Joel-Peter Witkin. Una toma en primer plano

28 enero, 2014

Por Adriana Romero.

Inmersos en una era donde lo visual toma dimensiones gigantescas en nuestra escala de valores –no sólo por los espectaculares de las grandes urbes sino por el constante asedio en todos los medios de comunicación, donde la relevancia de la imagen y en particular la de la fotografía son dignos de hacerles un espacio para su reflexión– nos encontramos en un lugar donde la imagen fotográfica ha evolucionado desde sus inicios hasta llegar al daguerrotipo1. Ya no se ocupan las reflexiones actuales en torno a la obtención de una imagen a partir de un procedimiento químico, sino que ahora también se ocupan de aquellas que surgen de programas de computadora tales como el Photoshop. No se tiene ninguna pretensión de descartar a la fotografía química, con todos sus procesos experimentales dentro del cuarto oscuro y la pigmentación sobre el papel impreso de una imagen fotográfica, sino que, más bien, ahora son considerados ambos medios, de manera sincrónica, por medio de los cuales se pueden obtener ciertos resultados (los procesos van, incluso, desde escanear una imagen realizada en el cuarto oscuro para transformarla y ofrecer una nueva propuesta mediante la manipulación a través de un programa de computación). Considerando esta posibilidad, el origen de la imagen sigue siendo, a saber, el arte de obtener imágenes a partir de la acción de registro mediante el uso de la luz; ya sea mediante una huella captada por una reacción química ante ésta o ya sea a través del uso de receptores eléctricos fotosensibles.

El origen lumínico de una fotografía no está en cuestión sino más bien, lo que resulta de interés es la distancia que recorre la imagen –más o menos análoga, basada en un referente “real” obtenida de un objeto– y el camino sobre el que ella transcurre, pasando por toda una gama de posibilidades que están relacionadas con su proceso de transformación hasta llegar a un resultado deseado. En este sentido, se pretende que una imagen simbólica, plena de mensajes que requieren de todo un mecanismo (dado su vasto contenido), muestre su esencia por medio de su decodificación para conocer, así, su verdadera dimensión icónica.

Lejos de las tentaciones del Photoshop, se observa a un hombre bajo la penumbra de una luz rojiza, entre olores a vinagre y sonidos de agua corriendo de una llave. Abstraído, concentrado en su creación va surgiendo a la vida, entre destellos de una luz pobre sobre un líquido oscuro inmerso en una charola, la imagen se va revelando ante sus ojos. Es el fotógrafo norteamericano Joel Peter Witkin (13 de septiembre de 1939, Brooklyn, Nueva York), quien en sus propias palabras asegura “I’m going to die printing”2:

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The Invention of Milk (New México, 1982). Plata/gelatina.
witkin 2
Potrait of the Holocaust (New México, 1982). Plata/gelatina.

Hijo de Max Witkin, judío de origen ucraniano, y de Mary Pellegrino, ferviente católica de origen italiano –quien guio a sus hijos por la vía del Vaticano– Joel-Peter Witkin, cuyo nacimiento fue toda una revelación trinitaria –seguramente para la madre, ya que tuvo trillizos siendo Joel-Peter y otro de sus hermanos (quien es pintor) los sobrevivientes de tal revelación (el tercero murió al nacer)–cuyo efecto resulto ser determinante en el desarrollo de su obra dado que en sus trabajos incluye imágenes de mujeres con hijos muertos en el vientre. Tales rasgos pueden ser apreciados en obras como The Invention of Milk (New México, 1982); Potrait of the Holocaust (New México, 1982), en la cual aparece una mujer sosteniendo a 3 fetos-bebes de sus pies, y en Siamese Twins, (Los Angeles 1988), imagen que muestra el eco de un parto múltiple.

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Siamese Twins, (Los Angeles,1988). Plata/gelatina.

La selección del universo visual marca la visión del fotógrafo. Witkin crea el entorno, prepara el atrezzo y se concentra de manera relevante en la selección de sus modelos. En torno a esto, el artista se concentra en escoger cuerpos en la morgue, o en la escuela de medicina en la Ciudad de México, o mediante una respuesta a un anuncio del periódico –donde él solicitara a individuos que encarnarán verdaderos “mitos vivientes”: Cualquier “mito viviente”… cualquier persona con las heridas de Cristo.3

El resultado: cuerpos fragmentados, (vivos o muertos), una estética fotográfica que evoca al daguerrotipo; un énfasis al uso de referencias y citas a obras muy específicas en la historia del arte son lo que conforman su obra.

Witkin, coloca a la creación artística en un nivel similar al de la santidad y la avecina al lugar donde se encuentra el Creador:

Si muestro la muerte, es porque incluso en esas condiciones yo reconozco este poder de la realidad que no imagino poder reproducir, ni siquiera las obras de Miguel Ángel o Leonardo. La Piedad o la Virgen de las rocas, no importa lo maravilloso que sean, son sólo reproducciones de la mente humana, mientras que la realidad de la carne, viva o muerta, es una creación de Dios. Si Witkin es un fotógrafo, es porque quiere trabajar con el poder de la realidad. Y debido a que es omnipotente, es ello sin duda lo que le permitirá acercarse más a Dios.4

Tocado o no de gracia divina, Witkin se ve a sí mismo como un apóstol de la creación; un profeta que plasma la crudeza de la finitud humana: otorgándole vida y permanencia a través de una fotografía. Sin embargo, para profundizar en su obra se requiere, de más tinta y de páginas. Esta historia continuará…

(Publicado el 28 de enero de 2014)


1. Es un procedimiento fotográfico conocido así, por la derivación del nombre de su inventor Louis Daguerre, en el año de 1839. Esta técnica permitía fijar en una placa de cobre las imágenes obtenidas con la cámara oscura.

2. Thames & Hudson (editor) Joel-Peter Witkin, en Photofile, New York, 2008.Con 64 ilustraciones e introducción de Eugenia Parry, p. 8. Traducción: “Voy a morir, imprimiendo”.

3. Ibid, p.6. Any living myth. Anyone bearing the wounds of Christ.

4. Ibid, sin página. If I show death, that’s is because even in that condition I recognize this power of reality that no imagined work can reproduce –. not even the works of Michelangelo or Leonardo. The Pieta or the Virgin of the Rocks, no matter how wonderful they are, are only reproductions of the human mind, while the reality of flesh, living or dead, is a creation of God”. If Witkin is a photographer, it is because he wants to work with that power of reality. And because it is omnipotent, it is certainly what will enable him to get closer to God.

Cuenta con la Licenciatura en Comunicación Social por la Universidad Autónoma Metropolitana plantel Xochimilco (1997), con la especialidad en el Área de Concentración en Periodismo y Fotoperiodismo. Maestría en Historia del Arte por El Colegio de Morelos (2016). En el 2008 recibe la beca FOECA-CONACULTA, en la categoría creadores e intérpretes, en la disciplina en artes plásticas. En febrero del 2014, la revista española “Hola”, dedica un reportaje sobre fotografías tomadas a la actriz ganadora del Oscar Lupita Nyong’o. Desde Agosto de 1999 hasta la fecha (2017) imparte talleres de Fotografía en las Licenciaturas de Artes Visuales, y en Arte y Diseño, así como diversos talleres en Educación Continua; dentro de la Facultad de Arte y Diseño de la UNAM, Plantel Taxco.

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