Presentación de “Argos Panoptes. Marco Arce»

Por Elizabeth Fuentes Rojas.

La publicación de «Argos Panoptes. Marco Arce» reúne las reflexiones de tres autores Carlos A. Palacios, Guillermo Santamarina y Luis Felipe Ortega, cuya formación y trayectoria coinciden en varios puntos: en el arte, en la investigación y en la curaduría. Sus textos aluden a la exposición Argos Panoptes, la cual concentra la visión de Marco Arce, quien combina también en ella sus conocimientos de artista, investigador y curador.

La organización, planeación y conceptualización de la exposición responde al interés del artista Marco Arce (Distrito Federal, 1968) por presentar en una gran instalación, con un montaje complejo y profundo, el resultado de estos tres grandes discursos que se entreveran en el fenómeno artístico. El leit motiv fue para Arce, según sus propias palabras: “Evidenciar la larga, tensa y compleja relación que México ha sostenido con la cultura de Occidente”1.Argos Panoptes 01Ante la herencia grecolatina que desde el siglo XVIII ha permeado nuestra historia del arte mexicano generando el fenómeno del eurocentrismo, el artista se aboca a reflexionar de manera crítica el quehacer artístico tomando como punto nodal de referencia la obra de teatro Ifigenia cruel (1924), escrita por el gran defensor de la cultura helenística Alfonso Reyes. Es por esta razón que se incluyen los manuscritos originales, así como los cinco grabados de Juan Soriano realizados ex profeso para esa primera edición.

El espacio museístico se convierte en el marco del discurso curatorial dentro del cual el artista da pie a un diálogo de conexiones, de semejanzas y de parodias entre obras de arte clásicas y contemporáneas; se requiere de una lectura versada en la poética del propio Arce para decodificar la riqueza conceptual de esa exposición y es así como el presente libro cumple dicho objetivo.

De la producción del propio artista se incluyen piezas realizadas desde 1997 a la fecha y éstas se entremezclan con doscientas obras más, aproximadamente. Para ello se seleccionaron las piezas de 33 artistas, tanto nacionales como extranjeros, entre ellos: Diego Rivera, Auguste Rodin, José Clemente Orozco, Pablo Picasso, Germán Venegas, Francis Alys, Federico Cantú y obras del taller de Rubens por citar a algunos de los artistas más conocidos.

Es un gran acierto por parte de la directora del Museo de Arte Carrillo Gil, Vania Rojas Solís, el abrir el espacio a una exposición de este tipo pues es un hecho que la experiencia estética y artística se alimenta tanto del pasado como de nuestra contemporaneidad; conjuntar en un mismo espacio la presencia de obras tan diferentes tanto en tiempo como en propuestas implica un esfuerzo de aproximación por parte del espectador para interpretar las mismas desde otro ángulo, desde el imaginativo, pero también desde el reflexivo. El proceso creativo de Marco Arce se ve enriquecido con el diálogo que el público a su vez entabla con las obras en el museo Carrillo Gil, de esta manera se cumple lo que atinadamente Rojas Solís llama “coloquio de miradas”.2Argos Panoptes 02Es por ello que la figura de Argos Panoptes que dio pie a esta magna exposición y al título del presente libro resulta ser idónea para ofrecernos el hilo conductor que nos guía a través de ambos escenarios, el visual y el editorial.

Mirada alerta, ojos vigilantes, mirada que resguarda un tesoro preciado por los mismos dioses, miradas múltiples que observan desde distintos puntos de vista, miradas que nos permiten reconocernos en el otro y conocernos mejor. De la misma manera, el libro Argos Panoptes de Marco Arce viene a completar el círculo de comunicación y de necesaria trascendencia de la exposición, pues permite proseguir la lectura en los significados generados en el contacto con las obras y con la lectura de la presente publicación.

Imposible no mencionar que una buena parte de las obras presentes forman parte del acervo de la Antigua Academia de San Carlos, actual Facultad de Artes y Diseño lo que constituye un hecho significativo pues estas piezas merecen salir a la luz para cumplir el cometido para el que fueron creadas: estar frente al espectador para cargarse de múltiples lecturas y con ello cubrirse de sentido. La colección de fotografías procedentes del acervo de Dominico Anderson (1854–1914), consta de aproximadamente 10,000 fotografías y es uno de los más extensos dedicado al arte europeo antiguo. Como ha comentado Marco Arce el acervo ha permanecido por muchos años prácticamente inédito. Se desconoce cuándo ingresó a las colecciones permanentes de la Facultad de Artes y Diseño, posiblemente fue cuando se incluyeron los registros de propiedad artística en la institución. En 1883 entraron varias colecciones de fotografías a los acervos de fotógrafos nacionales y extranjeros. Lo que sí se sabe es que las características del conjunto permiten afirmar que seguramente su presencia obedece a una intención didáctica.

El primero de los autores del libro Carlos Palacios tiene el acierto de desentrañar la poética y la teoría de Marco Arce pues nos remite a los comienzos de este tipo de trabajo del artista en donde se cuestiona uno de los pilares (si no es que el valor por antonomasia del arte clásico, y moderno) la originalidad.

Marco Arce no sólo pinta sino que desarrolla un ejercicio crítico y desde su postura de pintor se apropia de obras que le dicen algo importante para generar su propia reflexión, y para expresar su actitud frente a este avasallante acervo de imágenes que conforman la historia del arte: edita, cita, parodia, hace montajes, estableciendo correspondencias visuales y conexiones significativas hasta ese momento ignoradas.

Carlos E. Palacio comenta las tres mecánicas del artista en su proceso creativo: su labor curatorial que se desplaza desde su quehacer como pintor, la creación de grupos temáticos sujetos a una lógica de cuestionamiento personal, que pueden desembocar también en búsquedas aleatorias, y, por último, su producción artística determinada por principios de colaboración con otros lenguajes artísticos.

El ejercicio de lo anterior dio como resultado esta gran instalación del sitio llamado Argos Panoptes que indaga sobre los orígenes del arte y la cultura occidental establecidos según los criterios historiográficos más tradicionales en la Antigua Grecia, aunado al aporte “colaborativo” de la obra de Alfonso Reyes “Ifigenia cruel”. De allí se desprende, nos refiere Carlos E. Palacios, “La organización de la exposición en núcleos, de acuerdo a figuras mitológicas o temas del clasicismo grecolatino […] desde la gramática de su pintura, [Marco Arce muestra] un ejercicio donde el mismo museo es el lienzo para la reescritura de la historia, y el pintor, su narrador.3

Guillermo Santamarina nos recuerda que la mitología griega es el gran referente y paradigma de la cultura universal pues en ella se concentran los grandes conflictos y virtudes de la condición humana; a través de sus historias nos refiere Santamarina. “[…] es posible analizar y hacer propios hoy en día los discursos metafóricos detrás de la teogonía greco romana.4” Sin duda alguna el imaginario colectivo de la humanidad está presente en la mitología griega y nuestra aproximación a la misma siempre nos redituará una comprensión más sabia de nuestro propio existir; ahora bien, proyectada o trasladada al México contemporáneo es una oportunidad para ahondar en nuestro propio colectivo imaginario con mayor agudeza.

El puente entre ese pasado clásico y México lo realiza Alfonso Reyes pues al decir de Guillermo Santamarina “…también cumple con el impulso reflexivo del acontecimiento estético paralelo a esas narrativas legendarias”5.

Luis Felipe Ortega (ciudad de México, 1966) nos remite a la manera en que fue atraído por la idea de la multiplicación de las miradas en la figura de Argos Panoptes y de cómo a partir de ahí se origina una historia de la mirada tan crucial para el mundo occidental en su manera de reflejarse, entenderse y cuestionarse. Como él mismo Luis Felipe afirma: “… es la historia de un mundo que apostó, y encontró en esa acción, un campo complejo de tensión y fricción entre los individuos.6

Pero la tarea de los cien ojos tiene un revés muy peligroso pues esa misma condición se podría revertir y caer en la ceguera total (situación que de hecho le ocurrió al personaje en cuestión al quedarse dormido), es por ello que la mirada, según Luis Felipe Ortega, se tendrá que reducir a la condición humana, la de dos ojos, pero, por otro lado, que multiplicar su poder hacia el otro, en tanto que el que mira tiene el control sobre el otro, de ahí la gran verdad: “La condición del que mira es también la condición del que sabe”7.

El libro incluye la tragedia de Ifigenia cruel retomada por el gran humanista Alfonso Reyes que viene a colaborar y servir de gran hilo conductor por nuestra historia en la que esta impronta de la Grecia clásica ha sido agradecida, homenajeada, pero también rechazada y cuestionada.Argos Panoptes 03Con este libro Marco Arce desencadena múltiples lecturas a partir de los mitos griegos, con sus tomos dedicados a Mercurio y Argos Narciso y Niobe permite la posibilidad de llevar hasta sus últimas posibilidades la naturaleza del arte: a su carácter polisémico. Su método resulta semejante a los diálogos platónicos, pues, tanto la obra de Marco Arce al igual que sucede con los diálogos de Platón, queda inconclusa, abierta, en espera de que, de acuerdo a la experiencia, asociación, semejanza, azar y emoción, se continúe con ella en un discurso artístico que la conduzca al infinito para que nunca deje de asombrar al corroborar con ella qué tan profundo y de diferentes formas se puede llegar a conocer a uno mismo y conocer al otro, que es al mismo tiempo el vigilante y el observado, siempre en eterno movimiento. 

(Publicado el 4 de mayo de 2015)

1. Carlos E. Palacios et al. Argos Panoptes Marco Arce. México, Ediciones Acapulco, 2014, p. 11.

2. Ibidem p. 9.

3. Ibidem pp 21-27.

4. Ibidem p. 33.

5. Ibidem p. 37.

6. Ibidem p. 43.

7. Ibidem p. 45.

Licenciada en Historia por la UNAM, Maestra en Historia del Arte por la Universidad de Davis en California y posee doctorados en Historia por la UNAM y en Bellas Artes por la Universidad Politécnica de Valencia. Profesor de Carrera Titular “C” de Tiempo Completo Definitivo. PRIDE Nivel D. En 2012 recibió el Premio Universidad Nacional en el Área de Investigación en Artes.
Se ha desempeñado como Coordinadora de las Colecciones de la Antigua Academia de San Carlos, Jefa del Departamento de Curaduría, Jefe del Departamento de Investigación de las Colecciones de la Antigua Academia de San Carlos, Coordinadora del Posgrado en Artes Visuales, y actualmente es Directora de la Facultad de Artes y Diseño.
Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel II. Sus cursos, investigaciones y publicaciones se orientan principalmente a los siglos XIX y XX, especialmente al estudio de la historia de la Academia de San Carlos y de sus colecciones.
Es autora de 18 libros, 32 capítulos de libros, más de 20 artículos en revistas nacionales e internacionales. Ha participado y coordinado más de 20 proyectos de investigación en la UNAM y en el CONACYT.

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