El coleccionismo empresarial

9 febrero, 2015

Por Santiago Ortega Hernández.

Las empresas transnacionales han diseñado, desde hace décadas, múltiples estrategias para involucrarse en las actividades de la cultura y las artes de varios países; los intereses son varios, desde la necesidad de limpiar y fortalecer su imagen, conformar amplias colecciones de arte y participar en dicho mercado, hasta deducir impuestos. Sin embargo, es hasta 1980 que adquieren una presencia dominante en las naciones más desarrolladas. En este período conformaron equipos profesionales para tal actividad, desde comisarios hasta departamentos de arte. Como resultado, estas empresas están involucradas en la producción, difusión y consumo de las artes visuales.

“Cuando los negocios empezaron a prosperar bajo las gravosas tasas impositivas de la década de 1970, parecía un poco tonto pagar altos salarios y donar hasta un 83% al gobierno o, peor aún, pagar dividendos y donar hasta un 98% para que se lo gastaran los políticos. La posibilidad de dejar en la compañía los beneficios después de impuestos ganados con esfuerzo me proporcionó la ocasión perfecta para convencer a los otros directores de que me dejaran comprar cuadros y esculturas…” (Hiscox, citado por Chin-Tao Wu; 2007: 263)

Los inicios

Ussem (1984) afirma que existen tres etapas del capitalismo desde un punto de vista de la organización y de la propiedad de la empresa comercial: inicia con el capitalismo familiar que surgió en la segunda mitad del siglo XIX, el cual desde inicios del siglo XX se ha visto gradualmente rebasado por lo que se conoce como “la revolución de los gerentes” que corresponde a esta segunda etapa y en donde la prioridad de la firma está por encima de las prioridades de la familia fundadora y la tercera etapa conocida como “capitalismo institucional” donde las redes transempresariales de propiedad y dirección son los ejes de cambio. Ussem (1984) insiste en que estas tres figuras constituyen simultáneamente la forma en que el mundo de los negocios intenta consolidar su entorno.

“…estas elites empresariales, a través de la mediación de la prensa popular, voluntaria o involuntariamente, han cultivado la imagen de que son mecenas: los Médici de los tiempos modernos. Visitan galerías, recorren estudios de artistas y compran en las principales casas de subastas… Lo hacen como si fuera un estilo de vida específico a la vista de todos y por encima del poco honroso esgrima del mundo de los negocios”. (Chin-Tao Wu; 2007: 22)

coleccionismo 2

Todo inicia en 1917, en los Estados Unidos, cuando se permiten las donaciones benéficas y las donaciones de bienes a museos; las cuales estaban limitadas a un 15% del impuesto sobre la renta personal. A las empresas se les permite participar en este esquema hasta 1935 con una considerable reducción de sus obligaciones fiscales. Es hasta 1986 que se suprime la desgravación en lo que se refiere a la revalorización de las donaciones de obras de arte.

Desde la década de 1950 en América y Europa las empresas empiezan a patrocinar bienales y eventos de artes visuales; los premios que vienen otorgando, en varias ocasiones, han sido calificados por gente profesional del medio como tendenciosos. A decir de Chin-Tao Wu (2007) al premiar el esfuerzo artístico, las empresas pretenden situarse en el centro de atención y arribar a la categoría de árbitros del buen gusto de la cultura contemporánea.

Fuentes de consulta

  • Chin-tao Wu. (2007). Privatizar la cultura. Madrid: Akal.
  • Useem, M. (1984) The Inner Circle. Large Corporations and the Rise of Business Political Activity in the United States and the United Kingdom. NY, USA, Oxford University Press.

El autor es Profesor adscrito a la Facultad de Artes y Diseño Plantel Xochimilco de la UNAM.

(Publicado el 9 de febrero de 2015)

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