Evocaciones. Entrevista con Margarito Leyva

5 agosto, 2022

Por Bruno Martínez Segoviano.–

Esta es la primera de una serie de charlas que decidí realizar para difundir el trabajo artístico y docente de los académicos del área de escultura de la Facultad de Artes y Diseño. Siendo además un espacio en el que se dé a conocer un poco de la historia de los talleres, como de la Facultad misma.

Para el preludio de esta serie decidí entrevistar al maestro Margarito Leyva Reyes, quien ha sido mi maestro y amigo durante ya 11 años. A lo largo de este tiempo ha compartido sus experiencias técnicas, teóricas y sobre la transformación del taller de escultura en metal. Esta charla se llevó a cabo el 20 de mayo de 2022 en la FAD, Xochimilco.

Mtro. Margarito Leyva Reyes, (Calpulalpan, Tlax. 1954). Profesor de escultura.
Mtro. Margarito Leyva Reyes, (Calpulalpan, Tlax. 1954). Profesor de escultura.

Bruno Martínez: ¿Cómo fue su primer acercamiento al arte?

Margarito Leyva: Cuando estuve en el CCH en 1974, daban una especie de materia opcional, daban algo de pintura, grabado, no recuerdo que haya estado escultura.  Podías elegir y tomar un pequeño taller. Yo tomé pintura, aunque después no me intereso mucho. Tuve solo un semestre de eso básicamente. Concluí el CCH y como siempre dicen los papás: “si vas a estudiar tu carrera de artes, te vas a morir de hambre”. Entonces para compensar su teoría dije: “bueno, algo relacionado de todos modos con el arte”, entonces decidí inscribirme a Comunicación Gráfica que era una carrera que estaba dentro de las artes, bueno de la Escuela Nacional de Artes Plásticas, que así se llamaba. Entonces existían tres carreras, Diseño Gráfico, Comunicación Gráfica y Artes Visuales. Me inscribí en 1977 y dije: “bueno, creo que voy a ir a San Carlos” y ¡ah, qué sorpresa!, que no se impartía en San Carlos, se impartía en un anexo, como una sede más bien que estaba en Tacuba, en el pueblo de Tacuba[1], en la calle de Mar Mediterráneo y ese edificio había sido anteriormente un hospital, pero lo habilitó la Universidad para que se fueran ahí los de Comunicación Gráfica.

Me inscribí y en esa época estaba como coordinador de la carrera el Maestro Gerardo Portillo[2] quien entonces creó un grupo que le llamó piloto –en el cual yo estaba–, seleccionando alumnos de los otros dos grupos para crearlo. A ese grupo piloto les iban a dar clases maestros de artes visuales, a mi me dio clases el maestro Jesús Mayagoitia[3] y otro maestro que se llama Octavio Gómez Herrera[4], ellos son escultores actualmente y maestra Dolores[5], que nos daba dibujo e ilustración y los otros maestros si eran realmente, digamos, Octavio nos daba diseño y para serte franco el no sabía nada de diseño (risas) y Mayagoitia nos daba geometría, él se defendía porque su obra es geométrica y pues, dibujo, la maestra muy buena, igual como ilustradora muy buena y nos daba esas dos materias. Ese grupo duró exactamente dos semestres porque, no me acuerdo si al coordinador lo cambiaron o algo pasó, entonces ese grupo piloto desapareció y se volvió a integrar a los dos grupos que existían. Desde ahí ya tenía el interés de estudiar artes y dije: “pues bueno, diseño para darles pues razón a los papás ¿no?, pero siempre me ha gustado el arte”. Entonces cuando se creó ese grupo, se reafirmó lo que realmente me interesaba, pero desgraciadamente ya no se continuó con eso.

Ese sería el acercamiento del principio, de cómo surgió el interés hacia las materias de artes visuales: el grabado, la pintura y la escultura y de todos modos yo previamente –como en los 70– había estado en una escuela del INBA[6], todavía existen esas escuelas, se llaman escuela de iniciación artística. Son muy importantes porque en ellas están todas las artes, se imparten teatro, pintura, escultura, grabado y música o sea todas las artes, como ahora el Centro Nacional de las Artes[7] (CNA), esas escuelas de iniciación artística te dan todas esas materias, entonces yo entré al área de artes plásticas, pero convivías con los de teatro, con los de música, porque estaban ahí ensayando sus obras, era muy enriquecedor y cuando entré a la UNAM ya tenía esa experiencia y me dije entonces: “pues en un futuro cercano me dedicaré a las artes”.

BM: Y ahora que comenta acerca de su formación ¿cómo fue la transición de estudiar y llegar como académico al taller?

ML: Si, eso también fue muy circunstancial, las cosas que me han pasado han sido circunstanciales, en el campus o la sede de Tacuba en algún momento cuando estuvieron en su apogeo las escuelas populares, se creó una escuela popular Tacuba y nos quitaron la mitad del espacio y lo cedieron a la escuela popular, entonces llegó un momento en que estaban muy fuertes aquellas prepas y nos corrieron, nos lanzaron, es decir, por allá en 1979 dijeron: “ustedes ya váyanse” y ya se quedaron con todo el espacio, no quedó otra más que regresar a San Carlos y convivir con las otras dos carreras. Ahí en San Carlos hice nada más como un semestre, entonces ya se tenía proyectado que San Carlos se iba a quedar como posgrado y se iba a crear una Escuela de Artes Plásticas en Xochimilco, mi último año lo hice aquí, en Xochimilco.

Resultó que me volví a encontrar al maestro Mayagoitia, le propusieron que fuera maestro de escultura, –porque el profesor de escultura en San Carlos no era un maestro, era un técnico–, entonces cuando las tres carreras se vinieron a Xochimilco le propuso el director que abriera el taller de escultura y que él fuera el maestro. Él sabía que yo estudiaba y trabajaba en un taller donde producían muebles de metal para hospitales, tenía el conocimiento de las herramientas y el equipo que se manejaba, me dijo: “mira, me propusieron que fuera el maestro de metales, pero quisiera que tú me asesoraras, que seas mi asesor técnico” y le dije “si, no hay problema”. Cuando terminé la carrera se abrió ese taller por 1980 y entré como su ayudante.

Después de muchos años me dieron la oportunidad, duré muchísimos años como ayudante, creo que ya fue casi en al 2000 que fui profesor, ya existíamos dos maestros en el mismo taller y como nos llevábamos muy bien de repente yo le echaba la mano al maestro Mayagoitia, atendía también a su grupo y el también atendía un poco a mi grupo y así. Y después cuando vino el cambio del programa del plan de estudios de Artes Visuales en 2013, se creó una materia que no existía, que se llama Introducción a la Escultura, entonces Mayagoitia dijo: “ya no quiero dar escultura, quiero dar la introductoria”, entonces desde que se abrió el plan él da esa materia de las nociones de la escultura.

Semilla robada, 2007. Aluminio, resina y luz. 38 x 16 x 16 cm.
Semilla robada, 2007. Aluminio, resina y luz.
38 x 16 x 16 cm.

BM: ¿El taller era igual a como es actualmente o era distinto?

ML: No, el taller de metales abarcaba toda la nave, era el taller más grande y más alto de la escuela. Justamente estaba proyectado para que los alumnos hicieran esculturas de tres metros, por decir algo… Y como siempre sucede, no se planea bien la cantidad de espacios, resulta que cuando se iba a abrir el taller de escultura en madera, no había lugar, dijeron: “mándenlos con los de metales, al fin tienen un espacio grandísimo”. Estuvimos conviviendo como dos años, madera y metales, y siempre hubo pugna entre los maestros de madera y los de metales, porque cuando nosotros nos íbamos, los maestros de madera daban clase en la tarde (no había taller de escultura en metal en la tarde), así cuando regresábamos al siguiente día de clases resulta con que ya habían traído troncos a nuestro espacio, “y pues cómo”, si ellos tenían su espacio, además era muy buen espacio, entonces lo que hacíamos era llevar todos esos troncos y lo que estaban haciendo a su espacio, y cada vez que llegábamos estaba eso de nuevo, era un conflicto terrible, dijeron: “tiene que haber una solución ya, no se puede seguir así”, entonces se decidió construir un muro para dividir el espacio en dos, más o menos por 1982, entonces cada quien se quedó su espacio y no hubo conflicto.

El maestro era Gastón González César[8], su ayudante era Francisco Quesada[9] y lo que son las circunstancias, a Quesada lo conocí en las escuelas de iniciación artística porque él estaba ahí como alumno y cuando entramos aquí a Xochimilco fue una sorpresa: “¿qué onda?, ¿qué haces aquí?”, “ah, es que yo estudio aquí estudio Artes”. Fíjate qué chiquito es el mundo, después de que fuimos compañeros en la Escuela de Iniciación Artística lo volví a encontrar aquí en Xochimilco como alumno de Artes Visuales.

BM: ¿Cómo era el llegar a la escuela en esa época?

ML: Todavía era como pueblo, más donde está la escuela que es el barrio de Santiago, el pueblo de Santiago[10], se divide por pueblos, por barrios y la escuela está en el barrio de La Concha, realmente eran sembradíos, no es como ahora que hay casas. Eso por los años 1980, cuando se comenzó a construir la escuela, te decían: “la escuela se va a ir para Xochimilco”, y pensaba: “vamos a ver cómo es”, y al venir a ver me dije: “órale hay puras milpas, ¿cómo?”

Ya había algo construido, lo único que había era la parte de enfrente, todo lo demás no existía, y decías: “¿cómo voy a llegar?”. El único transporte para llegar a la Escuela en esa época era el tranvía, que venía por Calzada de Tlalpan[11], y desembocaba a la orilla de Xochimilco, no llegaba realmente al centro de Xochimilco, te podías bajar una estación antes y caminar o ir hasta a terminal, aunque quedaba más lejos, pero era la única forma de llegar a la Escuela. No había peseros y las calles que colindaban con la escuela eran de tierra, no estaban pavimentadas, duró mucho tiempo, llegué a ver las carretas y gente a caballo que pasaban, todavía era un pueblo, y tardó un buen de tiempo para que comenzaran a pavimentar y a fraccionar, los terrenos eran muy baratos. Entonces empezó la escuela, no era tan grande a como la conocemos en la actualidad, nada más estaban los edificios principales, fácilmente se ve en la arquitectura con cuales se inició, todos los demás fueron agregados, como sucede cuando no se planifica a futuro, sucede que ya no hay salones, que ya aumentó la matrícula…, éramos muy poquitos alumnos en esa época, pero como incrementó la población ya no se dio abasto.

Semilla entre talones, 2007. Acero y luz. 38 x 17 x 17 cm.
Semilla entre talones, 2007. Acero y luz.
38 x 17 x 17 cm.

BM: ¿Cuál es la parte que se agregó después?

ML: El edificio ‘S’, esas jaulas, donde realmente era estacionamiento. En realidad, se ve la diferencia, si era muy chico, había mucho espacio, ahora ya no hay espacio.

BM: Esa experiencia que usted tuvo desde la construcción de muebles, la escuela de iniciación y la formación en la ENAP, ¿cómo influyó en su trabajo?

ML: Lo que pasa es que es muy distinto usar dobladoras, en la fábrica se usaban dobladoras y lo único que hacías era ocupar la soldadora de microalmbre, ahí no existía la de electrodos. Al ser láminas muy delgadas con las que se hacían los muebles para consultorios de los hospitales, se perforaban, entonces desde un principio en la fábrica había microalmbre, ahí la conocí, eso fue igual como en los 70, cuando yo estaba en la escuela de iniciación artística. Trabajaba en las mañanas, y todas las escuelas de iniciación artística daban clase en las tardes. En realidad, lo que hice fue transpolar lo que yo sabía a nociones de escultura, como te digo hay una dobladora, porque doblas y construyes, aquí no usas dobladora, pero usas plano y construyes, entonces esas bases que yo tenía de la técnica me ayudaron mucho, fue importante tener ese conocimiento y trasladarlo a la construcción de esculturas.

Entre colores, 2007. Cristal, acrílico y luz. 40 x 17 x 17 cm.
Entre colores, 2007. Cristal, acrílico y luz.
40 x 17 x 17 cm.

BM: ¿Podría platicarme acerca su obra y las piezas que ha realizado?

ML: Cuando dije: “si ya estoy en escultura, porque no hacer escultura, es algo obvio”, y como no me gustó la pintura en realidad, lo que me gustó era el grabado, pensé “voy a empezar a crear mi lenguaje personal”, había un escultor estadounidense que se llama Dan Flavin[12] que empezó a incursionar con tubos fosforescentes, los pintaba con los colores primarios y los presentaba en las galerías que estaban totalmente oscuras, se teñían las paredes de las galerías, eso me impresionó entonces dije: “quiero hacer algo en relación a la luz”. Empecé a hacer relieves con luz también con tubos fosforescentes y también los pintaba con colores primarios, construí un plano que se dividía en unas secciones con huecos y ponía los tubos fosforescentes en la parte de atrás y así salía la luz rasante por ese hueco, y se expandía al espacio, era interesante, no había visto que alguien lo hubiera hecho, había investigado quien había hecho escultura con luz y nadie había hecho escultura en relieve de ese tipo.

Todo ha sido por etapas de producción y esa etapa duró bastante tiempo, unos seis años, hasta que hice mi primera exposición individual de esos relieves en la Casa del Lago[13] y me tocó con suerte que el museógrafo dijo: “no queremos que se vean los cables en la sala”, entonces lo que hicieron fue escarbar los muros y escondieron todos los cables, se veía totalmente la galería y eso me gustó mucho, pensé: “¡qué padre que se acomiden a que tu obra luzca!” porque ver los cables en los muros como que no, esa fue mi primera exposición de escultura y de relieves lumínicos. Después de ese periodo comenzó el periodo de las columnas, su principal característica es que era con materiales reciclados, entonces me iba a los deshuesaderos, compraba piezas automotrices y construía las columnas con esos materiales, la luz la ponías escondida, la luz que yo ocupaba –en este caso reflectores– siempre estaba oculta, no era como en el caso de Dan Flavin que lo veías directo, él no los ocultaba, yo si.

Todas las fuentes de luz estaban ocultas, no se veían, para las columnas compraba tambores de frenos de autos y los ocupaba como bases, ponía la luz en la base del tambor y así no se veía, entonces salía la luz rasante hacia arriba e iluminaba la columna y el techo, se expandía al entorno, siempre he ocupado en su mayoría colores primarios, ese periodo duró unos cuatros años. Después dije: “hasta ahí llegué con las columnas”. La característica que tenía es que como eran desarmables, podía crear otra columna de otras dos, era interesante porque no estaban soldadas ni unidas, solamente ensambladas dando la posibilidad de crear otras columnas. Después empecé con el periodo de las semillas, que tenían esa forma, solo que en lugar de que generen frutos o árboles lo que producían las semillas era la luz, ese periodo duró bastante, de hecho, para ese proyecto pedí una beca en Tlaxcala de Creadores con Trayectoria en el 2007, ese periodo duró como unos seis años y de vez en cuando todavía pienso: “quiero hacer una semilla”, y la hago.

Ahora lo que estoy haciendo son esculturas con acrílico, se llaman “Transparencias de la luz”, en el intervalo de las semillas y lo que estaba haciendo ahora ya mezclaba con columnas de acrílico, entonces en una exposición que tuve ya estaban ahí presentes las dos formas (semillas y columnas de acrílico) de hecho la más grande que era la serpiente era de este material traslucido, ahora estoy en un proceso de tener una exposición sólo con columnas con el mismo nombre, y a su vez estoy incursionando en el arte sonoro, puesto que la Facultad te pide como profesor de carrera que debes de tener una investigación, dije: “semillas ya no, tiene que ser algo distinto, pues arte sonoro”, pero como el arte sonoro es tan basto, pensé en construir instrumentos con algunas modificaciones radicales o no muy radicales, primero fue instrumentos, como la palabra instrumentos es muy basta: instrumentos de cuerda, de percusión, decidí enfocarme en instrumentos de cuerdas.

Las características son diferentes materiales y la caja de materiales iba a ser distinta, hice mi primer instrumento de cuerdas, rudimentario que era hacer un como divisiones como cuatro brazos pegados a la superficie de cuerdas, producía ruidos, no melodías, descubrí que la caja sonora era de aluminio, mandé a hacer un como media esfera y lo utilicé como caja de resonancia, sonaba bastante bien y distinto a comparación de una caja de resonancia de madera. De esa forma hice uno más complejo, el primero era como de 30 o 45 centímetros de diámetro circular y el otro era mas grande, como de 60 cm, entonces ese era referencia a un instrumento existente, nada más la forma era distinta, no me acuerdo si era uno, que es el que usan las estudiantinas, que es un instrumento muy pequeño, lo trasladé a las formas que estaba trabajando, en lugar de que fuera un guitarra normal era circular, y llegué al extremo de que era un instrumento y del otro extremo dividía el círculo en dos partes y era otro instrumento, entonces lo pueden ejecutar dos músicos a la vez, lo que no puedes hacer en un instrumento de cuerdas normal.

Para los lauderos el utilizar pino como soporte es la madera más “chafa” del mundo para ellos, nunca en su vida la van a emplear, entonces hice mi investigación y utilicé triplay como soporte y además agregue acrílico, la caja de resonancia también era de aluminio, todavía mas ligero, como en ese periodo eran los 100 años del ready-made[14] de Marcel Duchamp[15] y él utilizó una rueda de bicicletas entonces yo utilicé la rueda de bicicleta como tensor, como eje, entonces ocupé también un rin de bicicleta, estuvieron ahí mezclados muchos materiales y sonaba muy bien.

Dos Colores, 2007. Cristal, metal y luz. 42 × 18 ×18 cm.
Dos Colores, 2007. Cristal, metal y luz.
42 × 18 ×18 cm.

BM: Muy interesante su trabajo maestro, lo primero que conocí de su trabajo fue de un catalogo que publicó la UNAM en 2011 y la exposición del 2013 de las semillas en la galería Luis Nishizawa.

ML: Sí, en esa exposición de la galería Nishizawa también estaban las cajas lumínicas, es una serie entre las columnas de ahora y las semillas, todo era lumínico, entonces con ese proyecto volví a concursar por el FONCA[16] en el 2010 a Creadores con Trayectoria y me volvieron a dar la beca.

BM: Para terminar, ¿Cómo ve usted el futuro de la escultura en general y quizá en la formación académica?

ML: Yo creo que vamos a transitar en algo virtual, de hecho, en alguna época tuve un alumno que estaba en el taller y pudo instalar en su celular un programa en el cual hacías un dibujo bidimensional, le tomabas una foto y la aplicación transformaba esa imagen en tridimensional, yo me quedé impresionado. Ese es un futuro, no sé si siga existiendo ese programa o si es muy caro, también sería en algún momento utilizar una impresora 3D para crear prototipos, en realidad creo que tratar de eliminar el taller y la formación de una escultura es muy difícil. Esos elementos que te platiqué serían para eliminar las maquetas, por decir algo, creas tu maqueta en 3D, y en este mismo programa puedes solucionar alternativas de color o diseño, espacios, líneas, perforaciones, son aspectos que antes tenías que dibujarlos, puedes apropiarte de esos mecanismos de tecnología, de computación, de programas y hacer que te sirvan para la construcción, pero creo que sí, el elemento final de una escultura es construir, puede ser acero al carbón. 

[Publicado el 5 de agosto de 2022]
[.925 Artes y Diseño, Año 9, edición 35]


[1] Tacuba es una colonia y pueblo originario del poniente de la Ciudad de México ubicada en la alcaldía Miguel Hidalgo. Allí se encontraba la Escuela Nacional de Ciencias Químicas de la UNAM, construida en 1916. Tras la mudanza de la institución a la Ciudad Universitaria, el inmueble le dio cabida temporalmente a la Escuela Nacional de Artes Plásticas.
[2] Gerardo Portillo Ortiz (Ciudad de México, 1937 – 2007). Arquitecto, pintor, académico mexicano, Director de la ENAP de 1982 a 1985.
[3] Jesús Mayagoitia Durán (Ciudad de México, 1948). Escultor y académico mexicano.
[4] El maestro Octavio Gómez Herrera era profesor de escultura en metal en la Academia de San Carlos. Actualmente está jubilado.
[5] Se desconoce el nombre completo de la profesora.
[6] https://inba.gob.mx/
[7] https://www.cenart.gob.mx/
[8] Gastón González César (San Felipe del Progreso, 1940). Escultor, pintor y académico mexicano.
[9] Francisco Gilberto Quesada García. Escultor y académico mexicano.
[10] La colonia Santiago Tepalcatlalpan es una localidad de la Alcaldía Xochimilco, en la Ciudad de México.
[11] La Calzada de Tlalpan forma parte del trazo de la Ciudad de México desde tiempos prehispánicos, en ella corría la ruta de servicio de tranvía eléctrico que salía del Zócalo entraba a San Antonio Abad, Calzada de Tlalpan, hasta Huipulco, donde giraba hacia la izquierda y tomaba la Calzada México-Xochimilco, hasta el centro de Xochimilco. Esta ruta contaba con dos vagones, el primero de ellos para pasajeros y el segundo era una plataforma, idónea para que los agricultores de Xochimilco llevaran sus hortalizas y legumbres al mercado de La Merced.
[12] Dan Flavin (Queen, 1933 – Riverhead, 1996). Artista conceptual norteamericano
[13] https://casadellago.unam.mx/nuevo/
[14] Expresión en inglés cuya traducción no literal, pero bastante aceptada, se conoce como “lo ya visto”, y que deriva en el “objeto encontrado” del surrealismo. Proviene de un acto practicado por primera vez por Marcel Duchamp, en 1915, y consiste en titular “artísticamente” objetos producidos industrialmente, con una mínima o ninguna intervención, declarándolos de esta manera “obras de arte”, porque según Duchamp, “arte es lo que se denomina arte”, por lo tanto, lo puede ser cualquier cosa.
[15] Henri-Robert-Marcel Duchamp (Blainville-Crevon, 1887 – Neuilly-sur-Seine, 1968). Artista visual francés.
[16] El Fondo Nacional para la Cultura y Artes (FONCA), es un organismo que busca apoyar la creación artística y promover, difundir, incrementar y preservar el patrimonio cultural, en el que se asocian el Estado, la empresa privada y comunidad artística.

Realizó sus estudios profesionales de arte en la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM. Ha participado en más de treinta exposiciones colectivas en México, Estados Unidos, España y Portugal.
En 2016 presentó su primera exhibición individual Implosiones matéricas en el Museo de Arte Moderno del Estado de México.
Fue beneficiario del Programa de Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico (PECDA) del Estado de México (2015-2016). Seleccionado en la Bienal UNAM Artes Visuales (2016); la 7a Bienal de Arte Visual Universitario de la UAEMx (2018) y participó en la primera edición de la Feria de Arte BADA México (2020). Ha colaborado en diferentes proyectos de los que destacan el concierto de esculturas sonoras de los directores de orquesta Iván Navarrete (Phono Grafc) y Mart Ruíz en el marco de la exposición Modos de oír en el Ex Teresa Arte Actual (2019) y el mural Cambio de sentido de pintura Sumi E del artista Pablo Kubli en el Museo Universitario de Ciencias y Artes de la UNAM ( 2017). En 2011 formó parte del grupo de artistas que colaboraron en la pieza "100 years pictorial history of world revolution" del artista tailandés Rirkrit Tiravanija como parte de la muestra Entre utopía y distopía en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo.
Actualmente es académico en la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM y dirige el proyecto MUNO.

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