Literatura

Noche estrellada, poema de Anne Sexton

Es bien sabido que la poeta norteamericana Anne Sexton (1928-1974) tenía una sensibilidad a flor de piel y un carácter tan melancólico, que hizo de su poesía una revelación de la realidad como epifanía inversa y oscura. ¿Qué pasaría entonces si un personaje como Sexton dialogara con alguien como Vincent van Gogh? Por supuesto, vivieron en épocas y países distintos; pero esta no es una dificultad insalvable para el diálogo permanente entre la poesía y la pintura.anne_sexton_book
En su poema Noche estrellada, la poeta nacida en Massachusetts ofrece una interpretación muy personal del famoso cuadro del pintor holandés, tan famoso que no hace falta decir su nombre.
Sexton abre su poema con una primera estrofa que compara la copa del árbol que aparece en primer plano en el cuadro de Van Gogh con el pelo de una mujer ahogada que cae hacia arriba, hacia la oscuridad de la noche. Este primer momento del poema remata con un deseo de aniquilación personal. Así es el tono emocional en el que habrá de desarrollarse toda la composición poética.
La segunda estrofa pareciera ser un guiño a la figura mitológica de Lilith o a la leyenda gitana sobre la luna y su fascinación por los niños. La tercera, percibe la noche como una serpiente invisible (bestia del manto nocturno) que devora las estrellas y su luz. El último grupo de versos de Noche estrellada señala el deseo de la poeta de ser absorbida por la oscuridad de una noche como la que pintó Van Gogh.
Así, desde el pelo de una mujer ahogada hasta la necesidad volitiva de desaparecer, la poeta encuentra en la obra del holandés un disparador para expresar propias cargas existenciales. El diálogo entre Van Gogh y Sexton, entre la poesía y la pintura, ha sido fructífero.
Sí, la poesía de la ganadora del premio Pulitzer en 1967, no es para optimistas satisfechos. Sin embargo, Anne Sexton es siempre una bocanada de aire fresco para reinterpretar de manera crítica, desde la intimidad emocional, la propia existencia y los papeles que nos toca interpretar en las siempre imperfectas sociedades humanas. (IUF/12·11·2019)

Sexton, A. (2013). Poesía Completa, Editorial Linteo, Madrid.


La pátina del tiempo y otros relatos, de Henry James

la-patina-dal-tiempo¿Qué busca quien encarga un retrato y qué pretende quien lo pinta? En su cuento La pátina del tiempo, escrito justo en el año de 1900, el narrador norteamericano nacionalizado británico, Henry James, ofrece una historia que responde estas preguntas y las lleva a un nivel particular de complejidad psicológica. El lector de esta obra experimenta una profunda sensación de extrañeza, porque lo que lee puede resultar aparentemente lógico, pero la lógica no alcanza para iluminar las emociones y los misterios soterrados.

Como en muchas otras de sus historias breves, Henry James narra desde la voz de un testigo de las acciones. Así, un pintor recibe un encargo que, por los particulares requerimientos del cliente, la señora Bridgenorth, prefiere pasar a una colega, Mary J. Tredick. Ella está acostumbrada a hacer perfectas  imitaciones de cuadros de Van Dick, Gainsborough y otros maestros, pero carece de obra propia.

A pesar de las condiciones, o tal vez por ello mismo, Mary J. acepta el trabajo: tiene que elaborar el retrato de un hombre extraordinariamente atractivo, elegante, alrededor de los cuarenta años. No hay, sin embargo, fotos o bocetos que sirvan de referencia; la pintora tendrá que improvisar. Otro requerimiento es que el retrato parezca pintado dos décadas atrás; es decir, patinado por el tiempo. Quien pide el trabajo es una mujer desconocida para la artista y su amigo, tal vez francesa, que quiere el retrato para adornar su recámara, como si fuera el recuerdo de un esposo fallecido.

Al cabo de unas cuantas semanas, Mary J. ha terminado su trabajo con resultados extraordinarios, como si lo hubiera elaborado a partir de un conocimiento íntimo y visceral del hombre que aparece en el cuadro. A su vez, cuando la señora Bridgenorth está por primera vez frente a la obra palidece, sufre de mareos, ríe y los ojos se le humedecen. Al enterarse de esta reacción, Mary J. se niega terminantemente a desprenderse de su creación. ¿Qué es lo que ha ocurrido?

Como en sus novelas más conocidas, Otra vuelta de tuerca o Los papeles de Aspern, los cuentos de Henry James ofrecen una prosa fina e inteligente, de una sutil elegancia que esconde abismos psicológicos u horrores sobrenaturales. La pátina del tiempo es, sin duda, un texto más que recomendable para aquellos interesados en las artes plásticas y la literatura. (IUF/13·08·2019)

James, H. (2000). La pátina del tiempo y otros relatos, Valdemar, Madrid.


Un episodio en la vida del pintor viajero, novela breve de César Aira

Casi todos hemos visto sus óleos, grabados y litografías, pero pocos sabemos de Johan Moritz Rugendas y su fascinante vida. Entre 1822 y 1825, este artista alemán registró un-episodio-en-la-vidagráficamente los hallazgos naturales que encontró en una expedición a Brasil financiada por el barón Gregorio Langsdorff. Resultado de este viaje fue el libro de láminas Voyage pittoresque dans le Brésil, publicado en 1827 y que llevó a Rugendas a la fama.

De regreso, en Europa, entabló amistad con Alexander von Humboldt, quien admiraba su trabajo como ilustrador científico. Ambos recorrieron México de 1831 a hasta 1834, año en que Rugendas tuvo que escapar del país por estar acusado de intentar derrocar al general Santa Anna, entonces presidente. El pintor salió de Acapulco hacia Valparaíso, Chile, donde desembarcó en julio del 34. Es en este momento en el que se desarrolla la dinámica novela de César Aira.

El escritor argentino crea una narración a partir de lo que se sabe de la biografía de Rugendas y de la propia evolución estética de sus imágenes. Así, la novela nos relata el viaje que el pintor inicia en Chile para atravesar los Andes, pasar por Mendoza, cruzar la pampa y llegar finalmente a Buenos Aires. Esta odisea cambiará para siempre la vida del pintor, su forma de comprender el mundo, su propuesta estética y hasta su fisonomía.

La historia, interesante por sí misma, está magistralmente contada por Aira. El ritmo narrativo combina la contemplación profunda y significativa del paisaje austral con velocidad del trote y el galope de los caballos. Además, sus palabras nos sumergen en las consideraciones pictóricas que el artista hace a medida que avanza en una geografía cambiante e inagotable.

César Aira también nos ofrece imágenes que lindan con lo fantástico: carretas monstruosas tiradas por decenas de bueyes, que avanzan doscientos metros por día y tardan más de dos años en llegar de Mendoza a la capital argentina; tormentas eléctricas cuyos rayos persiguen a hombres y caballos que se atreven a cabalgar en la pampa; “malones”, ataques que durante varios días perpetraban miles de indígenas en los incipientes centros urbanos, etc.

Publicada por primera vez en el año 2000, en Buenos Aires, Un episodio en la vida del pintor viajero es una novela destinada a convertirse en un clásico y en un referente obligado para aquellos lectores que disfrutan de la narrativa que profundiza en la creación estética de los artistas plásticos. (IUF/16·05·2019)

Aira, C. (2001). Un episodio en la vida del pintor viajero, Editorial Era, México.


Pie para El Niño de Vallecas, de Velázquez, poema de León Felipe

poesias_LeonFelipeLas diferentes disciplinas artísticas tienden vasos comunicantes y se ofrecen unas a otras como disparadores creativos. Tal es el caso del poeta español León Felipe (1885-1968), quien se inspiró en una de la más conocidas pinturas de Diego Velázquez para crear un poema que, varias décadas después de haber sido escrito, continúa enriqueciendo nuestra percepción de la obra pictórica.

En su página digital, el Museo del Prado nos dice sobre El Niño de Vallecas que “El retratado formaba parte del nutrido grupo de monstruos, enanos y bufones que poblaban la corte española desde el siglo XVI, y que […] entretenían los ocios de una sociedad convencida de que cada individuo desempeñaba un papel concreto en el mundo. […] Los numerosos retratos que hizo Velázquez de estos personajes plantean problemas de interpretación y han producido reacciones muy distintas a lo largo del tiempo, según los intereses de cada época”. La reacción que provocó El niño de Vallecas en el caso específico de León Felipe, en la tercera década del siglo XX, tomó la forma de uno de los poemas que constituyen el libro Versos y oraciones del caminante. El epígrafe que anuncia el poema remite a una paráfrasis del Quijote, en particular a los capítulos 44 y 45 de la primera parte de la novela: Bacía, Yelmo, Halo. / Este es el orden, Sancho. La bacinica receptora de desechos humanos, el yelmo del guerrero y el halo de la pureza metafísica. En esta enumeración, en la progresión simbólica implícita en dichos objetos, León Felipe ofrece un enigma y una poética.

El poema, más allá de sus aspectos técnicos y formales, se despliega luego del epígrafe para ofrecer al lector un llamado a la confrontación de las más ásperas realidades como único camino para validar esta existencia antes de abandonarla. Son palabras que impresionan y nos hacen ver la obra de Velázquez desde un ángulo abismal y esperanzador al mismo tiempo. En Pie para el niño de Vallecas coinciden y se reinterpretan, gracias a la sensibilidad del poeta, Velázquez, Cervantes, Don Quijote, Sancho y Francisco Lezcano, modelo e inspiración de la pintura del sevillano. Nada más y nada menos.

Siempre es recomendable leer o regresar a León Felipe, poeta tan español como mexicano, ya sea en poemas sueltos o, mejor todavía, en sus Poesías completas. (IUF/07·02·2019)

León Felipe, Poesías completas, Visor Libros, Colección Visor de Poesía, Madrid, 2010


El retrato oval

Si se hiciera una antología de cuentos literarios para creadores visuales, seguramente aparecería en ella El retrato oval, obra del mítico escritor norteamericano Cuentos_1y2_POEEdgar Allan Poe. Esta breve narración, que rebasa por poco la mil cien palabras, apareció publicada por primera vez en 1842, en la Graham’s Magazine.

La historia da inicio con un hombre herido y su sirviente, quienes viajan por la campiña inglesa y buscan refugio. Antes de que la noche los sorprenda a campo abierto, se encuentran con un castillo y fuerzan una de sus puertas solo para descubrir que el lugar había sido abandonado pocos años atrás. El hombre herido se instala en una suntuosa habitación cuyas paredes están cubiertas por tapices, trofeos heráldicos e innumerables retratos con marco dorado. Al recostarse, el narrador encuentra en la almohada de la cama un pequeño libro que explica la historia de los retratos que lo rodean.

Así, alumbrado por un candelabro y ya con indicios de delirio febril, el protagonista cree ver una mujer viva, de carne y hueso, dentro de su habitación: no es sino uno de los retratos, pero su realismo va más allá de la mera representación y alcanza una vitalidad desconcertante. El hombre busca entonces en el libro la historia de esa pintura en particular, y lo que encuentra habrá de helarle la sangre.

Si bien en la obra de Poe es frecuente encontrarse con el tema de las musas tétricas, en el caso particular de El retrato oval, el maestro de Baltimore propone también consideraciones sutiles sobre al arte y ofrece una visión macabra sobre la naturaleza mágica de algunas creaciones estéticas. Además de disfrutar un clásico, leer o releer los cuentos de Poe en español posee un ingrediente extra que es un verdadero lujo: la traducción que Julio Cortázar elaboró a partir de la versión en francés que realizó Charles Baudelaire. Es una lectura que no tiene pierde. (IUF/14·11·2018)

Poe, E. A. Cuentos I y II, trad. de Julio Cortázar. Alianza editorial. Madrid, 2010.


Manual de pintura y caligrafía

Manual_de_pintura_y_caligrafiaEsta novela apareció por primera vez en 1977 y es la segunda obra narrativa de largo aliento del autor portugués, ganador del Nobel de literatura en 1998. Ensayo sobre la ceguera, El evangelio según Jesucristo y otros de sus trabajos son bastante más conocidos; sin embargo, Manual de pintura y caligrafía es un texto que no deberíamos dejar de leer si nos interesa adentrarnos en los intrincados procesos de la creación artística.
El protagonista de la novela se autonombra H., un hombre de mediana edad que se dedica a pintar retratos de personas adineradas. Ante un nuevo encargo, retratar a un ejecutivo llamado S., el artista cae presa de una serie de dudas que desatarán en él un profundo proceso de cambio existencial: ¿cómo pintar a S.?, ¿de manera mecánica y puramente imitativa, como lo ha hecho en todos sus trabajos anteriores?, ¿o debe crear un retrato que intente expresar todo lo que percibe de S. y que escapa a la pura representación mimética? H. decide entonces pintar dos cuadros, el que espera S. y el que él se siente obligado a crear.
A partir de este punto, el artista comienza a escribir un diario que le permita registrar en palabras su proceso interior de creación y todo lo que ocurre alrededor. Dicho diario es la parte caligráfica del manual y es la novela que se ofrece al lector.

En esta crisis creativa y existencial, H. descubre que para poder pintar a S. debe conocerse primero a sí mismo, reinterpretar su existencia a partir de la duda y la memoria: ¿cuándo fue la primera vez que tuve miedo?, ¿cuál fue la primera injusticia que descubrí?, ¿cuándo y cómo descubrí el deseo?, ¿qué obras de arte me han marcado?, ¿por qué me marcaron?; ¿qué es la otredad?… Las respuestas que H. logra darse llevan al lector a un viaje de interiorización y también a un recorrido por la Historia del Arte Occidental desde la Edad Media hasta el Siglo XX, pero particularmente por las creaciones del Renacimiento. Un guiño en este sentido: vale mucho la pena, mientras se lee la novela, buscar en Internet imágenes de las obras referidas. Manual de pintura y caligrafía es, sin duda, una gran novela, una profunda reflexión sobre la figura del artista y sus complejos procesos creativos.
(IUF/16·08·2018)

Saramago, J. Manual de pintura y caligrafía, Alfaguara, México, 2000.


Skin (Tatuaje)DAHL_Cuentoscompletos

Muchos conocemos las novelas infantiles de Roald Dahl que han sido llevadas al cine: Charlie y la fábrica de chocolate, Matilda o El fantástico Sr. Zorro, por mencionar solo algunas. Sin embargo, a pesar de su sobrada calidad, la obra cuentística de Dahl ha recibido menos atención de la que merece. Muestra de lo anterior es Skin, cuento que en español fue titulado Tatuaje, una breve obra maestra de literatura macabra.

La trama es sencilla. Un hombre viejo vaga por las calles de París en 1946, se detiene frente a una galería y observa una pintura que lo lleva a un recuerdo preciso: era 1913 y él, Drioli, maestro tatuador, había rayado a nueve marineros, por lo que regresaba a casa esa noche con mucho dinero y tres botellas de vino: una para Josie, su esposa; otra para Soutine, su amigo pintor, y una más para él. Ya muy borracho, mostró al pintor cómo funcionaban sus herramientas para tatuar, luego pidió que le hiciera un retrato de Josie en la espalda. Al llegar la mañana, el tatuaje estaba listo y firmado. Al poco tiempo Soutine salió de París, Josie y Drioli nunca lo volvieron a ver. Ella falleció décadas después, durante la Segunda Guerra Mundial, y ahora él era un indigente. Drioli vuelve de sus recuerdos, entra en la galería y reconoce fascinado que todas las obras exhibidas son de su amigo Soutine. De pronto, le piden que se retire del lugar. Ofendido y molesto, Drioli se quita la ropa del torso y muestra el tatuaje. A partir de este momento la tensión del cuento se dispara. Dos hombres le hacen ofertas inusuales por la obra maestra que lleva en la piel: uno le ofrece 200 mil francos a cambio de permitir una intervención quirúrgica para remover la obra de su cuerpo; otro, quien dice ser dueño de un hotel, le ofrece una vida de lujo y descanso a cambio de mostrar su torso desnudo a los huéspedes de su negocio. ¿Qué oferta acepta Drioli?, ¿qué harías en su lugar?

Maestro del cuento macabro, Dahl ofrece al lector una lección de vértigo en Tatuaje: crea de inicio un ambiente cálido y entrañable que se va degradando poco a poco hasta llegar a una crueldad sorpresiva, extrema. Cabe señalar un detalle importante que le da al cuento un toque de genialidad: si bien sabemos que este relato es una historia de ficción, Chaim Soutine (Minsk, 1893–París, 1943) realmente existió. Fue un pintor ruso expresionista de la Escuela de París, amigo cercano de Modigliani, quien lo utilizó como modelo en algunas de sus pinturas. Roald Dahl es un autor que no tiene desperdicio, leer cualquiera de sus colecciones de cuentos o, mejor aún, sus cuentos completos, es una garantía. Tatuaje es apenas una pequeña muestra de su alta calidad como cuentista. (IUF/05·05·2018)

Dahl, R. Cuentos completos, Alfaguara, México.


Las vocales malditas

LasVocalesMalditasAtrevidos, divertidos y tal vez en ciertos casos enigmáticos, pero sin duda rigurosos, son los cinco breves cuentos logrados con alta disciplina para demostrar los alcances del ejercicio formal de la escritura. Oscar de la Borbolla se toma el atrevimiento de explorar los alcances de la cacofonía y de la continuidad narrativa al escribir cada uno de estos cuentos utilizando palabras que contienen exclusivamente la misma vocal, por ejemplo, en el caso de la letra a: “Abraham amaba a Sara cada mañana clara: pasaba la manaza, arañaba la lana…”. En ellos ofrece al lector tanto pasajes de lucidez en el relato con frases elocuentes: “En el Este, trece rehenes perecen de sed; en el frente fenecen de herpes, de peste. El edén se ennegrece…”, así como momentos de humorismo involuntario en el momento en que nos obliga a mantener la boca en forma de un cómico gesto para pronunciar una secuencia de sonidos a partir de la vocal u: “Un gurú vudú, un Duvulur, supusu un mundu futuru mu suyu; un mundu cuyu multutud frustrudu pur sus Tuntuns Mucutus nuncu luchuru”. De la Borbolla hace gala del oficio de escritor con esta breve obra en donde, dentro de un estrecho margen de maniobra, ha logrado conseguir cinco demostraciones del límite al que puede llegarse explotando los sonidos vocálicos del idioma español. (EAC/16·11·2017)

 Borbolla, O. de la. Las vocales malditas, (1991). Joaquín Mortiz. México.


Elogio de la Madrastra

elogio_de_la_madrastraEsta novela de Mario Vargas Llosa, invadida de erotismo –cuya formulación constante, de la que se vale como uno de sus principales recursos para exponerlo, se deriva de la referencia directa a un conjunto de obras de arte clásicas de la pintura–, es una obra en la que el autor consigue incluir a cada uno de sus personajes en atmósferas pictóricas tanto del renacimiento y el barroco, así como dentro de algunas otras más (correspondientes al rococó y a corrientes de carácter más bien vanguardista). De acuerdo con ello, los personajes de la novela se sumergen entre los trazos venidos de las manos de Fra Angélico, Jacob Jordaens, Francois Boucher, Tiziano Vecellio, Francis Bacon y Fernando de Szyszlo, mimetizándose con los representados en los cuadros por cada uno de los artistas y consiguiendo reconstruir cada una de las escenas; intensificándolas; dotándolas de movimiento; animándolas a un antojo desmedido. En este sentido, Candaules, rey de Lidia reencarna en Rigoberto, quien, además de entregarse de manera obsesiva a sus abluciones lo hace también a lo que para él representa la grupa de Lucrecia, a la cual no debe denominársele de ninguna otra manera que no sea esa… “ni trasero, ni culo, ni nalgas, ni posaderas”, sino así: “grupa”, por las características por él reconocidas, las propias de una yegua “musculosa de aterciopelada docilidad”. De este tipo de mecanismos de alusión visual, la novela está colmada. (CSR/18·08·2017)

Vargas Llosa, M. Elogio de la madrastra, (1988). Tusquets, Barcelona.


El nombre de la Rosa

ElNombredelaRosaObra del novelista y semiólogo Umberto Eco, ha sido motivo de múltiples estudios desde perspectivas tanto historiográficas como desde otras que parten de la crítica y el análisis literarios. De acuerdo con ello, desde estos acercamientos se han destacado aspectos de corte histórico cuyos referentes se anclan al medioevo, así como singularidades estéticas de gran valor creativo en el plano narrativo y en el de la construcción literaria. En esta ocasión, tratando de identificar aspectos relacionados con la forma en que se establecen los juicios racionales que se desprenden de los planteamientos deductivos de uno de los personajes de la obra, hablaremos de algunos de los mecanismos que de manera relacional subyacen a los razonamientos de Guillermo de Baskerville, cuyo diseño de personaje se encuentra inspirado en Occam a quien, al igual que a Bacon, se le debe el reconocimiento sobre algunas de las premisas por él planteadas que sientan las bases de la teoría de los signos dirigida al conocimiento de los fenómenos del mundo partiendo de la observación sistemática y de la interpretación de los indicios.

Para el análisis tomaremos en consideración los elementos contenidos en la narración del Primer día, PRIMA, Donde se llega al pie de la abadía y Guillermo da pruebas de gran dureza. (Eco 1982: 15-21). La suposición en donde se considera como cierto o real un hecho a partir de los indicios que se tienen:

“-¡Vamos! -dijo Guillermo-. Es evidente que estáis buscando a Brunello, el caballo preferido del Abad, el mejor corcel de vuestra cuadra, pelo negro, cinco pies de alzada, cola elegante, cascos pequeños y redondos pero de galope bastante regular, cabeza pequeña, orejas finas, ojos grandes. Se ha ido por la derecha…”

La deducción por medio de la cual se extrae una conclusión de un hecho.

“…aprecio aún más vuestra cortesía porque para saludarme habéis interrumpido la persecución… no temáis, el caballo ha pasado por aquí y ha tomado el sendero de la derecha. No podrá ir muy lejos…, al llegar al estercolero tendrá que detenerse. Es demasiado inteligente para arrojarse por la pendiente…”

La conjetura a través de la cual se forma un juicio acerca de un hecho partiendo de los indicios y las observaciones.

“En la encrucijada, sobre la nieve aún fresca, estaban marcadas con mucha claridad las improntas de los cascos de un caballo, que apuntaban hacia el sendero situado a nuestra izquierda. Esos signos, separados por distancias bastante grandes y regulares, decían que los cascos eran pequeños y redondos, y el galope muy regular. De ahí deduje que se trataba de un caballo, y que su carrera no era desordenada como la de un animal desbocado. Allí donde los pinos formaban una especie de cobertizo natural, algunas ramas acababan de ser rotas, justo a cinco pies del suelo. Una de las matas de zarzamora, situada donde el animal debe de haber girado, meneando altivamente la hermosa cola, para tomar el sendero de su derecha, aún conservaba entre las espinas algunas crines largas y muy negras… Por último, no me dirás que no sabes que esa senda lleva al estercolero, porque al subir por la curva inferior hemos visto el chorro de detritos que caía a pico justo debajo del torreón oriental, ensuciando la nieve, y dada la disposición de la encrucijada, la senda sólo podía ir en aquella dirección.”

Y por último la presuposición, en donde se parte de una suposición previa considerándola como la causa o el motivo de un hecho.

 “…Si el caballo cuyo paso he adivinado no hubiese sido realmente el mejor de la cuadra, no podrías explicar por qué no sólo han corrido los mozos tras él, sino también el propio cillerero. …un monje que considera excelente a un caballo sólo puede verlo, al margen de las formas naturales, tal como se lo han descrito las auctoritates,…

…, ¿por qué Brunello?

… ¿Qué otro nombre le habrías puesto si hasta el gran Buridán, que está a punto de ser rector en París, no encontró nombre más natural para referirse a un caballo hermoso?”

 De acuerdo con estas formas de reconocimiento sobre la razón de las cosas vemos una manera consistente de aplicación de un procedimiento de interpretación relacionado con la teoría semiológica cuyos principios se corresponden con mecanismos que parten de la suposición, la deducción, la conjetura y la presuposición y cuyo método le es explicado a Adso por parte de Guillermo de la siguiente manera:

 “…durante todo el viaje he estado enseñándote a reconocer las huellas por las que el mundo nos habla como por medio de un gran libro… pensando en la inagotable reserva de símbolos por los que Dios, a través de sus criaturas, nos habla de la vida eterna. Pero el universo es aún más locuaz de lo que creía Alain, y no sólo habla de las cosas últimas (en cuyo caso siempre lo hace de un modo oscuro), sino también de las cercanas, y en esto es clarísimo. Me da casi vergüenza tener que repetirte lo que deberías saber.” (CSR/24·02·2017)

Eco, U. El nombre de la rosa. (1982). Lumen, Barcelona.


El suelo bajo sus pies

72 ElsuelobajosuspiesUn fotógrafo se vuelve testigo presencial de acontecimientos históricos que unen al mundo oriental con el occidental. El testimonio de una generación que vive la modernidad desde sus estragos hasta sus victorias es dejado por Rai Merchant, desde la percepción que nos regala de los cambios arquitectónicos que sufre su ciudad natal: Bombay. Ciudad que abandona para ver desde lejos, e incluso desde la historia de la fotografía, su pérdida de Oriente o su «des-orientación», mientras que se inmiscuye en un seductor mundo Occidental encarnado por Vina Apsara, una rockstar o semidiosa que, junto con su amado –el ídolo juvenil Ormus Cama– enloquece a multitudes con sus canciones. Gracias a esa relación, Rai vive gran parte de la historia del rock, o quizá de la música popular contemporánea, de donde salen a relucir movimientos que van desde la entonces ilegal escena dj, pasando por un intrépido dub, hasta llegar al jazz más purista. Merchant también aprovecha su interminable viaje por el mundo para contar cosas atroces de su época: la parte final de la guerra fría y el inicio de los modelos económicos especulativos que engendraron la globalización. Desde una derrumbada ciudad de Tequila, México, Rai Merchant comienza su relato que le da vida a esta gran novela. (SSV/11·11·2016)

Rushdie, S. El suelo bajo sus pies. (1999). Plaza & Janes, Barcelona. Traducción de Miguel Sáenz.


El pintor de batallas

72 El Pintor de Batallas¿Existe el orden en el caos? ¿O acaso en el caos que percibimos subyace el orden? ¿La guerra, el amor, el arte y la razón obedecen a leyes que no comprendemos? Faulques, reportero de guerra en el retiro, confronta a sus fantasmas en el encierro de un viejo faro y pretende encontrar sentido a su existencia pintando la escena bélica que no pudo capturar fotográficamente. En un recorrido vertiginoso a través de multiplicidad de obras y autores que han mostrado a la guerra en sus trabajos, Arturo Pérez-Reverte –con una prosa potente– indaga entorno a enigmas que se manifiestan cotidianamente y en donde la violencia siempre sale triunfadora. La imagen es una de las preocupaciones principales del personaje central: “De tanto abusar de ella, de tanto manipularla, hace tiempo que la imagen dejó de valer más que mil palabras. Pero la culpa no es suya… Demasiadas fotos, ¿no crees? El mundo está saturado de malditas fotos”. Una novela fascinante en la que el autor español cala profundamente en la conciencia humana. (EAC/11·11·2016)

Pérez-Reverte, A. El pintor de batallas. (2006). Punto de Lectura, Madrid.

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