contradicciones desde la misma forma que maneje el género en un primer momento y por eso la producción, gracias a que en el arte no se utilizan las mismas reglas que en otras actividades, no aparecen tantos errores, se llaman pruebas y repentinamente ciertas decisiones ya no son tuyas. A veces las cosas son afectadas por infinitas situaciones fuera de nosotros mismos y la producción se construye a base de posibilidades que se van tomando. Reimaginarse, entre un yeso, pastillas para la alergia, para dormir y migrar.

¿Quién entiende esto?

Elizabeth Casasola Gómez


La autora es Maestra en Artes Visuales por la FAD. Ha sido seleccionada dos veces becaria de Jóvenes Creadores – PECDAEM. Participó recientemente en Encuentro de una Generación en la Academia de San Carlos, ha expuesto en PhotoEspaña 15 en la Casa de América. Es docente ciencias de la comunicación, ha impartido talleres en Punctum, MEXTROPOLI, Festival Cultural de Zitácuaro. Actualmente es responsable del proyecto del Fondo Regional para la Cultura y las Artes del Estado de México, Vida es Corto. Su obra sido ha exhibida en México, Perú, Argentina, Portugal, Alemania y España.
Contacto: eli.casasola.g@gmail.com

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