¿Dónde están ellas? La ausencia de pintoras en la historia del arte

Nunca quise ser una mujer artista. Sólo quería ser una artista
Isabel Bishop

Por Diana Eliza Salazar Méndez.–

Las mujeres no pueden ser artistas. Esta es una de las frases más intrigantes que escuché al ingresar a la Escuela de Artes; desafortunadamente no fue sólo en una ocasión; hace poco me enteré de que esas expresiones aún resuenan dentro de talleres y aulas de nuestra Facultad, quizá ya no con el enfático juicio con que yo las había escuchado como estudiante, aunque de igual manera lacerantes, aún si sólo se susurran. Curiosamente, fueron alumnos varones quienes manifestaron su extrañamiento ante esta situación que hoy continúa sembrando inseguridades y dudas, donde se podría cultivar la confianza y el arrojo. Estas condenas se ven reforzadas ante la ausencia de referencias a pintoras y artistas que se revisan en las formaciones superiores. La mayor parte de lo que solemos estudiar son obras realizadas por pintores, escultores, dibujantes y grabadores. Más allá de una reivindicación de género, estas líneas proponen una reflexión sobre un hecho que se evidencia ante el desconocimiento de la obra de mujeres pintoras, en particular mexicanas, quienes, de manera legítima, han hecho frente a continuas adversidades para recorrer un silencioso sendero en los caminos elocuentes de la creación artística. A continuación, revisaremos algunos casos de pintoras cuya obra pudo trascender las barreras del olvido, al cual parecen haber sido destinadas.

Primeramente, habría que aclarar que han existido mujeres pintoras desde la Antigüedad; si bien no tenemos pruebas históricas de ello, podemos suponer que muchas de las escenas complejas y composiciones avanzadas, con cualidades casi cinematográficas, de bisontes, pumas y elefantes que conocemos de las cuevas prehistóricas, como Chauvet[1], fueron creadas en su mayoría por las mujeres que las habitaban, o cuando menos, tuvieron una decisiva colaboración en ellas. Recientes estudios arqueológicos apoyan esta noción basados en el análisis de plantillas de manos encontradas en ocho sitios en Francia y España. Al comparar las longitudes relativas de ciertos dedos, se determinó que tres cuartas partes de las huellas eran femeninas.[2]

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Detalle de las imágenes halladas en la cueva prehistórica de Chauvet.

Los registros historiográficos de pintoras se tienen desde el Renacimiento, cuando la única oportunidad de pintar era refugiarse bajo seudónimos masculinos, o bien, apoyarse de algún familiar o marido pintor que les permitiera apartarse de sus tareas domésticas para practicar el dibujo o la pintura; muchas de ellas incluso llegaron a firmar sus cuadros bajo seudónimos, con monogramas o sólo con sus iniciales para que sus piezas fueran tomadas en cuenta, práctica que continuó hasta mediados del siglo XX, y que podemos identificar en algunas piezas de la expresionista abstracta Lee Krasner[3], a quien comúnmente se le identifica primero como la Señora Jackson Pollock[4], y no como la innovadora pintora que fue. La ya conocida pintora italiana Artemisia Gentileschi[5] defendió su vocación con el apoyo de su padre, Orazio[6], y en 1616 fue la primera mujer en ser admitida en la Academia de las Artes del Dibujo, fundada por Giorgio Vasari en 1562. Es posible que ahora sepamos más sobre su vida personal que sobre su obra, gracias a la difusión que tuvo, derivada de la película biográfica que dirigió Agnès Merlet en 1997, en la cual, de manera imprecisa y con evidentes fines publicitarios, se presenta como la primera pintora en la Historia. En realidad, la primera pintora –en el sentido tradicional, como artista con identificación individual– de que se tiene registro en el arte occidental es Ende, quien, en 975 d.C., pinta un códice del Comentario al Apocalipsis del Beato de Liébana, el cual firma como “pintora y servidora de Dios”[7].

Lee Krasner (Brooklyn, 1908 –1984). Pintora norteamericana del expresionismo abstracto.
Lee Krasner (Brooklyn, 1908 –1984). Pintora norteamericana del expresionismo abstracto.

A partir del Renacimiento, y hasta el siglo XVIII, comenzamos a identificar casos aislados de reconocimiento a la obra de las pintoras, siempre y cuando tuviesen una actitud bella, modesta y con gracia, y sus cuadros fueran una manifestación objetual de ello. La naturaleza muerta, designada como género menor y excluido a menudo de las formaciones académicas, fue durante mucho tiempo el único permitido a considerar por las pintoras, siempre de manera discreta y con poco reconocimiento. Tal es el caso de la artista flamenca Clara Peeters[8], o la italiana Fede Galizia[9]. El retrato es otro de los géneros al cual las mujeres pudieron acceder por una simple razón: era menos peligroso dejar posar, durante varias horas o sesiones, a la hija heredera de una rica familia frente a una pintora que frente a un pintor. Por ello, las retratistas gozaban de una amplia movilidad por las cortes europeas, como una suerte de damas de compañía de las princesas y damas de la nobleza que inmortalizaban, como es el caso de Sofonisba Anguissola[10], requerida en la corte española los veintisiete años, a donde viajó como dama de compañía de la reina Isabel de Valois[11] y después pintó el retrato de Felipe II[12]. Esto no sólo supuso un impulso para ella, sino que abrió la puerta a otras pintoras como Lavinia Fontana[13], una de las primeras mujeres en pintar un desnudo, y que se convirtió en la pintora oficial del papa Clemente VIII[14]. Elisabeth Louise Vigée LeBrun[15] es otro ejemplo icónico, vivió la decadente opulencia cortesana que orilló al pueblo francés a la revolución, como la pintora oficial de María Antonieta[16], a quien retrató en treinta ocasiones.

Por otra parte, Judith Leyster[17] fue una pintora holandesa que vivió el esplendor de la pintura flamenca, como resultado de la boyante explosión comercial y económica que tuvieron los Países Bajos en el siglo XVII. El gremio de pintores de San Lucas dominaba los mercados artísticos liderados por Rembrandt[18], Frans Hals[19] y posteriormente Vermeer[20]. Leyster fue admitida en el gremio y su carrera se catapultó gracias a sus habilidades compositivas y técnicas; sus pinturas de personajes y escenas de género mantienen una estrecha cercanía estilística con las de Frans Hals, con quien, incluso, se la llegó a confundir en múltiples ocasiones. Tristemente, después de su muerte, cayó en el olvido y ni siquiera fue mencionada en fuentes posteriores. Su nombre sólo se volvió a recordar cuando se identificaron siete cuadros de ella erróneamente atribuidos a Frans Hals, incluido uno en el Museo del Louvre[21].

Durante siglos, las pintoras persistieron en su afán por desarrollar su propia producción plástica, muchas se apoyaron en medios no tan protagónicos como la pintura y buscaron alternativas como los textiles o la cerámica. Si defendían su predilección por la pintura, eran animadas a trabajar con acuarela o pasteles. La vanguardista escuela de arte de Weimar de principios del siglo XX, Bauhaus, fue de las primeras instituciones de formación artística que permitieron un acceso abiertamente igualitario a mujeres y hombres. Su fundador y director, Walter Gropius[22], consideraba que las mujeres poseían las mismas capacidades y potenciales que los hombres para innovar en las artes y los diseños; sin embargo, las mujeres de la Bauhaus fueron discretamente dirigidas a talleres de carácter más artesanal que artístico, como los de textiles, vitrales y cerámica. Esta segregación en relación con el medio fue revertida, no sólo por Anni Albers[23] o Gunta Stölzl[24] en la Bauhaus, sino por muchas más artistas que posteriormente, para desarrollar su obra, han aprovechado medios como la fotografía, el video, el performance y la instalación.

La Bauhaus fue de las primeras instituciones de formación artística que permitieron un acceso abiertamente igualitario a mujeres y hombres.
La Bauhaus fue de las primeras instituciones de formación artística que permitieron un acceso abiertamente igualitario a mujeres y hombres.

Hace ya 50 años, Linda Nochlin[25], notable profesora e historiadora del arte norteamericana, planteó el cuestionamiento: ¿Porqué no han existido grandes artistas mujeres?, a manera de un artículo publicado en la revista Art News (1971). El texto se tradujo al español, de manera mutilada, hasta 2008. A partir de esa pregunta que cimbró muchos valores del arte, en 1976, la propia Nochlin, junto con Ann Sutherland Harris[26], curaron una magna muestra en el Museo del Condado de Los Ángeles[27]: “Women Artists, 1550-1950” la cual, no sólo visibilizó el trabajo de más de treinta pintoras anteriormente desconocidas, sino que apuntó a problemáticas específicas para las revisiones de la historia del arte: primeramente, si se intentan llenar los espacios vacíos de las pintoras ausentes “descubriéndolas”, para después insertarlas de manera forzada en su momento histórico, se evidencia el hecho que fueron relegadas en primer lugar.

Por otro lado, si sólo se enfoca la atención en estudios sobre mujeres artistas, el resultado vuelve a ser una marginalización del momento y del entorno histórico en donde se desarrollaron y terminan apareciendo como satélites aislados, difíciles de ubicar. En realidad, esto nos lleva a una evidencia crucial: las pintoras no solamente han enfrentado adversidades para desarrollar sus potenciales artísticos, sino que, en la mayoría de los casos, han sido deliberadamente eliminadas del discurso histórico.

En el caso de México, se tienen registros de que en 1870 se permitió a las mujeres ingresar como alumnas a la Academia de San Carlos. Existe poca documentación al respecto, sólo uno o dos artículos que revisan el lugar de las mujeres en la Academia; sin embargo, ninguno de ellos especifica los nombres de las estudiantes, tampoco hacen referencia a su trabajo y, casi de manera irónica, sólo mencionan nombres de los directores o profesores en ese momento. Actualmente, si sugerimos a nuestros estudiantes enumerar más de diez pintoras mexicanas que no sean Frida Kahlo[28], por obvias razones de difusión y comercialización que la han llevado a extremos mercantiles y banales, veremos que resulta una tarea difícil y poco animosa; no se incluye dentro de los syllabus de historia del arte mexicano, mucho menos como referencia en los talleres de pintura y, lo más inquietante, es que no encontramos suficientes fuentes bibliográficas que documenten su producción. Si bien se ha comenzado a trazar una tímida reconsideración de muchas pintoras mexicanas que han sido omitidas por nuestra historia, desafortunadamente volvemos a cometer los errores antes mencionados al relacionarlas con una figura masculina que las valide. Si buscamos referencias sobre María Izquierdo[29], aparecen inmediatas menciones a Rufino Tamayo; lo mismo ocurre con Carmen Mondragón[30], Lilia Carrillo[31], Lola Cueto[32], Rosa Rolanda[33] y Olga Costa[34]. En próximos artículos revisaremos, de manera más puntual, casos específicos de pintoras mexicanas que han desarrollado cuerpos significativos de obra, la cual no solemos identificar.

Lola Cueto, “Changuito”, técnica: aguafuerte. Colección Blaisten
Lola Cueto, “Changuito”, técnica: aguafuerte. Colección Blaisten

Considero que, como docentes, como pintoras, es buen momento para reconsiderar estos hábitos de desvaloración y desconocimiento. Actualmente existen dos terceras partes de población femenina en nuestra licenciatura y las cifras son similares en el posgrado. Estoy segura de que, a través del conocimiento histórico, la sensibilidad visual y una correcta documentación, podemos ya, de manera conjunta, hombres y mujeres, proponer un contrapeso inteligente y argumentativo cuando algún profesor reitere que no se puede ser artista y mujer al mismo tiempo. 

[Publicado el 11 de mayo de 2021]
[.925 Artes y Diseño, Año 8, edición 30]

Referencias

  • Chadwik, W., Women, art and society, Londres, Thames & Hudson, 1996.
  • Comisarenco Mirkin, D. (coord..) Codo a codo: parejas de artistas en México, México, Universidad Iberoamericana, 2013.
  • Nochlin, L., ¿Por qué no han existido grandes artistas mujeres?

[1] La cueva de Chauvet se encuentra en el departamento de Ardèche del sur de Francia, contiene de las más antiguas pinturas rupestres conocidas, así como otras manifestaciones de la vida del Paleolítico Superior. Fue descubierta en 1994, y es considerada una de las más significativas del arte prehistórico. La cueva fue explorada por primera vez en diciembre de 1994 por los espeleólogos: Éliette Brunel-Deschamps, Christian Hillaire y Jean-Marie Chauvet, de quien tomó el nombre. Además de las pinturas y otras pruebas de actividad humana también descubrieron restos fosilizados, huellas y marcas de una variedad de animales ahora extintos.

[2] Algunas de estas investigaciones han sido encabezadas por el Prof. Dean Snow de la Universidad Estatal de Pensilvania.

[3] Lee Krasner [Lenora Krassner] (Brooklyn, 1908 –1984). Pintora norteamericana del expresionismo abstracto.

[4] Paul Jackson Pollock (Cody, 1912 – Springs, 1956). Pintor norteamericana y principal exponente del expresionismo abstracto.

[5] Artemisia Lomi Gentileschi (Roma, 1593 – Nápoles, circa 1656). Pintora barroca italiana.

[6] Orazio Lomi de Gentileschi (Pisa, 1563 – Londres, 1639). Pintor italiano.

[7] Desveladas.org. (2015). Ende, la monja miniaturista. <http://www.desveladas.org/archivos/enlasar-tesylasletras_art26.pdf>

[8] Clara Peeters o Clara Lamberts (¿Amberes?, circa 1580/1590 – después de 1621). Pintora flamenca.

[9] Fede Galizia (Milán, 1578 – Milán, 1630). Pintora italiana.

[10] Sofonisba Anguissola (Cremona, circa 1535 – Palermo, 1625). Pintora italiana.

[11] Isabel de Valois, Isabel de Francia o Isabel de la Paz (Fontainebleau, 1545 – Aranjuez, 1568). Princesa francesa y tercera esposa del rey Felipe II de España.

[12] Felipe II de España, llamado “el Prudente” (Valladolid, 1527 – San Lorenzo de El Escorial, 1598). Rey de España.

[13] Lavinia Fontana (Bolonia, circa 1552 – Roma, 1614). Pintora italiana.

[14] Clemente VIII [Ippolito Aldobrandini] (Fano, 1536 – Roma, 1605). 231º papa de la Iglesia católica de 1592 a 1605.

[15] Marie Louise Élisabeth Vigée Lebrun (París, 1755 – Louveciennes, 1842). Pintora francesa.

[16] María Antonia Josefa Juana de Habsburgo-Lorena (Viena, 1755 – París, 1793). Conocida bajo el nombre de María Antonieta de Austria, fue una princesa archiduquesa de Austria y reina consorte de Francia y de Navarra.

[17] Judith Jans Leyster (también Leijster) (Haarlem, 1609 – Heemstede, 1660). Pintora neerlandesa.

[18] Rembrandt Harmenszoon van Rijn (Leiden, 1606 – Ámsterdam, 1669). Pintor y grabador neerlandés.

[19] Frans Hals (Amberes, 1582 o 1583 – Haarlem, 1666). Pintor neerlandés.

[20] Johannes Vermeer van Delft (Delft, 1632 – Delft, 1675). Pintor neerlandés.

[21] https://www.louvre.fr/es

[22] Walter Adolph Georg Gropius (Berlín, 1883 – Boston, 1969). Arquitecto, urbanista y diseñador alemán, fundador de la Escuela de la Bauhaus.

[23] Anni Albers [Annieliese Fleischmann] (Berlín, 1899 – Orange, 1994). Diseñadora textil, tejedora, pintora y diseñadora alemana, profesora de la Bauhaus.

[24] Gunta Stölzl (Munich, 1897 – Küsnacht, 1983). Diseñadora textil y tejedora alemana, profesora de la Bauhaus.

[25] Linda Nochlin [Linda Weinberg] (Brooklyn, 1931 – Brooklyn, 2017). Historiadora del arte estadounidense, profesora universitaria y escritora.

[26] Ann Birgitta Sutherland Harris (Cambridge, 1937). Historiadora del arte británico-estadounidense.

[27] https://www.lacma.org/

[28] Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón (Coyoacán, 1907 – Coyoacán, 1954). Pintora mexicana.

[29] María Cenobia Izquierdo Gutiérrez (San Juan de los Lagos, 1902 – Ciudad de México, 1955). Pintora mexicana.

[30] María del Carmen Mondragón Valseca (también conocida como Nahui Olin) (Tacubaya 1893 – Ciudad de México 1978). Pintora y poetisa mexicana.

[31] Lilia Carrillo García (Ciudad de México, 1930 – Ciudad de México, 1974). Pintora mexicana.

[32] María Dolores Velázquez Rivas, (Azcapotzalco, 1897 – Ciudad de México, 1978). Escritora, dramaturga, pintora, grabadora, y marionetista.

[33] Rosa Rolanda o Rosa Covarrubias [Rosemonde Cowan Ruelas] (Los Ángeles, 1895 o 1898 – Ciudad de México, 1970). Bailarina, coreógrafa, diseñadora de vestuario, fotógrafa, pintora y coleccionista estadounidense.

[34] Olga Kostakowsky Fabricant (Leipzig, 1913 – Guanajuato, 1993). Pintora, promotora cultural y coleccionista alemana nacionalizada mexicana.

Estudia la Licenciatura en Artes Visuales, la Maestría en Historia del Arte en la UNAM y es Doctora en Artes y Diseño. Ha desarrollado una importante carrera como pintora y ha expuesto de manera individual y colectiva en numerosas ocasiones en México y el extranjero. También ha recibido importantes distinciones por ello. Recibe el Premio Universidad Nacional- para Jóvenes Académicos. Desde 1995 es profesora en la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM. Tutora del Posgrado en Artes Visuales de la FAD. Ha impartido cursos y conferencias en importantes Universidades e instituciones.

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